Por Felicia Saturno Hartt. Foto: EFE.- Uno de los pendientes más importantes de la Agenda Gubernamental es indudablemente mejorar los salarios de los docentes. Ni liberales, ni socialdemócratas, ni conservadores, ni populistas han logrado llevar a los educadores a una retribución  digna por su importante trabajo en América Latina.

Por ello, muchos jefes de familia discuten estas aspiraciones profesionales de sus hijos, porque este fabuloso oficio, aparte de requerir constantes actualizaciones y jornadas que se extienden a los hogares de los docentes, nunca ha sido bien remunerado e incluso bien ponderado. Ser maestro no es prestigioso.

Recientemente, los maestros de la Provincia Argentina de Buenos Aires convocaron a un paro nacional, región que cuenta con la mayor matrícula de estudiantes del país austral, por lo paupérrimo de sus ingresos como docentes.

En la provincia de Buenos Aires, donde viven unos 17 millones de personas, un maestro de educación primaria de hasta un año de antigüedad en el puesto, gana 8.846 pesos argentinos (570 dólares) por 20 horas semanales. El sueldo sube a 11.937 pesos (769 dólares) si el docente tiene más de 24 años de experiencia.

Paradógicamente, esta legal acción ciudadana de los maestros bonarenses fue calificada como “oportunista” por el Presidente Mauricio Macri, ante la huelga de 48 horas que comenzaron en casi todo el territorio, tras no llegar a un acuerdo con el Gobierno sobre sus aumentos salariales.

Oportunismo por no aceptar un mísero 18%. Los profesores de la administración pública argentina reclaman una mejora salarial del 30-35% para compensar la inflación, un porcentaje resistido por el Ejecutivo para contener el aumento de los índices de precios y para reducir el déficit fiscal, que este año alcanzará el 4,2% de Producto Interior Bruto (PIB), según el propio presidente.

A diferencia, en Uruguay, un maestro que comienza su carrera percibe 24.722 pesos (875 dólares), también por 20 horas de aula. Al final de su carrera, esta remuneración puede escalar a 40.526 pesos (1.434 dólares). No muy alta tampoco.

Brasil paga a sus profesores 2.298 reales (737 dólares) por 40 horas semanales. Este sueldo es el mínimo nacional fijado para los trabajadores de la enseñanza.

En Chile, el salario promedio por 35 horas semanales fijado para un maestro de enseñanza básica con menos de cinco años de experiencia ronda los 600.000 pesos (860 dólares).

Ecuador paga a sus docentes un mínimo de 817 dólares por seis horas diarias de clase, tras el reciente aumento dictado por el gobierno. Antes, un maestro con un título terciario obtenía 530 dólares por las mismas tareas.

En Perú, por 30 horas a la semana en el aula, un maestro que empieza a trabajar puede aspirar a 1.700 soles (516 dólares).

Un trabajador novato de la enseñanza en Colombia percibe en promedio 1.426.000 pesos, unos 479 dólares.

En Ciudad de México, un maestro de escuela primaria que da sus primeros pasos en la carrera docente puede recibir mensualmente alrededor de 6.000 pesos (307 dólares) por 25 horas semanales.

La gran responsabilidad social de los docentes no es estimada al establecer sus remuneraciones. Incluso son los profesionales que cuentan con los peores establecimientos de trabajo y con los lugares más peligrosos y distantes para enseñar.

Si se quiere productividad y desarrollo, hay que invertir en Educación. Y esa no es una inversión sólo en infraestructura y regionalización, sino en la calidad de sus docentes, en las oportunidades crecientes de formación de todo el sistema educativo, en una perspectiva de inversión de la carrera docente como capital humano.

Comments powered by CComment