Un aporte de amor para la paz de Colombia

Jacqueline Vega Benítez se siente afortunada de trabajar en la vereda de Agua Bonita, en el municipio de la Montañita en el departamento de Caquetá, pero aún más, feliz de ser la profesora de danzas tradicional del grupo Fariano.

Ecos tuvo la suerte de conocer a Jaqueline en un paraje de la vía Bogotá a Guaduas por la autopista a Medellín, donde compartía con unos colegas que incentivan el folclor, alrededor de un café caliente en una mañana fría dominguera, antes de llegar a un Encuentro sobre el tema en Guaduas Cundinamarca.

Con pinta boyacense, precisamente en honor a la tierra que la vio nacer, cualquier persona que vea a Jacqueline jamás pensaría que con su sombrero andino, fuese la maestra e institutriz de danza folclórica colombiana a unos ex guerrilleros que dejaron los tiros por el arte, como un elemento más para lograr la búsqueda de la reconciliación nacional.

Ser docente de la Universidad de La Amazonía y de la Oficina de Paz, en Florencia, le permitió estar en una vereda del Caquetá desde hace 16 meses como pedagoga del posconflicto con el arte de la danza. Por eso dice categóricamente que parte de su misión en el Caquetá es hacer parte del Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las Farc.

“Cuando inicié eran 48 excombatientes y en este momento con toda la amplitud que se está desarrollando y la apertura de la paz, se han ausentado varias. Son 18 los que forman parte del grupo de danzas” Sostiene Jacqueline, tras señalar que “desde la Oficina de Paz, que se conformó desde al Alto Comisionado, se apoyan los procesos de extensión y cultura como apoyo a la comunidad y fortalecimiento a otros procesos, “pero donde le hemos apuntado muchísimo desde el alma mater con los estudiantes de licenciatura en educación artística”.

Expresa que el trabajo que hacen es ejemplo no solo para Colombia, sino para el mundo. Manifiesta que sus alumnos cada día están más ávidos de aprender sobre el folclor. Destaca que todos tienen “muchísima” disciplina y conocimiento de la historia, que les permite innovar y aportar al desarrollo del folclor colombiano.

- ¿Esa labor forma parte de la pedagogía para la paz?-

- Esa pedagogía, la que nosotros, los civiles, llamamos la reconciliación, el perdón; ese es nuestro reto. Es lo que necesita Colombia en este camino del posconflicto, No queremos más odios. Ese es el ejemplo que estamos dando y no el que se nota y atropella en las grandes urbes, porque allá no han vivido ni sentido el conflicto”.-

No duda en señalar que ese compromiso debe ser asumido con responsabilidad porque se están compartiendo saberes, “los de ellos y los nuestros y porque estamos compartiendo experiencias con una articulación de conocimientos para exponerlos no solamente al servicio de ellos como excombatientes, sino a quienes lo rodean, con el principio fundamental de la reincorporación desde la capacitación”.

“Así es y lo estamos haciendo sumercé”, asegura Jacqueline Vega ratificando que desde los campos de Boyacá asumió el reto de aportar a la paz de Colombia y por eso está en el Caquetá, un territorio que sufrió no solo el conflicto, sino que aún sienten la ausencia del Estado para solucionar los problemas que de una u otra manera fueron los causantes de la violencia por más de medio siglo en Colombia.

“Es una zona de difícil acceso, es complicado llegar y estar allí, pero cumpliendo con el tema de la reincorporación y reconciliación, estamos haciendo una metodología con los niños de las escuelas cercanas donde ya les están enseñando música, danza y teatro”.

Agrega que “quienes nos ponemos la camiseta y hacemos algo por la gente, lo hacemos para mañana recoger, queremos reconciliarnos todos, es el mayor orgullo que podemos hacer frente a un grupo de personas que marginados por la situación en que hemos vivido, tienen mucho por contar, mucho por decir y mucho por compartir”.

No duda en señalar que verdaderamente se está recorriendo el camino al posconflicto. “Lo que estamos haciendo es un ejemplo del esfuerzo por la paz en Colombia”, sostiene la profe Jacqueline, quien destaca el Acuerdo entre el Gobierno y las Farc, “porque son excombatientes que definitivamente valen la pena. Nuestra gratitud porque ellos resolvieron dejar las armas para sentarse a hablar de paz, de sembrar, para mañana cosechar".

-¿Cómo fue esa ruta para llegar a ser instructora de danzas y en esa lejanía?

-Inicialmente hubo una convocatoria a nivel universitario para docentes a quienes quisieran hacer parte de los procesos de pedagogía para la paz desde el arte, la cultura, la educación y la formación, pero nadie, absolutamente nadie, por el miedo, se quería presentar- respondió Jacqueline en medio del frio, cansancio y malestar que tenía del viaje de más de 15 horas en bus desde Florencia, Caquetá, hasta la fría Bogotá.

“Fui al Patronato de Artes y Ciencias, que es la máxima autoridad del folclor en Colombia, con quien he tenido un proceso de formación desde muy niña, e hicimos una propuesta para conseguir cofinanciación, porque es cierto, no se ha cumplido el proceso de educación y de formación, quien apoya es Noruega”, sostiene Jacqueline y dice que pertenece a la Oficina de Paz de la Universidad y eso lo hacemos con mucho amor.

Con la Uniamazonía trabajo martes y miércoles “Los jueves, viernes, sábados y domingos, estoy arriba en la zona veredal, entregada a esa causa y cumpliendo con la misión que debemos tener los ciudadanos en este país: aportar a la paz de Colombia”.

Destaca que ciertamente ella pertenece a la Universidad, pero es el Patronato Colombiano de Artes y Ciencias, el que ha apoyado fundamentalmente el tema desde el punto de vista de la investigación, con libros y música.

