Víctor G. Ricardo

Por Víctor G. Ricardo*.- Cuando se publique este artículo, seguramente ya muchos habremos cumplido dos y tres semanas en cuarentena y, aun así, desafortunadamente el número de contagiados por el Covid-19 superará los 1.000. Para responder a esta cifra en caso de que se continúe incrementando de esta manera, el Estado y las EPS están adecuando lugares e implementando a gran velocidad camas hospitalarias de emergencia para atender a los enfermos y perder el mínimo número de vidas posible. Incluso reconocidas empresas privadas, como lo es Corferias, están aportando a la causa, facilitando algunos pabellones del recinto ferial, para que operen como centro hospitalario, si la situación se agrava, como muchos predicen que sucederá.

El Gobierno del Presidente Duque en coordinación con los Gobernadores y Alcaldes está trabajando día y noche para poder brindar ayuda y apoyar tanto a las familias más pobres como a los trabajadores informales, que posiblemente son quienes más sufren económicamente las circunstancias actuales.

Uno de los temas más urgentes es conseguir las pruebas de diagnóstico necesarias y suficientes para identificar a las personas que están infectadas, ya que hay personas a las cuales no se les ha podido hacer el examen del coronavirus por falta de los reactivos necesarios, sin poder identificar si han contagiado más personas del censo que se lleva. También es de alta urgencia contar con los respiradores que permitan atender a los pacientes. Se que se están haciendo los esfuerzos para lograr obtener estos elementos lo más rápido posible, pero ojalá lleguen al país en el tiempo adecuado para poder afrontar esta situación.

Por su parte, las pequeñas y medianas empresas ya tienen problemas incluso para pagar sus nóminas. El Presidente de la República ha anunciado mecanismos de financiación, como también los ha anunciado para los créditos blandos, mayores plazos, con tiempos muertos de intereses que permitan sobrevivir a los empresarios. Sin embargo, ya hay empresarios acudiendo a entidades bancarias en búsqueda de un apoyo y han recibido respuestas que no concuerdan con la política de Gobierno. Por el contrario, la respuesta no refleja disposición de refinanciar en iguales o mejores tasas, sino que como las condiciones financieras de las empresas han cambiado y ahora tienen mayores riesgos, las tasas de intereses les son incrementadas. Cuidado señores miembros del sector financiero, porque lo que les puede ocurrir es que se les acabe su negocio al enterrar financieramente a todos sus clientes.

Por último, es claro que de aquí al 13 de Abril no veremos el fin de la pandemia. Ya la Alcaldesa de Bogotá, atribuyéndose funciones que en mi concepto le corresponden el Gobierno nacional, anunció que las restricciones de movilización así como las disposiciones de aislamiento irían mínimo hasta el mes de junio.

Es verdad que está situación se puede presentar, pero el Presidente de la República tiene que medir las consecuencias no solamente sanitarias sino también económicas y de seguridad. No quiero decir que el aislamiento no sea de vital importancia, pues sino queremos que la pandemia nos coja absoluta ventaja en esta guerra, cada uno de nosotros debe comportarse adecuada y responsablemente.

Que Dios nos ayude y podamos los colombianos salir de la mejor manera de esta pandemia. Sin la colaboración de todos nosotros, aunque se dicten medidas adecuadas, si no se cumplen, corremos el riesgo de sufrir más.

Y si se presenta hambre en las familias, por penas que se anuncien aún de cárcel, a la gente no la detendrá nadie.

Bogotá, D. C, 2 de abril de 2020

*Excomisionado de Paz

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Óscar Villamizar Meneses

¡Cada dificultad, trae grandes oportunidades!

Por Óscar Villamizar Meneses*.- El crecimiento esperado de la población en el planeta para 2030 será aproximadamente de 8.500 millones de habitantes, esto implica un crecimiento constante de la demanda de alimentos.

Colombia tiene grandes ventajas, de los 22 millones de hectáreas cultivables, sólo están sembradas 4,8, las otras se deben poner a producir; adicional el gran potencial de la altillanura colombiana para desarrollos forestales y agrícolas estimado en 3,5 millones de hectáreas, la gran oferta de recursos naturales como agua y biodiversidad, son fortalezas que nos privilegian a nivel mundial, nos hacen mas competitivos  y que debemos aprovechar

Según el Banco Mundial el crecimiento económico originado en la agricultura es 2,7 veces más efectivo para reducir la pobreza, que el que se presenta en otros sectores, cada peso que se invierte en el agro se traduce en empleo y, por lo tanto, en estabilidad social. 

