José Félix Lafaurie Rivera

Por: José Félix Lafaurie Rivera*.- ¿Qué pasaría si un colombiano del común, usted o yo, porque no está de acuerdo con el sistema o la institución policial, o porque no le gusta que un soldado patrulle cerca de su predio rural, decide agredir al policía o al militar, quitarle su arma y secuestrarlo?

Pues le caerá el peso de la ley, no solo por la gravedad del delito –secuestro, para empezar–, sino porque la agresión a la Fuerza Pública por parte de civiles “no delincuentes” es –o era, más bien–, un impensable al que ni usted ni yo nos atreveríamos; algo que, lamentablemente, está cambiando, como lo vemos en las marchas vandálicas, en las asonadas contra la policía y en las protestas indígenas, en las que parece legítimo agredir salvajemente a la autoridad.

El caso de los indígenas es grave, porque usted o yo, o el vándalo, estamos sometidos a esa autoridad, por la renuncia parcial que hacemos de nuestra libertad en favor de quienes “nos gobiernan”; pero los indígenas no sienten tal sometimiento, porque el excesivo garantismo de nuestra democracia, exacerbado en la Constitución de 1991, no solo les reconoce sus propias “autoridades”, sino también su propia justicia.

Bien sé que cuestionar la Carta del 91 y a los indígenas son pecados que pagan crucifixión mediática de la izquierda y de los “Roys” que antier eran derecha, ayer centro y hoy ¡progresistas!, pero lo asumo, porque es larga la historia de agresiones indígenas contra la autoridad y la sociedad en general.

El país recuerda la humillación a 100 soldados en el cerro Berlín en 2012, el machete al cuello de un policía en 2018, las tomas violentas de la Panamericana, la minga de 2019, que sumó muertos a la pandemia -quién lo duda- con el apoyo de los alcaldes de Cali y Bogotá; o el ataque a la propiedad privada –incendios y destrucción de cultivos– que justifican con el cuento de “la liberación de la madre tierra”, con el que se devuelven hasta 1492 en sus exigencias.

Ayer nomás, “con machete y cuchillo” fueron desarmados y secuestrados nueve militares por un grupo de indígenas, que además los golpearon con sus “pacíficos bastones”. ¿Qué les pasa? Nada. Tienen su propia justicia. Y ¡Ay de que les pase!, porque caerán encima la izquierda, el centro, la ONU, la CIDH y hasta Vivanco de HRW.

Curiosa doble moral: acusan al Gobierno de no protegerlos, pero agreden a quienes van a protegerlos. Se esconden en su justicia de “latigazos”, pero cuando funciona por excepción, corren a entutelar en la ordinaria. Acabo de leer que la Corte Constitucional anuló la condena por feminicidio impuesta por la justicia indígena a dos embera katío. Al fin qué. ¿Hasta cuándo los indígenas seguirán siendo colombianos diferentes, sujetos de muchos derechos y muy pocos deberes?

Notas Bene:

  1. Cepeda: mal perdedor. Si todos demandamos penalmente al juez que no nos da la razón, la justicia andaría peor de lo que está.
  2. Claudia tolera protestas callejeras violentas, la procesión de la minga con rumba incluida y la francachela futbolera de diciembre, pero no gusta de las procesiones religiosas, solemnes, ordenadas y silenciosas.
  3. La ONU repite. Instigada por la izquierda y los indígenas, arremete contra la aspersión aérea, pero calla frente al narcotráfico.
  4. ¿Habrá que preguntarles a los narcoterroristas si tienen menores reclutados, antes de hacer uso de la fuerza legítima del Estado?...

y como no hay quinta mala: Solidaridad con Claudia Gurisatti, Vicky Dávila y el presidente Duque, amenazados de muerte por el bandido que defiende el mal perdedor de mi primera nota.

Bogotá, D. C, 14 de marzo de 2021

*Presidente de FEDEGAN

@jflafaurie

Write comment (0 Comments)
Paloma Valencia

Por: Paloma Valencia*.- Algunos han propuesto prorrogar el periodo de los mandatarios de elección popular; empezando por quienes están elegidos actualmente. La propuesta no solo es inconstitucional, pues rompe la voluntad de los ciudadanos que eligieron esos mandatarios por un periodo determinado, sino que es inconveniente. En la democracia son tan importantes las decisiones de la mayoría como la posibilidad de alternancia del poder. Esto es, debe existir la posibilidad de competir el poder contra ideas diferentes y opuestas, y también deben ser claros los plazos en que dicha transición puede darse. Es claro que cambiar los periodos de los mandatarios sólo sería posible si se hiciera para aquellos que serán elegidos en el futuro. 

