La decisión del nuevo Senador de la Alianza Verde, de bajarse los pantalones y mostrarle la nalga a los senadores, representantes y asistentes a la sesión de instalación del nuevo Congreso de Colombia, mientras pronunciaba su discurso el Presidente saliente del Senado Efraín Cepeda, generó indignación.
Sin embargo, la justificación de Antanas Mockcus, quien ya lo había hecho en 1993 en el auditorio de la Universidad Nacional, fue una decisión de protesta porque los congresistas no atendían el discurso final de Cepeda.
Desde la óptica de la dirección de Ecos, fue una actitud desubicada del senador Mockus y su gesto simbólico es fallido por cuanto es repetido y se sometió al escarnio público sin lograr su objetivo.
Desafortunadamente la dinámica parlamentaria, no sólo en Colombia, sino en muchos países, no respeta la debida dinámica de las intervenciones de los congresistas y se suele observar la poca atención a los oradores, el uso inoportuno de los móviles y, muchas veces, las siestas en plenos debates.
Senador Mockus, usted pretendió llamar la atención mostrando sus nalgas, para corregir esas malas costumbres impropias en la institución parlamentaria. Su protesta la consideramos legitima, pero desubicada.