Según el FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola), el efecto multiplicador que tienen las inversiones en la agricultura, impacta entre el 30% y el 80% el resto de la economía

Nuestro sector productivo rural para ofrecer mayor productividad debe mejorar las vías, los distritos de riego, ayuda real en titulación de tierras, bienestar para las familias, promocionar la asociatividad, mejoras genéticas, tecnologías de punta, agricultura de precisión, automatización, economías de escala y la apertura de mercados internacionales

Teniendo en cuenta lo anterior, propongo que el gobierno nacional, con el apoyo de países que requieran seguridad alimentaria y el Congreso de la República, pongamos todos los esfuerzos financieros y humanos para trasformar a Colombia en la gran despensa mundial.

Bucaramanga, 3 abril de 2020

*Primer vicepresidente Cámara

 

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Jairo Gómez

Por Jairo Gómez*.- Es tal el aislamiento que un ladrido de un perro se escucha a lo lejos nítidamente; y es tal  la ausencia de la vida cotidiana que los animales más exóticos se tomaron las calles de las ciudades, esas que otros llaman las selvas de cemento. Es un silencio sepulcral saturado de muchos mensajes que aún no logramos descifrar; tampoco al virus que hoy nos confinó en nuestros propios ombligos.

Es inverosímil lo que estamos experimentando, sí. Es aventurado prever el inmediato futuro, sí. Un mundo en estado de hibernación lo dice todo, cero certidumbre. Ya China “superó” el coronavirus, y ahora ¿qué se pone a hacer? Seguramente a producir, que es de su esencia: ser la despensa comercial del mundo entero. Y para qué si en el resto del mundo no hay quien les compre. Su principal comprador, Estados Unidos, entró en cuarentena y su aparato económico (el consumo)  se paralizó; y Europa, frenético consumidor de los productos chinos, vació sus calles y nadie va a trabajar. 

Ese es el efecto colateral del coronavirus que pasó de ser un problema de salud a convertirse también en un revulsivo económico, social y político inesperado y sorprendente. Tanto, que hoy muchos gobiernos se están jugando su continuidad en el poder dependiendo de cómo administren y resuelvan los estragos de la pandemia.

Por ejemplo, Trump, que montó su reelección sobre la cresta del pleno empleo, hoy ve amenazada su continuidad tras paralizarse la economía trayendo consigo la destrucción de millones de puestos de trabajo. Un golpe bajo del que le va a costar mucho reponerse, esto sin contar las críticas que le lloverán por la displicencia con que manejó la presencia del Covid-19 en Estados Unidos. Hablan de 200 mil los muertos al final de la epidemia.

Ni qué decir de los gobiernos de España, Francia, Alemania e Italia, entre otros, hoy cuestionados por la manera tardía en que reaccionaron. La actividad económica está prácticamente paralizada y el creciente número de contagios que desbordó el sistema sanitario, en unos países más que otros, llevarán a los ciudadanos a repensar sus posiciones políticas presionadas por unos bolsillos vacíos y un creciente desempleo.

Ni que hablar de los países de América Latina o africanos, netos proveedores de materias primas; Pekín no los mira ni de reojo; menos Washington que apenas comienza a sentir los latidos frágiles de una economía entrando en recesión, ni qué decir de los países europeos, epicentro del contagio viral, que hoy no tienen cabeza para pensar en cosa distinta a paliar una crisis que se antoja crítica y duradera.

“Nosotros hemos hecho unas proyecciones preliminares y hemos visto que, simplemente calculando el impacto en China y Europa, que son dos de los socios principales de la región, (el Producto Interno Bruto en) en América Latina caerá en 1,8 por ciento”, estimó Alicia Bárcena, la secretaria ejecutiva de la CEPAL en Naciones Unidas, quien advirtió que en las economías locales el crecimiento será negativo (-3% es la proyección). 

Si a esto se le suman los efectos negativos sobre economías clave de América Latina como  Brasil y México por culpa de su inacción contra la pandemia, el panorama económico será sombrío y por muchos años. Bolsonaro y López Obrador la pagarán caro.

En Colombia el reto de Duque no es menor. El presidente no puede seguir mostrándose como el asalariado del gran capital dueño de esta economía mediocre y dependiente del petróleo y la minería, además del sector financiero y de La banca. Tendrá que reinventarse y mirar hacia adentro, no podemos seguir en la lógica de importar 14 millones de toneladas de alimentos al año, cuando aquí los podemos producir, por ejemplo.

Ese es el gran mensaje que trae la presencia del coronavirus, que también invita a renegociar un nuevo contrato social porque la recesión que se nos viene acompañada de destrucción de puestos de trabajo no da tregua y esperamos que, como siempre ocurre, no seamos los colombianos de a pie quienes términos pagando la crisis.  

Bogotá, D. C, 1 de abril de 2020

*Periodista y Analista Político.

