Por Luis Fernando García Forero. Foto Leonardo Vargas.- La aprobación de la reforma de la Ley de Orden Público, que faculta al jefe de estado a establecer las zonas de concentración, por un acuerdo interpartidario, que logró incluir a la bancada del Centro Democrático, no se puede estimar únicamente como uno de los pasos decisivos que definen la arquitectura jurídica del proceso de paz.

Eso significa también un paso en la consolidación de una sociedad realmente democrática, donde las fuerzas políticas que representan a los ciudadanos de Colombia, aun cuando abriguen diferencias ideológicas, paradigmáticas e intereses opuestos, pueden integrarse en pos del interés nacional. Así lo demostró el congreso de Colombia al aprobar esa propuesta gubernamental.

Sobre el consenso de los partidos de la llamada Unidad Nacional y el CD, se acordó que esas zonas de concentración "no se establezcan en áreas urbanas". Que dichos territorios deben ser prudentes y de tamaño reducido para facilitar el monitoreo y la verificación, no podrá haber cultivos ilícitos ni minería ilegal, tampoco establecer estas zonas en áreas fronterizas y adelantar un inventario de las armas dentro del proceso de dejación de las mismas, las cuales deben incluir el número de identificación serial.

En el acuerdo para facilitar la aprobación de la iniciativa, jugó un papel fundamental el Presidente del Senado, Luis Fernando Velasco  y participaron los senadores Horacio Serpa; del Partido Liberal; Roy Barreras del Partido de la U; Hernán Andrade del Partido Conservador; Jorge Prieto del Partido Alianza Verde; Carlos Fernando Mottoa de Cambio Radical; Paloma Valencia, Alfredo Rangel y Álvaro Uribe del Centro Democrático; entre otros, quienes acordaron que los insurgentes que ingresen a las zonas de concentración deberán estar plenamente identificados, incluso con registro dactilar y quienes carezcan de identificación, el Estado les expedirá el respectivo documento. 

Igualmente se acordó que el destino final de las armas será su destrucción al finalizar el proceso de paz, el monitoreo y verificación del proceso de dejación de  las mismas, el cese el fuego bilateral y definitivo, estará a cargo de organismos internacionales.

“Celebro la aprobación de Ley de Orden Público” sostuvo el Presidente de Colombia Juan Manuel Santos, tras destacar el apoyo de todos los partidos incluyendo al principal Opositor, el Centro Democrático. Dijo el jefe de Estado colombiano que la paz está más allá de las diferencias.

Por su parte el Ministro del Interior Juan Fernando Cristo fue contundente en señalar que “es un mensaje claro del Centro Democrático que el Gobierno reconoce que están dispuestos a avanzar en consensos mínimos  frente al proceso de paz y ojalá que sea un primer paso de muchos que demos en ese propósito más allá de las diferencias políticas y las coyunturas”.

Al término de la plenaria el senador Álvaro Uribe sostuvo que  el Centro Democrático decidió acompañar el proyecto al considerar que las zonas de ubicación ayudarán a acabar con las actividades delictivas de las Farc.

Por eso se define que el acuerdo logrado en el congreso, no puede estimarse como un consenso mínimo, como lo señala Cristo, sino como un monumental paso, para definir cuándo, dónde, cómo y por qué,  se debe concretar la situación de los actores de este longevo conflicto armado, en el marco de la legalidad y bajo las condiciones de la negociación.

El principal problema de los acuerdos de paz que se han firmado hasta hoy, incluso en las dos grandes guerras del siglo pasado, es la articulación del deber ser normativo y las acciones concretas, que traen consigo un proceso a futuro con los involucrados, sean éstos responsables, victimas, afectados o vinculados al conflicto.

El Proceso de Paz de Colombia, que pronto se firmará, será un hito en la resolución de conflictos a nivel mundial y un hecho histórico, que seguramente será estudiado y analizado por expertos e inspirará a otros pueblos que aspiren construir la paz en sus naciones.

 El Congreso de Colombia asumió su rol histórico, deliberó y aprobó la viabilidad de la paz.

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