Por otra parte, la propuesta de unificar las elecciones de autoridades locales con las de congresistas y presidente tampoco parece una buena idea. Es importante para la democracia la posibilidad de imponer cambios políticos cuando el primer mandatario no ha realizado una gestión que acepte la ciudadanía o cuando por el contrario lo ha hecho de manera sobresaliente. Sería lógico que al menos la mitad del congreso se eligiera en la mitad del periodo presidencial, de manera que el mandatario fuera premiado con mayor respaldo o castigado con mayor oposición. Si bien esto no ocurre propiamente con las elecciones locales colombianas -altamente influidas por las maquinarias regionales- este periodo discordante beneficia a los mandatarios locales. Quienes pueden tener relaciones con dos gobiernos distintos y no tener que someterse a uno sólo del que podrían ser contrarios. Precisamente porque Colombia ha logrado que las elecciones presidenciales estén marcadas por los movimientos de opinión no conviene unirlas a otras donde las maquinarias podrían tener incidencia. Podríamos en vez de mejorar las unas, afectar la elección del primer mandatario de los colombianos. 

Por otro lado, quiero resaltar la indignación de muchos colombianos por la utilización de los niños en la guerra. El reclutamiento de menores es abominable. Les roba a los padres sus hijos y a sus hijos la infancia. Colombia no puede seguir tolerando el reclutamiento de menores. Y digo tolerando por el hecho de que se haya aceptado que es un delito conexo al delito político. Me duele que hoy Colombia tenga reclutadores de menores como congresistas. 

No me queda clara la indignación de quienes han guardado cómplice silencio frente al reclutamiento de miles de niños en nuestro país. Al delito de reclutamiento de menores hay que sumarle que muchos de ellos fueron convertidos en esclavos sexuales y forzaron miles de niñas a abortar. Esos delitos llevan el reclutamiento a límites de lo inhumano. Pero no ha merecido siquiera un proceso independiente en la JEP. Ojalá esta ola sirva para que ese proceso de reclutamiento avance y sobre todo se abra uno nuevo sobre toda la violencia sexual. 

Finalmente, una reflexión sobre los que apuntan a que la legalización de la marihuana en México es un gran ejemplo a seguir para Colombia. Nos presentan la decisión como una fórmula para combatir los carteles, sin embargo, la marihuana es menos de la mitad de los ingresos de los mafiosos mexicanos. La cocaína es el mayor proveedor de recursos. Tampoco es cierto que la legalización espante la criminalidad, basta observar lo que sucede con la minería, que en Colombia, siendo legal tiene reductos no solo en la ilegalidad, sino en la criminalidad. 

Puede que el cannabis medicinal sea un buen negocio. Seguramente puede serlo. Lo que no se puede es presentarlo como una solución a los negocios ilegales que alimentan la violencia, porque no lo es.

Bogotá, D. C, 13 de marzo de 2021

*Senadora del Centro Democrático

Write comment (0 Comments)
Lorena Rubiano Fajardo

Por Lorena Rubiano*.- Protegedme de la sabiduría que no llora, de la filosofía que no ríe y de la grandeza que no se inclina ante los niños. Khalil Gibran.

Un Estado, un gobierno, unas autoridades que se vanaglorian por dar de baja a niños, que en la realidad son víctimas de la misma violencia y de la falta de la autoridad estatal en sus regiones, no es un Estado viable.

Es indudable que la responsabilidad de lo sucedido con los menores en este bombardeo, recae sobre los bandidos y terroristas que secuestran a los niños, para obligarlos a tomar las armas y delinquir, o convertirlos en guerrilleros; ellos son los que tienen que responder por este  criminal acto, de separar a  los menores de sus padres y familia, para llevarlos a una guerra que no es de ellos.

Esos niños tienen derecho a disfrutar la vida, a ser útiles a la sociedad, a estudiar y progresar.

Y son víctimas porque el Estado es el responsable de su secuestro por la falta de su presencia y autoridad en muchas regiones del país. No coparon las regiones en las cuales ejercían control las exFarc y por eso estamos viviendo desplazamientos, asesinatos de líderes y el reclutamiento forzoso de menores de edad.

Es una realidad que con esta última matanza, independientemente de cuantos menores cayeron en el bombardeo, lo crítico es la actitud negligente de las autoridades las cuales están obligadas por normas constitucionales y legales y por el derecho internacional humanitario de rescatar a los menores antes de bombardear.

De manera que es desafortunado lo dicho por el señor Diego Molano, actual Ministro de la Defensa, al afirmar que los niños eran máquinas de guerra.

El operativo se realizó el 2 de marzo en Calamar, departamento del Guaviare,  un pueblo ubicado en la zona amazónica de Colombia. El objetivo del Ejército colombiano era dar de baja al disidente alias Gentil Duarte, comandante de una de las disidencias de las exFarc.

Pero a la luz del Derecho Internacional Humanitario no es justificable el bombardeo a sabiendas de que había menores de edad, llevados allí contra su voluntad.

Por ello, los menores deben ser reconocidos como víctimas justamente porque el reclutamiento forzado es un crimen. Por eso la opinión pública nacional en internacional consideran desafortunadas e irresponsables las expresiones del ministro de Defensa y más aún cuando viene de ser el director del Bienestar Familiar, entidad encargada de atender y proteger a los menores de edad.

