Por Gabriel Ortíz.-El desespero arropa, y de qué manera al uribismo, a ese grupo que ha juntado todas sus malas energías, con las que pretende pervertir y degradar una nación que logró escapar al paramilitarismo y la corrupción, para conseguir una paz negada durante más de medio siglo.

Como no le funcionó  una tramposa tercera reelección para escapar, junto con varios de sus muchachos a la justicia y como continúan lloviendo investigaciones graves contra él y algunos de sus más cercanos amigos y parientes, Uribe busca nuevamente llegar al poder a como dé lugar, por si, o por interpuesta persona que le camine a esos instintos y propósitos. Y habla arrogantemente de decapitar los acuerdos de La Habana, cuando regrese a ese poder perdido.

Lleva cuatro años y medio sin dormir tranquilo -parece que el insomnio es su delirio- porque se encontró con un Presidente amigo de encontrar la paz y derrotar la violencia que se utilizó para arrebatar vidas, tierras, fortunas y bienes de quienes atizaron la guerra por tantos años para ensangrentar la patria, desplazar y destruir lo que no saciara sus apetitos.

Las negociaciones no fueron fáciles, no por exageradas exigencias de las Farc, sino por la intromisión de Uribe y sus muchachos, que no dieron tregua alguna durante ese período para tratar de impedir que se llegara al anhelo de un pueblo tan sufrido. La mentira y la saña, fueron sus armas. No ahorraron minuto para inventar cuanto cuento pasara por sus mentes. Quisieron desorientar a las Fuerzas Militares y llevarlas hacia las más insospechadas acciones. Pero fallaron. Ellas son leales a su pueblo y respetuosas de la Constitución. Se quisieron valer de algunos militares retirados para torpedear los diálogos, pero sus compañeros descubrieron la “maturranga”.

Hoy el país respira un nuevo aire, mira un apacible horizonte y recibe las primeras caricias de la paz.

Hay que leer las 279 páginas del acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, para decirle SÍ. No de otra manera podremos decirle al uribismo que sea honrado, decente, leal y honesto. Y que aprendan a elaborar resúmenes responsables, no llenos de mentiras. Nuestra paz será estable y duradera. ¡SÍ!

BLANCO: El respaldo internacional a Colombia por lograr la paz.

NEGRO: La percepción de seguridad de Bogotá, es prefabricada. Cuidado.

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