Todo hace presumir a los colombianos que la detención del exdiputado a la Asamblea del Valle del Cauca, Sigifredo López, es un nuevo e injusto oprobio infligido por la Fiscalía General de la Nación contra este personaje que ya padeció un secuestro de más de siete años a manos de la guerrilla, la ausencia de su familia y la pérdida de sus colegas atrozmente ejecutados por los asesinos. 

Parece que el afán por mostrar resultados, ojalá escandalosos y estremecedores para regocijo de algunos los medios de comunicación, sumado al reclamo angustiado de la opinión pública al sistema judicial por los altísimos niveles de impunidad que están dando al traste con nuestra organización política y nuestra permanencia en el concierto de las naciones civilizadas, conducen al fácil expediente de tratar de ocultar esas falencias con capturas impactantes.

La Real Academia de la Lengua española nos dice, entre otras acepciones, que embuchado es un “asunto o negocio revestido de una apariencia engañosa para ocultar algo de más gravedad e importancia que se quiere hacer pasar inadvertido”. La escandalosa impunidad hay que taparla de alguna manera.

Como un castillo de naipes se van desmoronando las pruebas espectaculares que dijo la fiscalía poseer en el caso de Sigifredo López: Gustavo Arbeláez Cárdenas, alias Santiago, guerrillero condenado precisamente por el secuestro de los diputados del Valle, le afirmó contundentemente al Fiscal 38 de Derechos Humanos que no es necesario hacer cotejo de voces ni analizar el video de marras; agregó que “ese video fue realizado en un campamento en los farallones de Cali con el fin de hacer didáctica la instrucción a los guerrilleros que iban a participar en el secuestro y que el personaje que allí se ve dando esas instrucciones es Milton Sierra Gómez”, excomandante de un frente de la FARC.

La Fiscalía, tan dada a creer en los dichos de los bandidos cuando acusan a personas inocentes para recibir en pago beneficios personales, aquí parece dudar de la afirmación del condenado cuando nada gana con sus aclaraciones. Dice el periódico El Tiempo en su página web este viernes que: “La Dijín concluyó que hay coincidencias morfológicas en la imagen del hombre del video hallado en el computador de alias ‘Alfonso Cano’ con la imagen de Sigifredo López. Pero indicó también que no se puede hacer una afirmación concluyente de la misma”. Ya no existe la afirmación contundente de que Sigifredo y el personaje del video son la misma persona. Ya simplemente existen parecidos, pero no ha lugar a conclusiones contundentes. Finalmente, no se requiere ser un experto en el tema para concluir que la voz del video es más parecida a la que han presentado algunos medios de comunicación como de Milton Sierra, que a la del exdiputado del Valle.

Humildemente aportaría una prueba más contundente: pudimos presenciar entonces y la televisión se ha encargado ahora de refrescarnos la memoria, el reencuentro de Sigifredo López con su familia, especialmente con sus hijos. Fue emocionante y la cara de alegría espontánea y sincera del exdiputado, no era la de alguien que hubiera simulado un secuestro por siete años largos, para ayudarle a un grupo guerrillero. No es posible simular tal grado de felicidad.

Me temo un nuevo fiasco de la Fiscalía que producirá más escepticismo y vergüenza entre los colombianos, más dolor y tragedia a Sigifredo López, su familia y sus amigos.

 

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