@jairotevi

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Guillermo García Realpe

Por: Guillermo García Realpe*.- Desde que se declaró la cuarentena preventiva nacional obligatoria, son muchos los hábitos nuevos a los que la población colombiana tuvo que someterse y es que una situación de esta naturaleza ha sido única en el país y de una magnitud histórica.

Calles inundadas de carros, o avenidas repletas de gente, mercados y centros comerciales abarrotados de compradores, ahora, son recuerdos pasajeros de lo que hace algunos días  era nuestro diario vivir. Los saludos, también los abrazos y besos han quedado prohibidos por cuenta del aislamiento social como medida preventiva para no contagiarnos con el COVID-19. Ojalá pasadas unas cuantas semanas se haya superado esta emergencia que tiene al mundo colapsado y a la salud pública de los países en cuidados intensivos y que pronto retorne la calma y la normalidad.

El brote no sólo  ha alterado la cotidianidad de las familias en el mundo, sino que ha dado un duro golpe a la economía del globo y una fuerte amenaza a la empleabilidad y al sistema productivo de las naciones. Tanto así, que todas las bolsas sufrieron desplomes y esa caída en pique tardará mucho en recuperarse, adicionalmente el deporte mundial y sus millonarias taquillas hoy están paralizadas, los Juegos Olímpicos de Japón han sido aplazados, ni qué decir de la industria del turismo y el transporte aéreo y terrestre.

Las grandes potencias como China y Estados Unidos, están maniatadas y esperando que el panorama se despeje en el menor tiempo posible, sin duda, además de Italia y España, han sido los países más afectados por personas contagiadas de COVID-19 y por el número de personas muertas.

En el caso colombiano la expansión del virus, a pesar de las medidas, ha ido en franco crecimiento y todos los días vemos reportes oficiales de nuevos contagios en ciudades y pueblos con incremento en el número de casos, situación que lamentamos y por la que elevamos votos para que el brote no se expanda en nuestro territorio ni en ningún lugar del planeta.

En éste momento de crisis, se hace más que necesario unificar esfuerzos que apunten a superar la emergencia, es por eso que hemos venido planteando respetuosamente al Gobierno Nacional una serie de sugerencias y recomendaciones que permita a la población colombiana unos alivios económicos y así poder mitigar en algo la contingencia. 

En ese orden de ideas, una de las primeras propuestas fue solicitar el retraso en los pagos del impuesto predial en todo el país y celebramos que haya tenido éxito, también pedimos a la banca y al sector financiero la moratoria, ampliación de plazos de pagos, renegociación de intereses y cuotas de capital como medida económica para que los usuarios tengan un soporte en estos momentos de crisis y hoy resalto que muchas entidades bancarias así lo hayan determinado.

También planteamos al Gobierno Nacional que el proyecto de regalías que se tramita en el Congreso fuera incluido en las medidas de emergencia para liberar recursos que le permitan al país hacerle frente a la contingencia, especialmente para que los recursos no ejecutados sean empleados de manera prioritaria en temas de vida, de salud, en temas sociales, en fin, en temas de recuperación económica, empleo y apoyo a las microempresas.

Hemos articulado esfuerzos conjuntos con la bancada Liberal en el Congreso y pedimos también que se eche para atrás la Reforma Tributaria para que el Gobierno Nacional pueda recuperar entre diez y doce billones de pesos que hoy necesita el país ante la falta de ingreso y así no se le meta la mano al FONPEP  y afecte a las regiones. También se solicitó la suspensión del IVA  para los productos de la canasta familiar, especialmente alimentos, elementos de aseo, medicinas y todo lo que incluye la canasta familiar básica para mercados semanales de 50 mil pesos, o cien mil pesos quincenales o 200 mil pesos mensuales para los estratos 1, 2 y 3 en Colombia.

Ahora bien, se hizo un pronunciamiento público colectivo entre congresistas de diversas bancadas para solicitar entre otras medidas, suspender durante el tiempo que dure esta crisis y por un término adicional el pago de parafiscales, igualmente que los contratistas puedan pagar la seguridad social una vez pase la crisis, pero que continúen accediendo al servicio y que se garantice su estabilidad laboral.

Finalmente más de 40 congresistas suscribimos una carta al Presidente de la República, para que pida por dos años sin intereses, la moratoria de la deuda externa de Colombia con el Fondo Monetario Internacional, el BID, Banco Mundial, etc, pues es indignante en estos momentos que el país siga priorizando sus compromisos con la banca multilateral internacional y sacrificando el gasto social.

¡Primero nuestra gente!

Bogotá, D. C, 31 de marzo de 2020

Senador de la República

@GGarciaRealpe

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Mauricio Cabrera Galvis

Por Mauricio Cabrera Galvis*.- Las primeras medidas tomadas por el Gobierno para proteger los ingresos de la población ante el frenazo de la actividad económica ocasionado por la cuarentena obligatoria han estado dirigidas a los grupos más pobres y vulnerables de la sociedad. Van lentas y todavía no los incluyen a todos (faltan, por ejemplo, muchas de las víctimas y desplazados del conflicto), pero la prioridad era necesaria y son un paso en la dirección correcta.