Si el Gobierno sabía a través de información de inteligencia que ubicó el campamento, que ahí podía haber niños, lo correcto a la luz del Derecho Internacional Humanitario era que, por el principio de precaución, no debería haber bombardeado.

El Estado colombiano tiene la obligación de ser garante de los derechos constitucionales y el hecho de considerar a un menor como máquina de guerra se aparta de todo el deber legal y constitucional en materia de derechos humanos. Debería crearse una comisión interinstitucional para aclarar lo sucedido.

La paz siempre será el camino.

Bogotá, D. C, 12 de marzo de 2021

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Write comment (0 Comments)
Gabriel Ortiz

Por Gabriel Ortiz*.- A lo largo de mi vida nunca había visto tantos atropellos contra la niñez: la miseria, la ilegalidad, el maltrato, la falta de educación, la esclavitud, el sicariato, la mendicidad y demás penurias. Nunca se había pregonado oprobio semejante como el que lanzó el ministro de Defensa, para justificar un despropósito del ejército, que se ha denunciado y que se está investigando en torno a un reciente bombardeo en el Guaviare.

“Estaban en el campamento de Gentil Duarte y eran “máquinas de guerra”, dijo, más o menos el ministro Molano, para justificar el bombardeo, que cobró la vida de varios niños. La Convención de Ginebra y el Derecho Internacional Humanitario, son muy claros, sobre el tratamiento que debe darse a la niñez en un país en guerra, como Colombia.

La inteligencia militar, debe comprobar que en los campos de batalla y en los campamentos subversivos, no haya niños, antes de proceder al ataque.

Es entendible que un ministro de Defensa, deba expresar total solidaridad a sus tropas, si está seguro de la evidencia de los hechos, antes de aventurarse a acusar a todo un país, de adelantar campañas para difamar y deshonrar “a nuestro ejército”.  

Se apresuró, como lo hizo su antecesor Botero, a inculpar, sin antes constatar. No es afortunada, lógica, sensata, una actuación febril de quien tiene las armas de la patria en sus manos.

Como suele suceder, el “trompo de poner”, han sido los niños; a los que nadie defiende y son las víctimas desde las épocas de Herodes, hasta nuestros días.

El Estado no los preserva, la sociedad apenas los soporta, las élites no los tienen en cuenta, muchos progenitores los detestan, los educadores los utilizan, los narcos, los terratenientes y ganaderos los manejan, explotan y corrompen.

El desplazamiento, el desempleo, la miseria, el hambre, la inseguridad y las amenazas, han convertido a nuestros campesinos y sus niños en los judíos errantes de la Colombia profunda y cercana. El gobierno no mueve un dedo para hacer, que su famosa paz “con legalidad”, permita la restitución de tierras, porque los raptores de ellas se encasillan en puestos burocráticos y camarillas políticas para impedir esa acción justiciera.

Si hubiera ese retorno, Colombia se convertiría en la gran despensa del mundo en esta crisis, al tiempo que mitigaría la indigencia y penuria de nuestros campesinos y garantizaría el tránsito de los niños hacia un nuevo país con próspero futuro, educación de calidad, buenas costumbres, alegría y mentes sanas, que los alejarían de esa execrable guerra que el mismo Estado impide que termine.

Así entraríamos por la promisoria senda, que nos permita limar asperezas, honrar la palabra, entronizar el sincero perdón en la Colombia que queremos, y de paso, acabar con las “máquinas de guerra”.

BLANCO: Sabia propuesta de la alcaldesa: no reforma tributaria, como proponen Uribe y Carrasquilla, sino un préstamo del emisor con el mayor contenido social que se conozca.

NEGRO: La supuesta prolongación del mandato Duque.

Bogotá, D. C, 11 de marzo de 2021

Periodista. Exdirector del Noticiero Nacional, Telematinal y de Notisuper.

Write comment (0 Comments)
José G Hernández

Por José G. Hernández*.- Aunque es evidente que no solo por causa de la pandemia sino por muchos otros factores -algunos nuevos, otros estructurales-, Colombia afronta hoy una situación económica y social muy grave que reclama soluciones concretas -muchas de ellas urgentes- y propuestas serias con el objeto de superar enormes dificultades, nuestros políticos y algunos medios están empeñados en plantear desde ya el tema de las candidaturas presidenciales para 2022.

Todo gira alrededor de nombres y figuras, no tanto para escoger a los mejores candidatos sino con el propósito perverso y desleal de bloquear candidaturas o de impedir toda posibilidad electoral a personas que han demostrado aceptación popular. Con tales finalidades, se arman, se desarman y se vuelven a armar coaliciones, grupos y alianzas sostenidas por elementos superficiales -como la supuesta imagen-, adicionados por artificiales posiciones (como la “tibieza” o el “extremo centro”), pero sin consideración ni preocupación alguna por el fondo de las ideas, las propuestas y los programas que en todos los frentes necesita el país real.

