Nunca un evento sanitario tuvo la capacidad de mostrar la realidad del Poder Político Mundial cómo la del Covid19

Por Luis Fernando García Forero. Nunca un evento sanitario tuvo la capacidad de mostrar la realidad del Poder Político Mundial cómo la del Covid19.

13 meses antes, en la Navidad del 2019, muchos dirigentes políticos, funcionarios gubernamentales e incluso influencers, afirmaban soberbiamente que teníamos un mundo caminando por la cima de la Modernidad.

En el comienzo del 2021 el balance no demuestra esa afirmación, sino un abanico de improvisaciones, incapacidad de gestión y sobretodo, desamparo con la ciudadanía, principalmente las gentes más vulnerables.

Ciertamente este virus, el Covid19, como el de la Influenza, los contagios de la malaria y el ébola, son enfermedades poderosamente cambiantes, requieren estudio, monitoreo, porque afectan masivamente.

Ausencia de medicina preventiva

De ahí que se requieren políticas públicas en salud con iniciativas para darle prioridad a la medicina preventiva. Un mundo civilizado y políticamente ordenado, podría anticiparse a esos virus con programas que lleguen a todos los rincones de las comunidades en el país.

La realidad del poder frente a esa catástrofe mundial, fue otra. Si nos referimos a Colombia, el Gasto Sanitario, desde inicios de los 90, ha sido inferior ante el Gasto Militar, de un lado. De otro, la tendencia populista ha invadido la Gestión Pública, con ministerios sin planes, sin estadísticas reales, sin dotación sanitaria de emergencia, sin pruebas diagnóstica y sin recursos humanos bien pagos y preparados.

Tampoco ha habido un liderazgo que agarre el toro por los cachos y tome la vocería directa.

El jefe de Estado va con directrices, por un lado, y por el otro, los mandatarios regionales y locales. Se necesita liderazgo fuerte y contundente en decisiones en materia de salud pública ante la pandemia, porque deben estar por encima de cualquier interés económico y político.

El Covid19 es letal, tal como lo demuestra el número de fallecimientos, que en el caso de Colombia está a puertas de llegar a los 50 mil decesos.

Renta Básica

Iniciativas como la Renta Básica, que se empezó a discutir en el Congreso presentado por más de la mitad de los parlamentarios entre senadores y representantes, no tuvo el ambiente, precisamente porque toca la piel económica de sectores que se deberían haber puesto la camiseta por la vida ante la tragedia del coronavirus.

La Renta Básica hubiese amortiguado y mitigado el aumento del contagio puesto que hubieran llegado recursos a los hogares y familias vulnerables del país para su supervivencia.

El Gobierno se quedó corto para tener el valor de apoyar el proyecto en el Congreso, que aún es viable ante la segunda ola que estamos presenciando con dicho virus. Pudo más la fuerza económica, que la política sanitaria para prevenir más contagios y muertos. 

No es aceptable que dentro de los decretos de la emergencia se hubiesen incluido articulitos que denunció el partido liberal en el Congreso al señalar que se le daba vía libre para vender acciones de la nación en empresas como Ecopetrol, patrimonio de los colombianos.

La prevención y control del coronavirus, requería que el liderazgo, si lo podemos mencionar, demostrara, en forma contundente, validez desde el punto de vista sanitario y político.

No hubo tampoco una visión estratégica de la situación. “Quédate en Casa” nos salvaba de contagiarnos en la calle, pero no en la casa. Los gobiernos no se preguntaron cómo iba a sobrevivir ese inmenso grupo de gente que a nivel mundial no tiene un empleo formal y que según la OIT son más de 2.000 millones de personas que viven de la economía informal, gran parte en los países emergentes y en desarrollo.

Marketing no alivia el hambre

Pocos pensaron en programas compensatorios o paliativos. Porque la Pandemia reveló su poca capacidad técnica y política. El marketing es ayuda, pero no alivia el hambre. Eso es lo que debe tener en cuenta el jefe de Estado colombiano.

Idealmente se requería un Plan Estratégico más allá de la Emergencia, es decir, una estrategia liderada por el Gobierno con la dirigencia política representada en el Congreso, el Sistema Financiero y los grupos económicos, incluyendo a los pequeños empresarios y agremiaciones.

No hay duda, el Covid19 mató a miles de personas en las UCI o peor aún, en ausencia de estas.

Es importante destacar que también perjudicó a la población los asuntos postergados y pendientes de los gobernantes: programas de asistencia, información sanitaria y asesoría, el acceso a internet para escolares, principalmente en zonas rurales, y el teletrabajo con garantías para los empleados, entre otros.

Claro está que los avispados han hecho sus negocitos y con la rueda de vacunas e insumos, se podrán cuadrar otro año de corruptelas.

Covid 19 sigue mutando

El Covid19 sigue mutando y matando gente y aprovechándose de las debilidades institucionales.

Aún sigue pendiente el salvavidas contra el coronavirus porque las vacunas apenas empiezan y aún no hay un 100 % de su resultado para controlar y erradicar la pandemia del Covid 19.

La estrategia política efectiva para sacarnos de esta catástrofe de salud pública y que ha llevado a la quiebra a millones de personas, aún sigue pendiente.

La Granja, Santander, 8 de enero de 2020

 

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