Faltan medidas para auxiliar a otros dos grupos de personas que también han perdido o van a perder sus ingresos: uno, los trabajadores informales e independientes que ya han superado el nivel de pobreza, pero que dependen de su labor diaria para comprar el mercado. Dos, los trabajadores formales de empresas que han suspendido actividades por la cuarentena; las hay de todos los tamaños, desde Avianca y grandes cadenas hoteleras hasta el salón de belleza o el restaurante de la esquina.

Para el primer grupo, informales e independientes, existe la solución teórica -transferencias monetarias como a los más pobres- pero no el mecanismo práctico para implementarla, pues no existe ni el registro de quiénes son ni el canal para entregar el dinero. En Estados Unidos dentro del paquete de estímulos de USD2 billones se incluye la entrega de USD1.200 a cada ciudadano, pero tampoco saben cómo hacerlo. Aquí hay que empezar por apropiar los recursos y aprobarlos, al mismo tiempo que se diseña el mecanismo para realizarlos.

En el caso de los trabajadores formales, la estrategia para mantener sus ingresos es clara: hay que proteger sus empleos y que no sean despedidos. Por eso son acertadas, aunque insuficientes, las restricciones que ha establecido MinTrabajo a las suspensiones de contratos de trabajo o despidos masivos. No así, el permitir que los trabajadores recurran a sus cesantías para sobrevivir, pues esto es conseguir el pan de hoy con el hambre de mañana.

Empresas con gran solidez financiera, y sobre todo recursos en caja, deberían seguir el ejemplo de Arturo Calle y comprometerse a mantener a sus trabajadores así haya parado la producción. Pero es imposible pretender que un restaurante, un almacén o una fábrica que han reducido sus ventas o su producción sigan pagando la nómina si no tienen ingresos. Esa es la situación de la mayoría de las empresas y por eso se requiere la intervención del Estado, porque la solución de la mano invisible del mercado sería despedir a los trabajadores. Los gremios han presentado al Gobierno numerosas propuestas para ayudar a las empresas; algunas pueden ser necesarias, pero ninguna garantiza que se mantengan todos los empleos. Para lograrlo se necesitan medidas radicales de parte del Estado como las que están adoptando en países como Dinamarca o Inglaterra.

Cali 29 de marzo de 2020

*Filósofo y Economista. Consultor.

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Amylkar D Acosta M

Por Amylkar D. Acosta M*.- La confluencia del COVID - 19, el desplome de los precios del crudo hasta los US 25 el barril y la incertidumbre que han generado, provocó la caída de las bolsas en todo el mundo y de paso disparó la cotización del dólar, atribuible a la correlación inversa del 84% que tiene con el precio del petróleo y a la huida de las inversiones de portafolio desde los activos de mayor riesgo (como las acciones y el petróleo),  buscando refugio en el dólar y en el oro. El peso colombiano perdió peso, convirtiéndose en la moneda más devaluada del planeta después del rublo ruso, llegando al record histórico de $4.000 por dólar la cotización de este.

Ante semejante amenaza que acecha a la economía colombiana, el Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla declaró que “la economía mantiene un grado de solidez lo suficientemente importante como para soportar estos eventos”. El Viceministro de Hacienda Juan Alberto Londoño se apresuró a decir que “los fundamentales de la economía están bien”. En ello coincidió el Gerente del Banco de la República Juan José Echavarría, según él “los fundamentos de la economía colombiana se mantienen sólidos y permiten absorber los choques externos descritos sin traumatismos severos sobre la actividad real y la estabilidad financiera”.

Nos recuerdan con tales aseveraciones la desatentada declaración del ex ministro de Hacienda Oscar Iván Zuluaga, quien ante los embates de la crisis financiera de 2008 afirmó categóricamente que “el país está blindado contra la crisis” y ya sabemos lo que pasó. El crecimiento del PIB en 2008 cayó 5 puntos porcentuales con respecto al del 2007, al pasar del 7.5% del PIB al 2.5% (¡!), al tiempo que la tasa de inflación cerró el año en el 7.7%, desbordando el rango – meta de la inflación - objetivo del Banco de la República que era  la horquilla 3.5% - 4.5% (¡!).