El Gobierno, por su parte, también más preocupado por su propia imagen y por la comparación entre cifras, sondeos y estadísticas que por la gravedad de asuntos tales como las masacres y los crímenes de todos los días, prefiere la propaganda, incomprensibles gritos ante las tropas, la “v” de una victoria inexistente y las reiteradas y siempre incumplidas promesas según las cuales “el que la hace la paga”, pese a la endémica impunidad vigente. Esos asuntos, al parecer, no tienen importancia, ni para los actuales funcionarios, ni para los órganos de control, ni para los aspirantes políticos.

Tampoco preocupa al Estado, ni a los partidos políticos, gremios y los posibles candidatos la muy extendida y creciente desigualdad. Ni la existencia de regiones y localidades completamente abandonadas, en donde falta la salud y la educación, y en donde la población sufre, además de la pobreza, el hambre, el desempleo y el coronavirus, por la amenaza y el dominio de organizaciones criminales, narcotraficantes y terroristas que se han adueñado del territorio y que -ante la incapacidad de las autoridades y cuando quieren- matan, persiguen y desplazan a los habitantes, como lo hemos visto en días recientes. Colombianos olvidados por los demás colombianos. 

¿Y qué decir de los enormes daños que nos está dejando -porque no se ha ido- la pandemia? Una gran crisis económica, miles de nuevos desempleados, trabajadores informales sin ningún ingreso, familias completamente desprotegidas, niños carentes de medios técnicos para la educación virtual y sin una mínima bioseguridad para la presencial; miles de empresas medianas y pequeñas en quiebra, sin el menor apoyo de un sector financiero cada vez más rico.

Eso sí, alzas desmesuradas en servicios públicos, impuesto predial, peajes, combustibles, alimentos. Y el Gobierno proyectando una reforma tributaria regresiva e inequitativa que extenderá el IVA a los productos de la canasta familiar.  

Hace falta, entonces -y esto no es demagogia sino realismo-, volver a pensar en la Colombia de verdad, que no es la misma que se expresa en las redes sociales. Es la Colombia que sufre y llora, sin consuelo. La Colombia real.

Bogotá, D. C, 10 de marzo de 2021

*Expresidente de la Corte Constitucional

Write comment (0 Comments)
Víctor G Ricardo

Por Víctor G Ricardo*.-Vale la pena hacer un breve análisis sobre la situación política, económica y social en España, para que nos sirva también de reflexión de lo que acontece en países amigos, como lo es España, donde la situación sigue completamente dominada por el tema de la pandemia.

España, al igual que Europa, sigue sumida en numerosas restricciones. A medida que se acerca la Semana Santa y mejora el tiempo, cada vez menos frío y más vida en las calles, crecen los deseos de viajar, visitar a familiares a los que no se han visto en tantos meses. Cada día que pasa, la situación económica está más comprometida, especialmente en el sector del ocio y servicios (restaurantes, cafeterías, hoteles, entretenimiento, entre otros). En España, un país en el que el paro cada vez mejoraba, ya se han hundido más de 600.000 empleos, a pesar de los mecanismos de protección establecidos (ERTEs), desde el inicio de la pandemia y más de 200.000 empresas han cerrado (1 de cada 6).

La vacunación, por su parte, va mucho más lento de lo planeado y esperado por los ciudadanos españoles. Sin embargo, el sentimiento general es que ya queda cada vez menos en el deseado retorno a la normalidad. Una de las medidas que se están barajando para acelerar el retorno a esa normalidad tiene que ver con la movilidad de viajeros. En la Unión Europea está restringida la entrada a viajeros provenientes de otros países del mundo, salvo en determinadas excepciones (residencia legal en el país, visado de larga duración, diplomáticos, entre otros). En Estados Unidos, por ejemplo, varios estados han implementado medidas similares de pasajeros procedentes del exterior. Estas políticas que no restringen del todo pero buscan mecanismos que razonablemente puedan controlar la pandemia se ven cada vez más. La Unión Europea está estudiando la puesta en marcha del pasaporte de vacunación para facilitar los viajes dentro de la UE a quienes ya hayan recibido la vacuna.

Hoy en día, hay mucha preocupación en el sector turístico ante la llegada de la temporada de verano europea. El pasaporte sanitario, supondría entonces un alivio al sector, tan golpeado por la pandemia. Aerolíneas, hoteles, restaurantes y toda la economía que está ligada al turismo, están presionando para que se apruebe, y lograr así mejorar su situación económica. No obstante, existen dudas sobre si esta medida es apropiada y si ofrecería algún beneficio, pues para que su aplicación sea útil habría antes que confirmar, cuánto dura una vacuna, si un vacunado puede ser transmisor del virus y cómo reaccionan los vacunados ante las nuevas variantes del mismo.

Algunos países como Francia cuestionan que se discrimine a los ciudadanos en función de que estén o no vacunados. En Francia la mitad de la población tiene dudas sobre si vacunarse o no. Creen que atenta además contra el principio de libertad de movimientos de la UE. Además, un 75% de las vacunas se han administrado en apenas 10 países.

