Bogotá, D.C. 4 de mayo de 2018. Por Felicia Saturno Hartt. Foto: DPA.- Desde que el internet y las redes dieron espacio de comunicación, interacción y protesta a los ciudadanos del mundo, para mostrar, denunciar y dejar registro de lo que sucede, los gobiernos no sólo han satanizado las herramientas de internet, como medios digitales y redes sociales, sino han detenido las inversiones de infraestructura e intentado bloquear el servicio. Uno de esos casos es el de Telegram.

Telegram es un servicio de mensajería, fue desarrollado por los hermanos rusos Nikolai y Pawel Durow, que permite a los usuarios enviar mensajes similares a WhatsApp. Un usuario de telegrama puede compartir no solo mensajes de texto, sino también fotos y videos con una sola persona o un grupo. Además, de poder suscribirse a varios canales públicos como en Twitter, se puede obtener información sobre noticias o eventos actuales.

Para usar el servicio, es necesaria una conexión a Internet. Sin embargo, incluso a bajas velocidades de Internet, los mensajes se pueden intercambiar y subir videos. Muchos ciudadanos, a nivel mundial, usan estas funciones.

Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones, afiliada a la ONU, unas 40 millones de personas usan Telegram, al mes.

Este poder de interconexión tiene a más de un gobierno, sobre todo en lo referente a las violaciones continuas de los DD.HH., preocupados. La censura previa, el cierre de medios y el asesinato de periodistas, prácticas de terrorismo del estado, no han podido callar las redes y medios digitales.

Ya en Rusia y en Iran, se han bloqueado funciones y muchas direcciones IP, desde enero.

Es interesante señalar que Irán, con una población de 80 millones de habitantes, unos 48 millones poseen un teléfono inteligente y esto es un poder de comunicación y convocatoria superior al de la Primavera Árabe de 2011, demostrada con la protesta sucedida, en Teheran, donde iraníes de todas las edades protestaban por su red y por su derecho a la Comunicación.

En Rusia la protesta no fue menor. Miles de personas se concentraron en la céntrica avenida Sájarov de Moscú, en una protesta contra el bloqueo del servicio de mensajería por internet Telegram, prohibido por decisión judicial tras negarse los creadores de Telegram a entregar a las autoridades rusas las claves para descifrar sus mensajes.

"Miles de jóvenes progresistas participan en el mitin en Moscú, pese a las colas en los detectores de metales" colocados por la policía que hay que atravesar para acceder a la marcha, escribió en su Telegram el fundador del servicio, Pavel Dúrov.

El empresario ruso, que también creó la red social Vkontakte, la mayor de toda Europa, cree que "el futuro de internet está en vuestras manos. Hay quién dirá que la concentración no va a cambiar nada, pero no es así. Rusia está en una encrucijada. Todavía no se ha adoptado una censura total. Si no se hace nada, Rusia perderá Telegram y otros servicios populares", dijo Dúrov.

En su empeño de hacer caer todas las direcciones IP en las que se refugia Telegram para evitar su bloqueo, Roskomnadzor, el regulador ruso de las comunicaciones, ha perjudicado a millones de usuarios y a decenas de grandes compañías de internet como Google, Apple y Amazon.

Los internautas rusos se quejan en masa de problemas para acceder y usar con normalidad la web de Amazon, servicios de Google como Youtube, Gmail, Google Play y Google Drive y la tienda digital de aplicaciones AppStore de Apple, entre muchos otros.

Esto perjudica las finanzas rusas y definitivamente la industria tecnológica es más lucrativa que otras.

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