Por ello, conviene establecer qué tan “blindada” está la economía colombiana frente a este choque externo. Empecemos por decir que, aunque el Ministro de Hacienda se vanagloria del magro crecimiento del 3.3% del PIB en 2019, porque supera el crecimiento tanto de la economía global como el de Latinoamérica, lo cierto es que venimos de un crecimiento potencial de la economía del 4.8% en 2012 a otro de 3.5% y lo que es peor ya completamos 4 años consecutivos creciendo por debajo de este crecimiento potencial. Además, la tasa de desempleo que supera, según el DANE, el 13% es la más alta en los últimos 6 años y mientras el crecimiento del PIB siga por debajo del 3.5% se va a seguir destruyendo empleo en lugar de generarlos.

El déficit de la Cuenta Corriente de la Balanza de pagos, según el Banco de la República, viene in crescendo, del 3.3% en 2017, al 3.8% en 2018 y cerró 2019  en el 4.39% (US $13.800 millones) y con tendencia a su agravamiento es alarmante. Según el Banco de la República se espera un déficit del 4.4% y según el propio Ministerio de Hacienda de 4.6% para el 2020. Las exportaciones colombianas no han sabido o no han podido sacarle partido a la competitividad que derivan de una tasa de cambio tan competitiva como la actual, dado que el peso colombiano sigue estando entre las más devaluadas del mundo. Pese a ello el monto de las importaciones siguen superando el monto de las exportaciones, con el agravante que estas siguen concentradas en los productos primarios, encabezados por el carbón y el petróleo, superando este último el 40%.

De allí la gran vulnerabilidad de la economía colombiana frente a la amenaza externa que representa la desaceleración del crecimiento de la economía global, que puede derivar en una recesión. Recordemos que la apuesta del Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla de un crecimiento del PIB el año anterior del 3.6% no se alcanzó y el registro fue del 3.3%; la proyección para el 2020 era del 4% y ahora, según el Plan financiero 2020 se rebajó al 3.7%, asaz difícil de alcanzar y ahora menos con los negros nubarrones que se ciernen.

Como lo advierte el Presidente de ANIF Mauricio Santamaría, el COVID-19 y la guerra de precios del petróleo “nos están dando duro. Sobre todo están poniendo de presente temas como la vulnerabilidad externa y la fiscal, que no nos ayudan a sobrellevar estos choques”.

De hecho, ANIF acaba de revisar su previsión de crecimiento para este año del 3.4% al intervalo entre 1.8% y 2%. Por su parte FEDESARROLLO cambio su proyección desde el 3.5% al 2%, como escenario optimista y al 0.4% como escenario pesimista. Pero, la tendencia es hacia un agravamiento de la crisis, que puede conducir a la economía al estancamiento o lo que es peor a una recesión peor que la de 1999.

La Junta directiva del Banco de la República acaba de tomar varias medidas, en línea con la intervención que han dispuesto los demás bancos centrales en el mundo, entre ellos la Reserva Federal en EEUU y el Banco Central Europeo, tendientes a inyectarle liquidez a la economía y contener los brotes devaluacionistas e inflacionarios.

En efecto, la Junta le ha salido al paso a la actual coyuntura, reduciendo su tasa de interés de intervención desde el 4.25% al 3.75%, que no se veía desde 2014, aumentando el cupo de endeudamiento de la banca comercial, como prestamista de última instancia que es, aumentando la disponibilidad de $9 a $23.5 billones, de los cuales $12 billones corresponden a repos de deuda pública y $5 billones de deuda privada, a los cuales podrán acceder mediante subastas.

Complementariamente se activaron unos mecanismos de Forward, a través de los cuales tanto a los bancos como a los cambistas se les ofrece la opción de hacerse a coberturas que les permita protegerse frente a la volatilidad de la tasa de cambio, producto del nerviosismo y el stress del mercado. Estas medidas van en la dirección correcta, pero dada la magnitud del reto que se enfrenta pueden llegar a ser insuficientes, razón por demás para no bajar la guardia por parte de la Junta.

Cota, marzo 28 de 2020

*Expresidente del Congreso y Exministro de Minas y Energía

www.amylkaracosta.net

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José Félix Lafaurie Rivera

Por: José Félix Lafaurie Rivera*.- Cuando están en riesgo la seguridad y las libertades, las sociedades acuden al soldado como “héroe patrio”. Hoy, frente al riesgo del coronavirus, así calificamos a los médicos y al personal de salud, y cuando se suma la amenaza del hambre, también graduamos de héroes a nuestros campesinos, como bien hizo el presidente en una de sus sesiones informativas. Nada más justo y reivindicatorio.

Aunque sea transparente para el “ciudadano”, solamente los ganaderos producimos anualmente más de 900.000 toneladas de carne y más de 7.000 millones de litros de leche, pero los paperos producen 2,8 millones de toneladas y los arroceros 1,7 millones, hablando solo del PAC (papas, arroz y carne) de nuestro “corrientazo”; sin el cerdo y el pollo, las frutas del trópico medio, los cereales del altiplano, el banano de “las zonas”, el azúcar del occidente, el “cafecito” que llena las horas de aislamiento, y esa abundancia tropical de productos del campo que no sabemos apreciar.