En EEUU aún no se ha decidido si el estar o no vacunado puede condicionar las actuales restricciones de viaje, ni se habla por el momento de un pasaporte sanitario.
En China sí se está trabajando en un certificado que permita a las personas vacunadas viajar.
Será importante unificar criterios entre los distintos países para que los vacunados de todo el mundo puedan beneficiarse de una mayor movilidad, incluidos los de América Latina. La OMS por el momento no se ha pronunciado a favor del pasaporte sanitario pero se espera que aborde esta cuestión de manera inmediata y en especial de cara a la campaña de verano.
Amanecerá y veremos.

Bogotá, D. C, 9 de marzo de 2021

*Excomisionado de Paz

Write comment (0 Comments)
Guillermo García Realpe

Por: Guillermo García Realpe*.- A menos de año y medio de que haya relevo de gobierno, es hora de empezar a analizar el mapa político y de sintonizar las realidades del país con los grandes anhelos ciudadanos, el de los cambios y transformaciones sociales tan ausentes en los últimos períodos presidenciales. 

Es por eso, que quien aspire a llegar a la Casa de Nariño, el 7 de agosto del próximo año, debe tener claro la realidad nacional, sus potencialidades, sus oportunidades, pero también sus grandes problemáticas, es decir, son muchos los desafíos en todos los frentes que hay que resolver. 

Necesitamos que el próximo presidente, además de ser un líder natural, tenga el país en la cabeza, que escuche el clamor nacional, que resuelva problemas, que impulse las grandes reformas que hoy requiere con urgencia Colombia, que este al servicio de los más vulnerables y no del lado de los más poderosos. Los ciudadanos reclaman un cambio en la forma como se gobierna al país y es momento de hacerlo. 

Ante este escenario, las fuerzas políticas tienen esa gran responsabilidad de escoger a sus mejores hombres y mujeres para que lleven esa vocería, para que le planteen a Colombia un nuevo escenario, donde recuperemos la esperanza y el rumbo perdido en este gobierno. 

En el caso del liberalismo, como es de conocimiento público, han surgido fricciones, divisiones y diferencias internas que desdibujan los verdaderos postulados e ideales de nuestro partido. Es momento de empezar a subsanar los errores del pasado y apostarle a la reunificación liberal y convertirnos de nuevo en alternativa de poder. 

Para lograr esto, es necesario que el partido dé un gran salto, que se sintonice con lo que clama el país, que se restaure como un partido progresista y no de derecha, que se tiendan también lazos de diálogo, hay que buscar alianzas con partidos que tengan la misma proyección política, de principios y valores. 

Por eso, el liberalismo ha planteado a Cesar Gaviria, a Humberto De La Calle, a Juan Fernando Cristo, a Alejandro Gaviria, a Juan Manuel Galán y a Luis Fernando Velasco que se tomen un café por el bien de Colombia y no cometer los errores del 2018. Que no se impongan los cálculos políticos a lo que requiere el país que es la recuperación del aparato productivo y el empleo nacional, la vida, la democracia, la paz y una lucha frontal contra la pobreza, la marginalidad, la desigualdad y la corrupción. 

La reunión entre el expresidente Gaviria y la familia Galán, es un buen augurio y un buen mensaje para el país político, ese tipo de escenarios los necesitamos más, el diálogo siempre será la salida a los problemas, es necesaria la reunificación del partido. 

Necesitamos un partido vigoroso, unido, que escuche a nuestras bases liberales, que sea alternativa de poder, que logremos alianzas importantes con otros partidos políticos, no de derecha, sino aquellos que estén conectados con resolver los grandes problemas nacionales. 

La presidencia de la República necesita de un colombiano ejemplar, que represente verdaderamente los intereses de los más desamparados, de los compatriotas que habitan la Colombia profunda, que combata las mafias, la corrupción, el narcotráfico, pero que también impulse las grandes reformas sociales que requiere el país. 

Todo esto también depende, en buena medida, de una ciudadanía educada electoralmente, de personas con criterio para que no se dejen deslumbrar por cánticos de sirenas de la derecha o por el que diga el señor del Ubérrimo, o el candidato de los conglomerados económicos, le llegó el momento al país de dar un giro de 180 grados y enderezar el rumbo.

Es tiempo de cambiar, tenemos todo para ser un país próspero y más equitativo, pero para lograr eso, necesitamos saber votar, elegir al mejor está en nuestras manos, así que vamos entre todos por ese nuevo país, el de las oportunidades, el de la paz, el de la justicia social, el del empleo y la productividad, el que garantice el respeto a la vida, el de la honestidad. ¡colombianos, el tiempo del cambio se aproxima! 

Bogotá, D. C, 9 de marzo de 2021

*Senador Partido Liberal

@GGarciaRealpe

Write comment (0 Comments)
Mons. Fernando Chica Arellano

Por Mons. Fernando Chica Arellano*.- Aprovechando la ocasión que nos brinda el Día Internacional de la Mujer, vamos a acercarnos en estas páginas a algunas reflexiones que, al respecto, realiza la encíclica Fratelli Tutti. Se inscribe así en la consistente aportación de la Iglesia, que siempre ha afirmado, en su doctrina, la dignidad inviolable de la mujer y siempre ha apostado, en su práctica, por la promoción de las mujeres.

