Por Felicia Saturno Harttt.-Con grandes expectativas de conflicto, pero, con un ambiente de tranquilidad y alegría posterior, se instaló la Nueva Asamblea Nacional de la República de Venezuela, en el centenario Capitolio Federal Legislativo, ubicado en el Centro de la ciudad capital, Caracas, a pocos metros de la Plaza Bolívar.

El acto de instalación pautado a las 11:00 am, fue dirigido por el parlamentario oficialista Héctor Agüero del PSUV, ya que por el Reglamento de Interior y de Debates de la AN, señala que el diputado electo con mayor edad es quien debe presidir el acto. El mencionado parlamentario se negó tomar juramento a la nueva directiva, razón por la cual el presidente postulado tomó juramento ante la cámara, a sí mismo, a los otros miembros de la directiva y a los demás diputados.

Henry Ramos Allup, Secretario General de Acción Democrática (AD) y Vicepresidente de la Internacional Socialista (IS) asumió la Presidencia de la AN, cargo en el que lo acompañará en la primera vicepresidencia el diputado Enrique Márquez, presidente del partido Un Nuevo Tiempo (UNT) y Simón Calzadilla como segundo vicepresidente., organizaciones pertenecientes a la Unidad Democrática, con la postulación de 109 diputados de la oposición, ya que los restantes que completan la mayoría calificada fueron impugnados en el Tribunal Supremo de Justicia y no pudieron ser juramentados.

Asimismo, fue designado como Secretario del Parlamento al abogado Roberto Barrero Borjas, fundador de la cátedra de DDHH de la Universidad Santa María y como Sub Secretario de la AN al politólogo José Luis Cartaya, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello y de la Universidad Metropolitana.

Desde tempranas horas, los medios de comunicación no oficialistas volvieron a ingresar a la AN y a ocupar el histórico palco en el hemiciclo, luego de 5 años de prohibición expresa de la anterior directiva chavista.

La bancada minoritaria del PSUV, bajo la égida de Diosdado Cabello, protagonizó  un intercambio irrespetuoso con la nueva directiva de la AN, utilizando sus tiempos de palabra para provocar diferencias con la oposición y dilatar el proceso de asignación de los cargos. Al no poder imponer su estrategia la bancada oficialista abandonó el recinto parlamentario argumentando la violación del reglamento como excusa

El Dr. Henry Ramos Allup, abogado socialdemócrata, parlamentario por más de 25 años, conocido por lo determinante de su verbo, tomó el riesgo de la improvisación y entre varios temas de política, planteó los 3 grandes retos que serán tratados desde la primera sesión ordinaria a celebrarse este miércoles 6 de enero. En primer lugar, recuperar la autonomía de la Asamblea Nacional; en segundo lugar, promulgar la Ley de Amnistía para Presos y Exilados Políticos. Y, buscar, en tercer lugar, en los próximos 6 meses, una salida constitucional, democrática y pacífica del actual gobierno.

Fue enfático, el Presidente de la AN, al expresar que la mayor oferta de la campaña parlamentaria, fue la búsqueda de la Unidad y el Cambio. “La unidad la logramos por consenso entre tantas tendencias y el cambio es un cambio de actitud y de sistema, en el presente”. En la campaña, señaló Ramos Allup, “propusimos el cambio y la gente lo apoyó, el cambio de esta realidad que tiene 17 años”.

“No legislaremos por prisa”, expresó el nuevo presidente de la AN, sino por el bienestar de Venezuela. “Soy par de los 167 diputados y soy uno de los 112 de la oposición”.

“No vamos a conceder más leyes habilitantes inútiles para raspar la olla”. Insinuó Ramos Allup, añadiendo que “no vamos a ser un contrapoder, pero tampoco un poder subordinado, vamos a ser legítimos”. Fue determinante al afirmar que rescatarán una de las grandes funciones del Parlamento, “vamos a controlar la gestión del estado”, “pedir explicaciones a los ministros”.

Señaló, de la misma forma que, cuando el Presidente Nicolás Maduro vaya al parlamento a rendir su Memoria y Cuenta, “lo vamos a escuchar con respeto”.

De la misma manera, Ramos Allup advirtió que la legitimidad del parlamento actual no sería vulnerada por la Sala Electoral del TSJ, constituida de forma express, ni ésta tampoco podría sustituir al CNE, ni creerse un parlamento paralelo.

Exigió, de forma reiterativa, la necesidad del riguroso respeto por la urbanidad en el hemiciclo, la consideración del éxodo de los jóvenes buscando mejor calidad de vida y de la situación de la estatal PDVSA “destartalada y arruinada”, situaciones que hay que revertir por el bienestar de Venezuela.

Al finalizar, el Presidente Ramos Allup de la AN abogó por generar “diálogos públicos y que den resultados”, porque la gente desconfía de los dialogantes y porque esta cuerpo legislativo salga, al despedirse de sus funciones, con la cara en alto.

La Nueva Asamblea Nacional tiene una tarea monumental en este periodo parlamentario. Venezuela es el país con más alta inflación del mundo, con uno de los índices delictivos más altos del mundo (en el año 2015 fallecieron más de 27 mil venezolanos por muertes violentas), con más de 70 presos políticos y miles de exilados e inmigrantes, un aparato productivo desmantelado y la antes tercera empresa petrolera del mundo deteriorada y devastada. Se requiere rescatar las instituciones, redefinir la economía y legislar la emergencia. O tomar decisiones urgentes y precisas como un posible cambio de sistema y de régimen.      

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