Por ello vuelvo a la palabra “ciudadano”, que se refiere, como sustantivo, a quien pertenece a un país, pero como adjetivo se limita a su sentido original de “ciudad”, de lo “citadino”, expresando la dicotomía urbano - rural, que en Colombia es sinónimo de inequidad y abandono del campo.

Por ello, aunque el aislamiento forzoso para combatir la pandemia es para todos “los ciudadanos”, se me antoja que es más citadino que rural, porque el campo ha estado en aislamiento forzoso desde hace décadas, qué digo, siglos…, desde siempre. Para su fortuna, en este caso, el campesino abre la puerta de su casa y está aislado; su vecino está lejos, el puesto de salud y la escuela están lejos, ir al pueblo es paseo dominguero por vías pésimas, y la señal de celular, si lo tiene, es deficiente o inexistente.

Y como si fuera poco, la paz no asoma en muchas regiones, azotadas por el narcotráfico que florece en ese “aislamiento forzoso rural” y que, además, no es solo territorial, institucional y económico, sino social y estigmatizador. El campo, cuando no es asociado al “veraneadero” de las ciudades, se percibe como esa Colombia lejana y peligrosa, donde hay guerrilleros, narcotraficantes y mafiosos; es como la oveja negra que avergüenza a la familia, y el campesino como el hermano pobre, al que se mira con algo de conmiseración y mucho de distancia “social”.

Ser “gran empresario” urbano es enaltecedor y amerita medallas; serlo en el campo, gracias a las perversas narrativas de la izquierda, es sinónimo de terrateniente, explotador, paramilitar, despojador y un largo etcétera de ignominias.

La denuncia de este aislamiento rural forzoso, estructural y discriminatorio, hace parte del discurso gremial ganadero. Por eso hoy reclamamos que el reconocimiento del campesino, del trabajo rural y del sector agropecuario por su aporte a la seguridad alimentaria, no sea flor de un día ni se limite a la gratitud por su heroísmo anónimo.

El campesino que madruga al ordeño o dobla su espalda en el cultivo sin reparar en pandemias, es un microempresario que necesita crédito, porque los insumos se encarecen y parte de su esfuerzo queda en intermediarios inescrupulosos; y el mediano y el gran empresario rural también necesitan preservar el empleo. Las medidas de apoyo deben cobijar al sector agropecuario, con papel protagónico del ministro Zea a través de Finagro y el Banco Agrario, irrigando liquidez y esperanza a esa Colombia aislada, con el apoyo de los alcaldes para facilitar el trabajo campesino y la recolección y distribución de alimentos.

Como la salud y la seguridad, el esfuerzo rural es un asunto de vital subsistencia “ciudadana”.

Bogotá, D. C, 27 de marzo de 2020

*Presidente de Fedegan

@jflafaurie

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Jorge Enrique Robledo

Por Jorge Enrique Robledo*.- Los enfermos y muertos por el Covid-19 serán menores o mayores en cada país dependiendo de qué tanto se acierte en la prevención y curación y de la calidad de su sistema de salud. Afortunadamente, Claudia López y otros mandatarios lograron que Iván Duque aceptara el aislamiento que se había resistido a aprobar.

Pero ojalá que quienes requieran de cuidados intensivos no aumenten mucho en Colombia, porque el sistema de salud deberá quedarse corto al no haberse puesto al mando la salud como derecho ni haberse protegido la red pública hospitalaria. Así hagan todos los esfuerzos los médicos, personal de enfermería y demás trabajadores de la salud –tan maltratados de todas las formas durante décadas–, como estoy seguro de que los harán.

Complejísimo será además en todo el mundo tratar las consecuencias económicas y sociales de la pandemia y el aislamiento ciudadano, pero en especial en países como Colombia, que no cuentan con los grandes recursos necesarios para enfrentarlas, a la par que tienen más necesidades que atender, tanto para gasto social –subsidios a informales, desempleados viejos y nuevos, deudas, arriendos, facturas…–, como para proteger y estimular la actividad económica en trance de estancarse y arruinarse. Y como sal en la herida, a los colombianos también nos cayó encima la baja de los precios del petróleo, ingreso en exceso importante, por error, en las cuentas nacionales.

En el debate mundial que estimula la pandemia sale cuestionado tanto el propio modelo económico y social de la globalización neoliberal como la soberbia de sus promotores y grandes beneficiarios, que lo consideran inamovible, a pesar de que no tienen cómo defenderlo si se piensa en beneficiar a todas las personas y países. Y las potencias económicas –a través del FMI y la OCDE– son capaces de decidir que esta crisis la paguen los países y personas más débiles, así lo que venga sea una depresión económica peor que la de 1929, crisis en la que Colombia puede sufrir más por su debilidad estructural y porque hoy tiene mayores relaciones económicas de mercado que en ese entonces.

