Bogotá, D.C. 5 de marzo de 2018. Por Felicia Saturno Hartt. Foto: El Vistazo.- El sentido de la oportunidad de las transnacionales del crimen organizado asombra a los más avezados visionarios del mundo de los negocios.

Espionaje, robo de información estratégica y cybermonitoreo ya son actividades delictivas que compiten con las noticias de asesinatos, secuestros, tráfico de drogas y conflictos armados.

Los cibercriminales han tomado la delantera a sus colegas materiales. Un preocupante ejemplo es el ataque a la red del Gobierno de Alemania, sucedido recientemente, que fue denominado como un acto de espionaje entre países, pero que representa, además, un nuevo riesgo digital.

Este tema no sólo preocupa a la opinión pública alemana, sino a la mundial. ¿Cómo pudieron ingresar un (os) hackers a la red gubernamental de Alemania, cuidadosamente protegida y durante un año copiar, robar y espiar información estratégica?

Lo más asombroso sería interrogarse, asimismo, ¿cómo lo pudieron hacer sin que los supervisores de la red pudieran percatarse?

Todas las alarmas apuntan a responsabilizar a los rusos, del Servicio Secreto (GRU), por su aún no probada participación en procesos políticos recientes de intromisión en las datas de otros estados.

Lo cierto es, que aun cuando no se estime un caso cibercriminal para algunos por ser espionaje, también es un delito. Y una transgresión que vulnera la seguridad y soberanía nacional sobre las datas públicas.

El último informe de la Oficina Alemana de Seguridad Informática (BSI), como lo señala Matthias von Hein, presenta un listado de cerca de 36 grupos de ciberespionaje activos a nivel internacional que también tienen al Gobierno Alemán en la mira.

Además del grupo de hackers ruso conocido como Snake, del que hasta ahora se sospecha que pudo haber perpetrado el ataque, también otros grupos están interesados en entrar a las redes gubernamentales alemanas.

Entre ellos, están el grupo ATP28 o Fancy Bear, y otros llamados "Machete”, "Lotuspanda” o "Shamoon”. Nombres que indican que puede tratarse de hackers chinos e iraníes.

Una utilísima información que pudo ser referencia para monitorear la red del gobierno teutón.

Tampoco debería sorprender a nadie, como señala  von Hein  que “el espionaje por parte de Rusia”. Más bien debería sorprendernos que el Parlamento Alemán no haya informado sobre los ataques durante dos meses.

También debería ser motivo de sorpresa que instituciones alemanas sigan teniendo agujeros de seguridad, los llamados "Zero Dates”, y que continúen manteniendo en secreto y permitiendo que sigan siendo el portal de entrada de nuevos ataques, en lugar de cerrarlos, lo cual haría todos los sistemas más seguros.

Hace siete años el Centro de Defensa contra Ciberataques, inaugurado después de la aprobación de la Estrategia de Ciberseguridad, la red gubernamental alemana asociada entre Berlín y Bonn, envidia de los países más pobres y los más atrasados, desacoplada de internet, parece no lograr sus objetivos estratégicos de creación.

En este complejo momento digital, al igual que se debe planificar el mantenimiento preventivo de los sistemas ante la avalancha de datos del Internet de las Cosas, habrá que planificar y proyectar la Cyberseguridad en los Estados.

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