Por Rodrigo Villalba Mosquera.-Desde que tengo uso de razón me acuerdo que todos los gobiernos presentan reformas tributaria a consideración del congreso en el ánimo de conseguir nuevos recursos para financiar sus gastos, especialmente el de sus respetivos planes de desarrollo, y desde que me conozco cada vez que hay una iniciativa tributaria los sectores afectados, especialmente los de los grandes ingresos claman al cielo para que no se siga su trámite hasta tanto no se traiga una reforma estructural, donde desaparezcan los impuestos anti técnicos e inequitativos, así ocurrió en el último trámite tributario y se estipuló en la propia ley que el gobierno nombrara una comisión de expertos para que le presentaran al país un estudio de la estructura tributaria nacional, ahora que lo presentan, con una dosis de fariseísmo los mismos que pidieron la comisión de expertos la están atacando.

El presidente Santos no debe presentar al congreso reforma tributaria alguna, porque el nivel impositivo en Colombia ya es alto y por impopular, generándole una ambiente negativo a la meta grande de sacar adelante el proceso de paz. Pero desde ya debe quedar claro que ni hoy ni nunca mientras subsista la gran brecha social en nuestra patria, se debe pensar si quiera en subir la tarifa del IVA porque es regresivo y afecta a los pobres.

La bancada del liberalismo ya tomó la decisión que nunca apoyaría más IVA, como tampoco estamos de acuerdo de ampliar la base gravable hacia abajo, se debe ampliar es hacia arriba hacia las exenciones pero lo que si debe hacer el gobierno y los sectores académicos es dar un debate nacional, y llevar a foros la propuesta de los expertos tributaritas para que revisemos definitivamente el sistema impositivo colombiano que es inequitativo. Aquí hay muchos que tributan lo que no deben tributar y muchos que deben tributar y no tributan. Las exenciones se han convertido en troneras de evasión y de inequidad, donde hay pulpos económicos que realizan gasto social con un descuento superior al de la propia inversión, y de "ñapa" aparecen como "benefactores" convertidos en grandes ídolos, con la platica de los impuestos. 

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