Si se comparan los gastos que los países desarrollados y Colombia han aprobado por el Coronavirus, se confirma que sin la intervención del Estado el capitalismo no se desarrolla y hasta se autodestruye, aun cuando los neoliberales engañen al respecto. Y se confirma cuán mediocre es la economía colombiana, debilidad que está en la base de los problemas nacionales de pobreza, miseria, corrupción y hasta de violencia que nos avergüenzan.

El monto del subsidio que en Colombia recibirá de más cada pobre escogido será de 63 dólares. En EEUU acordaron 1.200 por persona y en el Reino Unido se darán hasta 3.000 al mes a 3,8 millones de trabajadores por cuenta propia. En cuanto a las pequeñas y medianas empresas, en Colombia se estima prestarles 500 millones de dólares, EEUU otorgará créditos que podrán no ser reembolsables por 367.000 millones y el Reino Unido les dará hasta 30.000 a cada una. En la base de estas notables diferencias aparece que los respectivos productos percápita de estos países, en dólares, son de 6.700, 62.700 y 43.000. Y que quede claro que no es que allá no padezcan por una gran desigualdad social, asaz escandalosa.

¿Por qué terminó este país así de mal, no obstante su gran territorio y abundantes recursos y un pueblo que en el único país del mundo donde no consigue trabajo ni se le respeta como buen trabajador se llama Colombia? Porque ningún gobierno se ha propuesto desarrollarlo de verdad, para alcanzar el nivel de los países exitosos, decisión empeorada por la globalización neoliberal, que impuso más que antes un mundo de países ganadores y perdedores, extrema concentración de la riqueza, enormes desigualdades sociales, gran corrupción y una deuda externa como espejismo que nos impone decisiones y nos esquilma e incluso algo peor: impedirnos emplear a nuestra gente productivamente y crear riqueza, al obligarnos a importar los bienes industriales y agrarios que podemos producir, así como atarnos al atraso educativo y científico y tecnológico y al maltrato ambiental.

La crisis del Coronavirus debe estimularnos a los colombianos, sin distingos de ningún tipo, a unirnos en el propósito de construir un país moderno de verdad que, con sus particularidades, preservando lo positivo que tenemos, transite por los caminos que se sabe deben recorrerse para alcanzar una Colombia próspera y democrática.

Bogotá, 27 de marzo de 2020.

Senador del Polo Democrático Alternativo

@JERobledo

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Lorena Rubiano

Por Lorena Rubiano.- Yo di lo mejor de mí y Dios puso el resto. Hattie McDaniel.

Difícil era, casi imposible pensar, o imaginarse que los habitantes del planeta tierra cambiaran sus criterios y estándares de vida y su desprecio por el planeta y sus habitantes, de un momento a otro. Tampoco era cuerdo pensar que podían cambiar sus ansias de riqueza y de poder a través de las armas, y menos aún pensar en regresar a creer en la existencia de un ser superior. 

Pero apareció, creado por el capital, el Covid-19, que reducirá la población, muchos serán los fallecidos por culpa de esta pandemia, pero, los que queden vivos tendrán que replantear el manejo económico comercial y humanitario del mundo. Hay que reducir la desigualdad entre los que sobrevivan, tendrán que aprender de esta terrible experiencia o no sobreviran a la próxima guerra biológica que ya debe estar siendo planeada por los dueños de la economía mundial. Nacerá otro orden económico mundial, Dios quiera que sea más humanitario y menos explotador, más consiente de la responsabilidad social y más responsable con nuestro planeta tierra.

Ante esta pandemia, ¿de qué servirá el dinero a los banqueros? ¿Las armas nucleares a las grandes potencias? Porque las guerras serán biológicas, un virus creado por el dinero, es el causante de esta pandemia que sabemos dónde se inició pero no donde terminara, pero será suficiente para que aparezcan los salvadores del mundo a ordenarnos que hacer y cómo hacerlo.

¿Qué hará Colombia con los aviones f16 y submarinos nucleares para combatir el coronavirus, la pobreza y el hambre, el dengue y las demás epidemias en nuestro país?

Lo que no pensaban ni calcularon los creadores del Covid -19 es que se les saliera del control y que iba llegar a sus propios y sofisticados estratos sociales, a todos sin excepción ninguna, y la vacuna no estaba lista o no la quieren sacar aun, para crear más pánico y más incertidumbre.

