El doctor Álvaro Uribe parece confiar en una política de tierra arrasada en su oposición al gobierno de Juan Manuel Santos. 

Sus expresiones, frenteras y exageradas, no tienen el cálculo de prever los daños que pueda ocasionar, aún a sus amigos. El pasado 14 de los corrientes visitó a la Universidad Autónoma Latinoamericana, donde pronunció uno de los más polémicos discursos de los últimos años.

Dijo el expresidente en ese acto que: “Obtuvimos nuevas pruebas de campamentos guerrilleros en Venezuela. Tenía tres opciones: Hacer las denuncias, quedarme callado y la otra opción era un operativo militar en Venezuela. Me faltó tiempo”. Si así fue, y no hay por qué dudar de la afirmación, recordar algo que hasta ahora apenas se conoce, es prestarle un flaco servicio al candidato Henrique Capriles en Venezuela y fortalecer la aspiración de su archienemigo, Hugo Chávez. Irónicamente el doctor Uribe Vélez funge en este episodio, como en otros muchos, por ejemplo su reciente visita a la frontera con el vecino país, como jefe de debate de Chávez Frías. Los colombianos no extrañamos esas paradojas de la política: las Farc también han fungido como jefes de debate de Álvaro Uribe, pues cada que la guerrilla hace un atentado terrorista, aquí hay quienes añoran más a Uribe Vélez.

En mi sentir, la afirmación del expresidente en UNAULA fue como mínimo un despropósito: produce en Venezuela un gesto de solidaridad con Chávez; una exacerbación del nacionalismo y consiguiente rechazo a Colombia; y otro pretexto para que el presidente venezolano justifique su espíritu armamentista. Al gobierno colombiano le trae nuevas dificultades en algo que ha venido manejando bien: las relaciones internacionales.

La oposición es saludable y quienes creemos en una democracia con la existencia del esquema gobierno-oposición, sentimos un “fresquito” con la actitud de Uribe frente al gobierno de Santos. La llamada “Mesa de la Unidad Nacional”, donde están casi todos los partidos políticos, presagiaba un unanimismo peligroso para la actual administración y para los resultados finales del gobierno Santos. Ya hemos dicho que es imposible elevar una cometa sin cola; todo gobierno requiere de oposición. Lo que no se puede hacer es una oposición que envíe mensajes subliminales a los cuarteles o que ponga en peligro la paz con nuestros vecinos.

El expresidente Uribe Vélez tiene que comprender que es un personaje muy escuchado nacional e internacionalmente y que las frases incendiarias, que a veces sólo buscan resultados mediáticos e impactantes, pueden resultar contraproducentes para sus propios propósitos y para los propósitos superiores de la nación colombiana.

La ya citada expresión del doctor Uribe Vélez arrancó inicialmente una sonora carcajada en el auditorio, pero luego sobrevino un fuerte aplauso. Extraño que quienes lo escucharon y aplaudieron, no valoren conceptos como los de soberanía, libre autodeterminación de los pueblos, inviolabilidad territorial y supremacía del derecho internacional, en algunos temas.

https://twitter.com/elejaldes

http://www.facebook.com/#!/ramon.arbelaez

 

Comments powered by CComment