Efectivamente, el Papa Francisco recuerda que “así como es inaceptable que alguien tenga menos derechos por ser mujer, es igualmente inaceptable que el lugar de nacimiento o de residencia ya de por sí determine menores posibilidades de vida digna y de desarrollo” (FT 121). Por eso, “si toda persona tiene una dignidad inalienable, si todo ser humano es mi hermano o mi hermana, y si en realidad el mundo es de todos, no importa si alguien ha nacido aquí o si vive fuera de los límites del propio país” (FT 125). El análisis de la realidad nos muestra que “la organización de las sociedades en todo el mundo todavía está lejos de reflejar con claridad que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad e idénticos derechos que los varones. Se afirma algo con las palabras, pero las decisiones y la realidad gritan otro mensaje. Es un hecho que doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia, porque frecuentemente se encuentran con menores posibilidades de defender sus derechos” (FT 23).

En ese sentido, destaca de manera particular la situación de las mujeres rurales, que tantísimo sufrimiento acumulan en sus quehaceres, y que, al mismo tiempo, tantísima energía, esfuerzo, creatividad y audacia encarnan en sus vidas. Logran, de esta manera, abatir el pesimismo, hacer germinar por doquier la fraternidad y abrir horizontes de novedad en nuestros pueblos. Sobre sus hombros de jóvenes, madres, esposas, viudas o abuelas, alentadas por el entusiasmo o revestidas de sabiduría y experiencia, consiguen derrotar el egoísmo, no arredrarse ante las contrariedades y sostener a quienes vacilan, beneficiando de ese modo a sus comunidades, sacando adelante a sus familias e infundiendo en las nuevas generaciones la esperanza en un futuro mejor.

Junto a ellas camina y a ellas sirve la Iglesia, la mayoría de las veces de una manera tan silenciosa como eficiente. Como señala la encíclica, “la afirmación de que todos los seres humanos somos hermanos y hermanas, si no es solo una abstracción, sino que toma carne y se vuelve concreta, nos plantea una serie de retos que nos descolocan, nos obligan a asumir nuevas perspectivas y a desarrollar nuevas reacciones” (FT 128). Porque, lamentablemente, “mientras muchas veces nos enfrascamos en discusiones semánticas o ideológicas, permitimos que todavía hoy haya hermanas y hermanos que mueran de hambre o de sed, sin un techo o sin acceso al cuidado de su salud” (FT 189).

Para evitar la abstracción necesitamos acercarnos a las personas concretas, con sus historias y sus sufrimientos. “Preguntemos a las víctimas. Prestemos atención […] a las mujeres que perdieron sus hijos, a los niños mutilados o privados de su infancia. Prestemos atención a la verdad de esas víctimas de la violencia, miremos la realidad desde sus ojos y escuchemos sus relatos con el corazón abierto” (FT 261). Esta actitud nos abrirá a la verdad, de la mano de la justicia y la misericordia. “Verdad es contar a las familias desgarradas por el dolor lo que ha ocurrido con sus parientes desaparecidos. Verdad es confesar qué pasó con los menores de edad reclutados por los actores violentos. Verdad es reconocer el dolor de las mujeres víctimas de violencia y de abusos” (FT 227).

En esa verdad encontramos no solo sufrimiento y desgarro, sino también espíritu de superación y un creativo anhelo por la vida, que en numerosas ocasiones y de mil formas diversas logran plasmar tantas mujeres en el mundo, y muy especialmente las que se encuentran en contextos de pobreza y marginación. Muchas de ellas simbolizan la actitud y las acciones del Buen Samaritano; en medio del dolor y de la herida “la parábola nos muestra con qué iniciativas se puede rehacer una comunidad a partir de hombres y mujeres que hacen propia la fragilidad de los demás, que no dejan que se erija una sociedad de exclusión, sino que se hacen prójimos y levantan y rehabilitan al caído, para que el bien sea común” (FT 128). Así pues, “cuidemos la fragilidad de cada hombre, de cada mujer, de cada niño y de cada anciano, con esa actitud solidaria y atenta, la actitud de proximidad del buen samaritano” (FT 79).

Por ello los cristianos necesitamos volver una y otra vez a “la música del Evangelio” y permitir que suene “en nuestras casas, en nuestras plazas, en los trabajos, en la política y en la economía”. De lo contrario, “habremos apagado la melodía que nos desafiaba a luchar por la dignidad de todo hombre y mujer” (FT 277). Esta música del Evangelio renueva “la convicción de que cada mujer, cada hombre y cada generación encierran en sí mismos una promesa que puede liberar nuevas energías relacionales, intelectuales, culturales y espirituales” (FT 196). Al comienzo de su encíclica, el Papa recuerda que la expresión “Fratelli Tutti” fue empleada por San Francisco de Asís “para dirigirse a todos los hermanos y las hermanas, y proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio” (FT 1).

