Gabriel Ortiz

Por Gabriel Ortiz*.- Después del descomunal y exagerado despliegue que nuestra prensa dio al rumboso viaje del Presidente Duque por Europa y Estados Unidos, nos encontramos con otra realidad. No somos ese maravilloso país de Alicia, que quiso vender como grandioso, rico, prometedor, generoso y desbocado por lo social.

En la Feria del Libro, dedicada a Colombia, no pudo presentar su libro sobre la Economía Naranja, porque casi todas sus apariciones en Madrid, fueron interrumpidas por manifestaciones que repudiaban su presencia. Protestaban sus trabas al proceso de paz, por los asesinatos de excombatientes, por la creciente pobreza, por la corrupción, por violaciones a los DDHH y en general por su mal gobierno.

En Estados Unidos se rodeó de los magnates, que según él traerán sus capitales a nuestro país, al tiempo que el Congreso norteamericano le recortaba presupuesto para glifosato y Esmad.

Quiso ponernos como país ejemplar ante las Naciones Unidas, utilizando su gran gestión para la paz, mientras la consideraba como precaria.

Cansado de prolongar un viaje tiquismiquis, decidió regresar henchido de orgullo por tantas alabanzas de ciertos medios manejados desde la Casa de Nari.

Quería descansar de tanta zalamería, y de pronto encontrar a alguien que le jalara el saco, para salir del país de Alicia, de ese que no se plasma desde el grandioso Boeing a 9 mil metros de altura repleto de aduladores.

Entre tanto Sebastián Piñera, el chileno, lo esperaba para asistir a un apretado y casi secreto acto, con el que Duque celebraría los 5 años de la precaria paz, como la calificó ante la Onu. El ex guerrillero “El cantante de las Farc”, los esperaba en Turbaco, municipio del que es alcalde.

Piñera estuvo feliz lejos de Bogotá y sin manifestaciones como las que soportó recientemente en su país.

“El cantante” de las Farc, le dio cátedra a Duque: “la paz tiene que ver con los problemas sociales”, le dijo, mientras condenaba la matanza de líderes sociales durante este gobierno. Van más de 280.

El domingo, ya en Bogotá, Duque se enteró, a través la columna de María Isabel Rueda que, Uribe su mentor padecía de “fatiga de metal” que lo ha llevado a una esquina anti-duquista, como consecuencia del “crepúsculo”, decadencia u ocaso, en que se encuentra. Que patina en una especie de  barrizal, para tratar de explicar, “a la loca”, las amnistías e indultos que propone.

El Presidente creyó que podría descansar, cuando se esclarecieran las abudinaciones en Mintic. Pero su superdefendida, ya exministra, no logra aclarar nada. Está enredada y ahora dice, sin pruebas, que todo el mundo, la llamó por el billón de pesos que hoy viajan por el mundo.

Muchos esperan que Duque supere el cansancio de un mal e improductivo viaje, de la fatiga del metal y de las llamadas de su exministra. ¿Podrá ahora descansar?

BLANCO: Cambio, llegará con un nuevo aire de independencia para los colombianos. Buen viento Daniel.

NEGRO: Duque no pidió a Piñera clemencia para los colombianos refugiados en Chile.

Bogotá, D. C, 2 de octubre de 2021

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