Por Carlos Villota Santacruz.-El acercamiento diplomático entre Estados Unidos y Cuba, más allá de abrir serios interrogantes de la viabilidad del modelo socialista de Venezuela, dejó en el primer plano de América Latina en el 2015, la importancia de fortalecer la comunicación como eje de desarrollo individual y colectivo de los ciudadanos.

La razón es simple. Este hecho geopolítico tendrá una amplia repercusión y valor agregado en el papel que jugará los jóvenes en la construcción del presente y futuro de los países de la región.

Es decir, una  participación política directa e indirecta, que se traducirá en la ampliación de lo público, como consecuencia de la capacidad de reflexión de hombres y mujeres de 18 a 25 años de edad, llamados a reemplazar a una generación que le apunta a la paz en Colombia, a cambiar de modelo de desarrollo en Argentina, a eliminar la corrupción y el narcotráfico en México, o aprovechar la posición geográfica de un país que lo tiene todo como República Dominicana.

En otras palabras, llegó la hora de los medios de comunicación comerciales, comunitarios y virtuales en el continente,  sean estas fuentes de información de administrar el bien público. Si se analiza en detalle el caso de Venezuela, no solo se enfrenta a una crisis social y económica, también de ingobernabilidad.

La única manera de salir de ese punto de no retorno, será el reconocer la coyuntura interna y externa, para dar paso a una comunicación incluyente, participativa, dialogada, con capacidad de lograr consensos, que forme ciudadanos para el trabajo en equipo, donde el fortalecimiento de la democracia sea su valor agregado y el fortalecimiento del tejido social, su resultado.

Solo a través de la puesta en marcha de un modelo de comunicación pública, la sociedad actual –en particular los países citados- podrá alcanzar no solo la solución a su problemática sino la visibilización a la diversidad de interpretaciones, miradas comprensiones y expectativas que existen hoy en América Latina, tras el acercamiento de Washington y La Habana, en un proceso lento y difícil. El mismo será exitoso. El mejor aliado el tiempo.

En el caso de los ciudadanos cubanos, con la llegada de la apertura de Embajadas serán protagonistas de un cambio cultural y de tránsito a una sociedad que está llamada a derrumbar primero sus muros internos, Posteriormente, los muros externos. Es decir, una expansión innovadora de la política, como arte de lo posible.

Un espacio de trasformación e integración de las diferencias, que culminara con una nueva identidad ante “sus propios ojos y los ojos del mundo”, que estará observante, vigilante y a la expectativa de lo que pase en los próximos meses. A propósito de este comentario, ¿usted qué piensa? E-mail:Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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