Por Jorge Hernando Pedraza. Tumaco desde hace ya varios decenios ha padecido de distintas enfermedades.

Recuerdo que hace unos 30 años era víctima de un Clan político de ingrata recordación que saqueó cuanto había del erario público. Luego la presencia de las Farc, que dominaron por largo tiempo ejerciendo en la práctica, soberanía en reemplazo del Estado y ahora las bandas organizadas del crimen cuyo alimentador y combustible vital es el cultivo ilícito y obvio por ser puerto estratégico, el narcotráfico.

El responsable es el Estado por su mínima presencia, por no tener labor social de impacto para reivindicar a la gente y sacarla de la pobreza con programas que hubiesen permitido el crecimiento de Tumaco como el muelle alterno a Buenaventura.

Ahora recuerdo que se proyectó allí la construcción de un gran puerto que alimentado por un oleoducto, fuese la “despensa” petrolera con refinería incluida ¡qué diferencia… si esto se hubiera construido tendría entonces vocación petrolera y no cocalera!

Entre tanto el crimen se ha apoderado de la ciudad, el terror abunda y la anarquía campea, actualmente este es el municipio del país con más cultivos de coca, elevados niveles de homicidios, hay disputas por el territorio, desempleo y al menos 100.000 jóvenes se rebuscan la vida como pueden. Tumaco registra 16.960 hectáreas de cultivos de coca, según cifras de la ONU de 2015.

Lástima que nuestra constitución no previó un mecanismo de intervención central, ahí si necesario, para tomar las riendas administrativas y política con autoridad por el tiempo necesario para superar la grave crisis y volver hacer viable la convivencia allí. 

Por ahora pareciera que es una ciudad fallida.

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