Por Mauricio Cabrera.-Colombia Siembra. Con este significativo nombre el Ministerio de Agricultura ha lanzado un ambicioso plan para desarrollar el sector rural colombiano, cuyos objetivos son garantizar la seguridad y la soberanía alimentaria del país y aumentar la oferta exportable. Las metas son sembrar 1 millón de hectáreas nuevas y generar 270.000 empleos nuevos en el campo, destinando $1,6 billones del presupuesto nacional a programas de estímulos al agro y unos $24 billones al crédito agropecuario. Son metas ambiciosas, porque mientras que los últimos 25 años el área cultivada solo creció 600.000 hectáreas, ahora se busca que aumente 1 millón en tres años. La seguridad y la soberanía alimentaria es prioritaria, porque con la apertura hacía adentro de las dos últimas décadas Colombia se ha vuelto en extremo dependiente de las importaciones de alimentos. Así mientras en 1990 comprábamos en el exterior 1,2 millones de toneladas de alimentos por valor de USD 400 millones, el año pasado importamos 10,2 millones de toneladas por valor de USD 6.200 millones.

Diversificar la oferta exportable también es necesario porque, a pesar de la enorme diversidad y potencial del campo colombiano, el 88% de nuestras exportaciones agrícolas se concentran en solo cinco productos (café, flores, banano, azúcar y aceite de palma).Las estrategias e instrumentos del plan son similares a los que se han tratado de utilizar en otras ocasiones: Asistencia técnica, financiación, ayuda en la comercialización, mecanización, distritos de riego, etc. El gran reto del Gobierno es lograr que estas ayudas y estímulos lleguen a los pequeños productores campesinos (que son el 75% de las unidades productivas, aunque ocupan solo 2,6% del área agrícola) y no se queden en unos pocos grandes agroindustriales como sucedió con AIS. A Colombia Siembra le falta una estrategia indispensable para lograr el desarrollo del agro con equidad y es el incentivo y fortalecimiento de los mecanismos de organización campesina y asociación de productores, que son la mejor manera de aumentar la productividad del pequeño campesino, reducirle los costos de insumos y financiación y garantizarle la venta y comercialización de sus productos. El modelo a seguir son las cooperativas agropecuarias, que en todo el mundo tienen una impresionante participación en el sector agrícola.

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