Con esa música y ese sabor a Evangelio la verdadera caridad cristiana se expresa “en el encuentro persona a persona” y, a la vez, “es capaz de llegar a una hermana o a un hermano lejano e incluso ignorado, a través de los diversos recursos que las instituciones de una sociedad organizada, libre y creativa son capaces de generar” (FT 165). “Reconocer a cada ser humano como un hermano o una hermana y buscar una amistad social que integre a todos no son meras utopías. Exigen la decisión y la capacidad para encontrar los caminos eficaces que las hagan realmente posibles. Cualquier empeño en esta línea se convierte en un ejercicio supremo de la caridad” (FT 180). También en esto son modélicas muchas mujeres empobrecidas, que saben combinar la ternura y la política, la cercanía y la firmeza, con una imaginación y tenacidad admirables. “Es el amor que se hace cercano y concreto. Es un movimiento que procede del corazón y llega a los ojos, a los oídos, a las manos. […] La ternura es el camino que han recorrido los hombres y las mujeres más valientes y fuertes” (FT 194).

Que el Señor nos conceda avanzar en esta dirección. Y que la Virgen María, Mujer fuerte y Consuelo de los afligidos, interceda por nosotros.

Bogotá, D. C, 8 de marzo de 2021

*Observador Permanente de la Santa Sede ante la FAO, El FIDA y el PMA

Write comment (0 Comments)
Mauricio Cabrera Galvis

Por Mauricio Cabrera Galvis*.-Enero siempre ha sido un mes difícil para el empleo. Después de las fiestas decembrinas que generan mucho empleo temporal por los viajes, celebraciones y la explosión de las compras navideñas, viene la resaca de la cuesta de enero, donde mucha gente se da cuenta que gastó más de lo que tenía y se aprieta el cinturón. Los negocios vuelven a su ritmo normal y se despiden miles de trabajadores temporales.

Este comportamiento estacional se refleja en las cifras del DANE que cada enero muestran un aumento de la tasa desempleo frente al mes anterior (en promedio 2,7 puntos porcentuales en la última década).

Este enero se agrandó la diferencia, y el desempleo aumentó casi 4 puntos respecto a diciembre de 2020, llegando a un asustador 17,3%, el segundo peor registro para este mes en lo que va corrido del siglo. La situación es peor en las 13 ciudades más grandes del país, en las que el desempleo llegó al 19,5%.

Los porcentajes son números fríos que esconden la tragedia de 1.57 millones de personas que empezaron mal el año nuevo perdiendo su empleo y sus ingresos. De estas 938.000 fueron mujeres y 39.000 hombres, es decir que 6 de cada 10 nuevos desempleados fueron mujeres. Por eso la tasa de desempleo femenino es de 22.7% mientras que la de los hombres es mucho menor, 13.4%.

Varios analistas culpan de esta caída del empleo a la nueva cuarentena y los cierres de actividades económicas que se decretaron en enero para controlar el gran aumento de contagios y muertes por Covid producido por los excesos de diciembre. No es del todo cierto. La actividad económica en la que más se perdieron empleos, comparando con enero del año anterior, fue la Industria manufacturera, con más de 400.000. Es claro que la industria no fue afectada por los toques de queda ni por la ley seca. Por el contrario, aunque se esperaría que el Comercio sufriera más por las restricciones, fue uno de los pocos sectores que registró un aumento de personas ocupadas, 44.000.

La hipótesis alternativa, por lo menos para la Industria, es la falta de demanda, pues en el 2020 sus ventas cayeron 8%. En sectores como restaurantes, hoteles o entretenimiento es una mezcla de las restricciones y de las menores ventas por el autocuidado de la gente o su falta de dinero para consumir. Mientras la gente no recupere sus ingresos y no se reanime la demanda la reactivación será lenta.

* Adenda: 6.402 jóvenes colombianos ya no están buscando empleo. Cuando lo estaban buscando les ofrecieron ir a coger café y otros posibles trabajos. Partieron ilusionados en conseguir algún ingreso para sus familias y fueron vilmente asesinados para mostrar resultados y cobrar unas recompensas. Su sangre clama justicia y saber quién dio la orden.

Bogotá, D. C, 8 de marzo de 2021

*Filósofo y Economista. Consultor

Write comment (0 Comments)
Amlkar D Acosta M

Por Amylkar D. Acosta M*.- Con ocasión de la celebración del Día de la mujer, el 8 de marzo, me permito compartir estas disquisiciones en torno a la vulnerabilidad y a la vulneración de la mujer en Colombia. Hace un año, el 6 de marzo se reportó el primer caso de contagio en Colombia con el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 portador de la COVID -19, declarada como pandemia por parte de la OMS cinco días después. Desde entonces todos los países y Colombia no es la excepción tomaron medidas para contrarrestarla; pero, pese a ello, dicha pandemia alcanzó a cobrar más de dos millones de víctimas fatales antes de poder desarrollar las vacunas contra la misma por parte de la industria farmacéutica.

