Keiko fue detenida por vínculos con lavado de dinero mientras su hermano Kenji lucha por mantener su vida política en pie y el Patriarca Alberto Fujimori, el otrora hombre fuerte del Perú ruega, desde el hospital, que no lo regresen a prisión, pues eso significará una "condena a muerte" para él. Un argumento digno de una película de Quentin Tarantino.

Keiko fue detenida por vínculos con lavado de dinero mientras su hermano Kenji lucha por mantener su vida política en pie y el Patriarca Alberto Fujimori, el otrora hombre fuerte del Perú ruega, desde el hospital, que no lo regresen a prisión, pues eso significará una "condena a muerte" para él. Un argumento digno de una película de Quentin Tarantino.

Una semana después de perder el indulto que sacó de la cárcel, el ex presidente peruano Alberto Fujimori contempla impotente desde la cama de un hospital cómo sus hijos y herederos políticos están a merced de la justicia, igual que él y enfrentados políticamente.

Su hija mayor Keiko, la poderosa líder opositora cuyo partido domina el Congreso del Perú, fue detenida por un supuesto aporte ilegal de 1,2 millones de dólares de la constructora brasileña Odebrecht a su campaña electoral en 2011.

Su benjamín Kenji, que perdió su banca parlamentaria en junio, enfrenta cargos de cohecho y tráfico de influencias por intentar salvar de la destitución al entonces Presidente Pedro Pablo Kuczynski, quien renunció en marzo.

La Familia Fujimori sigue dominando la Agenda Política Peruana, a pesar de sus actuales desgracias y aunque han pasado dos décadas desde que el patriarca se marchó a Japón, la tierra de sus ancestros y envió su renuncia a la presidencia por fax, luego de ser acusado de delitos de lesa humanidad.

Los hermanos Fujimori, con propia trayectoria política, ya que habían sido candidatos a la presidencia y el diputado más votado del Perú, están enfrentados desde diciembre de 2017. El cisma del Fujimorismo se gestó cuando el Congreso de Perú votó un pedido de destitución del Presidente Kuczynski, por mentir sobre sus lazos con Odebrecht.

Keiko quería a toda costa echar a Kuczynski, pero Kenji le lanzó un salvavidas, al abstenerse en la votación junto a otros legisladores leales.

Tres días después, Kuczynski indultó al expresidente Fujimori, gesto interpretado como pago a Kenji, quien se había esmerado en conseguir la liberación de su padre, a diferencia de su hermana, que se había manifestado cauta, por temor a que ensombreciera su liderazgo político.

Kenji renunció en febrero al partido fujimorista (derecha populista) alegando que éste ya no tenía "autoridad moral" por las revelaciones de aportes de Odebrecht, la causa que ha llevado a prisión a Keiko.  Además, sugirió que crearía un partido propio para impulsar sus ambiciones presidenciales, pero la venganza de su hermana no tardó en llegar.

En marzo, un legislador leal a Keiko denunció que Kenji había intentado comprar su voto para salvar a Kuczynski de una nueva moción de destitución y sustentó la denuncia con un video grabado clandestinamente, cuya difusión condujo a la renuncia del mandatario.

En junio, los votos de los legisladores del partido de Keiko despojaron a Kenji de su escaño parlamentario y lo pusieron en manos de la justicia.

"Quiero dirigirme a mi hermana Keiko y decirte, bueno, felicitaciones, aquí tienes mi cabeza en bandeja", dijo entonces Kenji.

Todo un entorno familiar lleno de rencillas, ansia de poder y descomposición familiar, que comenzó con el divorcio de la pareja presidencial Alberto Fujimori y Susana Higuchi, por las aspiraciones políticas de ésta.

Por lo visto, los nuevos temas de película no necesitan de mafiosos, narcos o ladrones, con los políticos sobra.

Lima, 12 de octubre de 2018.-

Por Felicia Saturno Hartt.

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