Es hora de escuchar a la naturaleza, de escucharnos entre seres humanos, de no ser indiferentes y mezquinos ante la necesidad de los países vecinos como Venezuela, de recibir las experiencias medicas de Cuba, de China y otros países, es el momento de la grandeza espiritual y no de la mezquindad política. No hay que aprovechar la situación para terminar de avasallar al enemigo político. Hay que dar la mano, con grandeza, a quien la necesite.

América Latina que parecía o miraba lejos el problema, no estaba preparada para esta pandemia, y puede ser devastadora, una vez que se expanda, entre la pobreza y la falta de recursos médicos. ¿Si Europa, especialmente Italia y España no han podido, contener el coronavirus, con mayores y mejores recursos, que podemos esperar nosotros los latinos?

En cuanto a nuestro país, hay que apoyar con toda fortaleza al presidente Duque, él es el capitán del barco y tiene una gran responsabilidad, debe tomar toro por los cuernos.

Debemos ya un gran reconocimiento, un aplauso a nuestros médicos y a todo el personal de hospitales y clínicas, son los verdaderos héroes.

Bogotá, D. C, 27 de marzo de 2020

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Fabio Cifuentes

Por Fabio Cifuentes*.- Estamos enfrentando una grave crisis que amenaza la vida y la estabilidad del mundo, pero ya está demostrado que con solidaridad, calma y aislamiento podremos vencer la pandemia del Covid-19.

Ahora no queda más que concentrarnos en las soluciones, acatar las recomendaciones, especialmente la del aislamiento y lavado de manos que sin duda son las más efectivas y comprobadas hasta el momento para controlar la pandemia.

Todos debemos estar unidos con un espíritu solidario y de responsabilidad con nuestra vida y la de los demás. Si hay conciencia de la gravedad de esta crisis vamos a salvar muchas vidas.

Aunque el gobierno ha tomado varías medidas para neutralizar el virus, todos debemos, conscientemente, quedarnos en casa y lavarnos las manos. No podemos destinar toda la fuerza pública a perseguir irresponsables.

La decisión del gobierno de aislar todo el país, es la más dura pero la más efectiva, por eso tenemos que apoyarla. Y lógico esto trae paralelamente muchos problemas para miles de colombianos.

Hay muchas personas que realmente viven con lo que ganan diariamente, adultos mayores solos, habitantes de calle, abriendo un gran boquete a este tipo de medidas, porque el hambre puede llevar a que el aislamiento fracase.

Por eso, acá es donde las autoridades deben reaccionar muy rápido para solucionar esta necesidad vital.

La unión de las familias y vecinos es esencial en estos momentos, los que tengan como ayudar deben apadrinar por lo menos a un hermano, sobrino, primo o una persona que esté sin recursos para adquirir productos básicos, mientras los gobernantes comienzan a distribuir la ayuda.

Es un tema de vida, y si nos unimos vamos a superar la crisis. Si no nos solidarizamos con los más necesitados el hambre los obligará a salir a las calles y ahí estaríamos fracasando en la derrota del coronavirus. Así de sencillo.

Debemos valorar de corazón que las plazas de mercado, supermercados y droguerías sigan operando, por eso debemos actuar con excesiva responsabilidad.

Solo debe salir una persona por familia y comprar lo necesario, porque si hay desabastecimiento dejaremos mucha gente sin alimentos y vamos a “reventar" al sector productivo y ahí si generaríamos una crisis mucho más grave.

La calma es VITAL en estos momentos, cualquier riesgo de pánico individual o colectivo nos estaría poniendo una lápida en el cuello a todos. Debemos expresar siempre tranquilidad a quienes nos rodean, no podemos llenar de miedo a nuestras familias. 

Por eso no debemos enviar ni compartir por redes sociales noticias falsas, ni vídeos y nada que nos quite la tranquilidad. Que las redes y grupos de WhatsApp se usen solo para acciones solidarias y buscar soluciones, lo demás es basura que en nada ayuda en este momento.

La policía, que es la institución que tiene contacto directo con la población civil, debe iniciar ya una labor informativa y pedagógica de cómo van a salir a la calles y veredas las personas que van a comprar alimentos y medicamentos.

Hay incertidumbre y temor, especialmente en las zonas rurales, porque no saben cómo van a movilizarse, si les aclaramos evitaremos desplazamientos masivos que pueden ser muy riesgosos.

Sé que muchos están preocupados por sus empleos, empresas y propiedades, pero si reflexionamos por un instante lo que estamos viviendo uno entenderá que cuando está en riesgo la vida lo material es insignificante. ¡Primero la vida!

Bogotá, D. C, 25 de marzo de 2020

*Asesor en Estrategia de Comunicaciones. Se ha desempeñado como subsecretario de prensa de la Presidencia de la República, jefe de prensa de la Campaña Presidencial Juan Manuel Santos y Periodista Caracol Radio.

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