Esta semana anunció el doctor Alejandro Ordoñez Maldonado su intención de aspirar a la reelección como procurador general de la Nación. Está en todo su derecho.

Lo inconcebible, lo ilógico fue que antes de un pronunciamiento del Partido Conservador o del Partido de la U, dos colectividades situadas a la derecha del espectro ideológico, el Partido Liberal mostrara sus simpatías y apoyo a la aspiración reeleccionista del procurador.

Nada personal tengo contra el doctor Ordóñez, fuera de una glosa, en mi sentir, grave y de la cual me ocuparé más adelante. Como liberal no me deben asustar sus posiciones ideológicas y, aunque no las comparta, debo ser respetuoso de ellas. Lo inconcebible es que a pesar de fallos jurídicos y de preceptos constitucionales, él se obstine en fijar posiciones contrarias a esos mandatos, cuando es el representante de la sociedad y defensor de los derechos de los colombianos. Ordoñez tiene un pensamiento contrario al ideario liberal, si aún conservamos alguna ideología.

Extraña pues que los jóvenes liberales, el jefe único, doctor Simón Gaviria y el doctor Juan Manuel Galán hubiesen salido, extasiados frente a la candidatura de Ordoñez Maldonado, a respaldarlo incondicionalmente. No lo dudaron, esa es la persona providencial que al frente del Ministerio Público espera el liberalismo colombiano.

Le aprendí a Sergio Fajardo, un verdadero fenómeno político, en la pasada campaña que los políticos y los partidos tienen que ser coherentes entre lo que predican y lo que practican. En el caso en comento el liberalismo no es coherente con su ideología, con lo que predica y dice defender.

Dicen Gaviria y Galán que Alejandro Ordoñez ha sido un perseguidor implacable de la corrupción en Colombia. Personalmente tengo mis reservas: En Antioquia todos los días sale un escándalo distinto sobre la administración departamental pasada y la Procuraduría regional permanece ciega, sorda y muda como la canción de Shakira.

Desde este espacio de opinión, en los artículos del senador Eugenio Prieto y en investigaciones serias y contundentes de los periódicos El Colombiano y EL MUNDO se han denunciado actos muy graves de corrupción y la Procuraduría en Antioquia no lee prensa, ni presta atención a esas cosas. Ordoñez Maldonado ha sido selectivo al perseguir a los corruptos. No más esta semana el centenario periódico El Colombiano denunció en tres entregas y con datos irrebatibles, casos de corrupción en la Fábrica de Licores de Antioquia.

A estudio del Procurador tiene un proceso con pliego de cargos sobre la distribución de los licores de Antioquia en Risaralda con pruebas muy comprometedoras ya recaudadas y nada se dice. El famoso “botellón” practicado en la contratación en Antioquia tampoco ha merecido un pronunciamiento del Ministerio Público.

Una denuncia que instauré hace más de un año sobre intervención en política del ex gobernador Ramos, asunto en el cual me dijo en una virulenta carta el doctor Ordóñez Maldonado hace más de 14 meses que prontamente sería llamado a ratificarme en mis afirmaciones, todavía espero la citación y como se ven las cosas, ni para qué me citan.

Muchas más pruebas puedo citar de la actitud selectiva del Procurador, quien además, como la Fiscal, creen que corrupción no existe sino en Bogotá.

Coherencia señores dirigentes liberales.

 

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