Los estragos en la salud, en la economía y en los indicadores sociales no se hicieron esperar, siendo mayores en Latinoamérica que en el resto del mundo. Sus repercusiones han sido catastróficas, afectando mayormente a los más vulnerables tanto por estratos sociales como por género. Las cifras son elocuentes y muestran palmariamente que la mujer en Colombia ha llevado la peor parte de los devastadores efectos no deseados, pero no por ello menos impactantes, de las medidas de bioseguridad tomadas por parte del Gobierno.

Cabe advertir que la vulnerabilidad del sexo femenino en Colombia no se le puede atribuir a la pandemia, tal condición era preexistente a la misma, de modo que en el 2020 sólo se dio su empeoramiento y lo que es peor se profundizaron las enormes brechas de genero que aún subsisten en Colombia. Y ello, no obstante que la Constituyente de 1991 consagró en la nueva Constitución Política en su artículo 43 la igualdad de género.

Desde luego se han registrado avances legislativos que han desarrollado tal precepto constitucional, destacándose entre ellos la expedición de la Ley 581 de 2000, más conocida como la Ley de cuotas, la misma que tiene en aprietos al Presidente Duque para su cabal cumplimiento. Pese a ello, el desempleo y la pobreza siguen teniendo rostro de mujer: la brecha de la tasa de participación de la mujer con respecto a la del hombre es de 20.8 puntos porcentuales. El desempleo femenino en el 2019, antes de la pandemia, se situó en el 13.6%, más de 3 puntos porcentuales con respecto al promedio nacional y 5.6 puntos porcentuales por encima de los hombres. En el año 2020 esta brecha se amplió y esta vez fue de 6.1 puntos porcentuales.

El contraste no puede ser mayor, según el DANE, mientras el género masculino trabaja 12:39 horas diarias, de las cuales 9:14 horas son remuneradas,  las féminas trabajan 14:49 diariamente, de las cuales sólo 7:35 horas son remuneradas. Es decir, que la mujer dedica la mitad de su tiempo laborado, generalmente en condiciones precarias, a actividades no remuneradas. Llama poderosamente la atención que el tiempo dedicado a actividades no remuneradas por parte de la mujer no varía con el nivel de estudios.

Es de anotar que, a consecuencia de las cuarentenas, de las restricciones a la movilidad y sobre todo debido a la virtualidad de la educación básica y primaria, muchas madres, sobre todo aquellas que son cabeza de familia, han tenido que renunciar a sus empleos o a ganarse la vida en la informalidad o rebusque para poder atender y asistir a sus hijos. Esta es otra razón por la cual su tasa de participación en el mercado laboral se reduce sensiblemente, muchas de ellas entran a engrosar el número de los que la estadística del DANE cataloga como “inactivos”, que no es otra cosa que desempleo disfrazado, los cuales en la práctica se vienen a sumar a los desempleados, así no se refleje en la cifra oficial de la tasa de desempleo.

Y, a propósito de la economía del cuidado, bueno es advertir que el 78% de la misma recae sobre los hombros de las mujeres y como ya quedó dicho un altísimo porcentaje de la labor que demanda es no remunerado. A este respecto, bueno es recordar que el 11 de noviembre de 2010 fue sancionada la Ley 1413 de economía del cuidado, la cual fue impulsada por la ex ministra de Estado Cecilia López y la Senadora Gloria Inés Ramírez. No obstante que en ella se establece que la economía del cuidado, la cual según la ex ministra aporta al PIB entre el 18% y el 20%, mucho más que la industria y la agricultura que a duras penas participan con el 11% y el 6.3%, respectivamente, “el espíritu de la Ley no se ha cumplido, no se le da el valor que tiene la economía del cuidado”. Con razón decía el caudillo Jorge Eliécer Gaitán que “el pueblo no demanda la igualdad retórica ante la Ley, sino la igualdad real ante la vida”.

Lo propio ocurre con la femenización de la pobreza, la cual en tratándose de las zonas rurales del país es más acentuada la discriminación en contra de la mujer. Según el Índice de femeninidad en hogares pobres de la CEPAL, en Colombia por cada 100 hombres que viven en hogares pobres 116.9 mujeres están en una situación similar. Y para rematar, la mujer se ve afectada además por la brecha salarial adversa que bordea en promedio el 16.1% y en las zonas rurales alcanza el 45% (¡!), lo cual incide en su pobreza y empobrecimiento.

Como es bien sabido, a consecuencia de la crisis pandémica, según la misma CEPAL, la pobreza en América Latina alcanzó en 2020 sus niveles más altos en 12 años. En el caso particular de Colombia, según la proyección de FEDESARROLLO, la pobreza que ya había subido desde el 34.7% en 2018 al 35.7% en 2019, se elevaría en 2020 a un nivel que oscilaría entre el 47% y el 49%, desde luego este porcentaje será mucho mayor para las mujeres, ampliándose aún más la brecha.

Barranquilla, marzo 6 de 2021

*Expresidente del Congreso y Exministro de Minas y Energía

www.amylkaracosta.net

Write comment (0 Comments)