-¿En ese intercambio de saberes hay mucho por hacer?

-En realidad sí. Los excombatientes están haciendo un trabajo de intercambio de saberes, de trabajar con los niños de dos escuelas cercanas, la rural primaria y preescolar de Agua Bonita y escuela de bachillerato o institución educativa rural de bachillerato de El cedro. Ellos también están enseñando pero son muchas las cosas por conseguir, en ese aspecto hacemos actividades para obtener recursos, no solamente con el Grupo Fariano, sino con los nuevos niños que se están integrando a este proceso de formación. La verdad hay un profesor para cincuenta niños, uno para toda primaria, otro para todas las asignaturas, y es un maestro que verdaderamente no tiene el conocimiento de arte y cultura que deben recibir los niños.-

En medio del frio y degustando el café para luego continuar la ruta hacia el evento que reunió a directores de danzas del país, en la tierra de la Pola, Guaduas, Jacqueline dice que “es un proceso nunca visto, es una bendición muy grande. Ver y sentir el folclor, que sepan que es un torbellino, la diferencia entre este, un pasillo y un bambuco, tanto en su baile, su ejecución, vestuario y origen. Todo eso enriquece, estamos sembrando. Es un aporte de amor para la paz de Colombia, para un grupo de personas que me imagino en poco tiempo, van a tener que figurar porque son almas que están haciendo su trabajo con el corazón”. Quiero resaltar que Noruega se ha vinculado también al proceso para formarlos en otras áreas, pero sin lugar a dudas se necesita mucho más.

Jacqueline resalta el apoyo del Gobierno de Noruega en esos propósitos pero dice que se necesita mucho más. “Allí en ese territorio no ha llegado ni un solo proceso de proyectos de productividad, donde ellos se puedan sostener económicamente. Gracias a ellos nos alimentamos, son campesinos, tienen sembrado yuca, plátano, piña, huertas y cultivos de peces”.

-¿Cuál es la ponencia que lleva para el Encuentro de Formadores, gestores y danzantes que se celebra en Guaduas?

-Crear y recrear danza tradicional desde los conocimientos que tienen los excombatientes y sus propias vivencias. Evitar dejar enterrado todo lo que ellos tenían en su diario vivir en el monte y que lo vamos a poner al servicio de la gente al ritmo de la danza” y agrega que con el grupo musical “rebeldes del sur”, que son a los que pertenecen, estamos haciendo danza para recrear, respetando los patrones de nuestra nación. “con todo mi cariño es una ponencia que ojalá tenga piso y eco, que la gente la pueda percibir con ese cariño de reconciliación no solamente con nuestros corazones, con nuestro entorno, sino para unos seres que necesitan ser aceptados en la sociedad como reincorporación”.

- ¿Es una creación colectiva para el aporte al folclor colombiano?

- Le estamos apostando a una creación colectiva desde el folclor para mostrarle a Colombia y al mundo una actividad, que si bien es cierto, estaba muy escondida y guardada, tiene mucho que ver para que la gente pueda evidenciar que no todo lo que veíamos y nos contaban desde afuera es realidad.

-¿Las dificultades del posconflicto y lo que pueda pasar con el nuevo Gobierno, les produce miedo?

- Si claro, para nadie es un secreto que lo del grupo político que vaya a liderar el país va a tener mucha influencia e incidencia. El miedo es profundo. Por ejemplo, las tierras donde ellos están viviendo no las ha comprado el Gobierno, de hecho el cura que arrendó esos terrenos dijo que solo le habían pagado los tres primeros meses. El miedo es que llegue el dueño y se las quite porque no cumplieron con pagar y se tienen que ir de allí. Ellos sienten miedo, pero me consienten y cuidan mucho, empezando por la comida. (risas).

-¿Qué le dice al Presidente electo Iván Duque respecto al tema y a lo que usted hace en ese apartada región de la Patria?

-Mi mensaje es contundente, prácticamente son 200 familias que en Agua Bonita están iniciando una nueva vida como resultado del Acuerdo de Paz. Le pido al Presidente electo Iván Duque apoye desde lo más intrínseco de su razón y corazón a estas personas. Se debe entrar a hacer acuerdos de formación, productividad, que ellos tengan de que vivir, que les abran las esperanza de poder generar un recurso de ingreso, un recurso de formación. Hay gente preparada pero obviamente por muchas razones no son aceptados en la sociedad. Hay otras personas que son supremamente inteligentes que tienen muchísimo por brindar pero que no han tenido la oportunidad de estudiar.

-Cómo espantarles ese miedo que los lleve a regresar a la lucha armada por tantas críticas al proceso?

-Hay que brindarles formación, tiene que haber cultura. Tenemos la esperanza que el nuevo Presidente y su equipo de Gobierno van a tener una mirada de humildad, de amor y de respeto hacia ellos. Son seres humanos, no es por defenderlos, pero han hecho mucho cuidando nuestro medio ambiente, nuestra naturaleza, tierras de muchos campesinos en los que hoy se vive nuevamente el desconcierto porque llegan ladrones, porque no cuidan la tierra y porque los siguen arrinconando. Entonces, lo único cierto es que se necesita un apoyo institucional, un apoyo de gente que apoye a otra gente.

Este país pide a gritos la Paz y es urgente sembrar en nuestros niños un legado de Reconciliación, de amor, de respeto pero sobre todo de fe, ya que lo que hoy sembremos en nuestros hijos será la semilla responsable para una cosecha de ejemplo para nuestros nietos que merecen ver, sentir y palpar Una Patria Grande, Una patria hermosa llamada Colombia.

Bogotá D.C., 15 de julio de 2018

Por Luis Fernando García Forero

Comments powered by CComment