A partir de este 7 de agosto, cuando se posesione el Presidente, Juan Manuel Santos Calderón, se inicia la etapa más importante.
A partir de este 7 de agosto, cuando se posesione el Presidente, Juan Manuel Santos Calderón, se inicia la etapa más importante del jefe de Estado: el reto de alcanzar la reconciliación nacional y lograr una justicia social que permita una verdadera y duradera paz.
Por eso la mayoría de compatriotas refrendaron su mandato en las urnas, esperanzados en que se firme el fin del conflicto, iniciativa que no debe tener reversa y mucho más ahora cuando la Corte Constitucional le dio un espaldarazo al proceso, al declarar exequible el Marco Jurídico para la Paz, herramienta jurídica para iniciar el camino de la reconciliación.
Pero además de esa iniciativa, fundamental para el futuro de Colombia, también los colombianos están atentos a que el Gobierno y el Congreso, asuman de una vez por todas y aprueben las reformas políticas y sociales que permitan el desarrollo del verdadero Estado Social de Derecho que demanda la República de Colombia.
Sin justicia no se logra la paz. Esa premisa es primordial para que el legislativo aborde el tema incluyendo todos los sectores que tienen que ver con el tema. Sin recursos no habrá manera alguna para que haya una buena administración y evacuación de los procesos judiciales. Así mismo que los agentes operadores de justicia en el país sean mejor remunerados y no ronde la tentación de fallos judiciales injustos por los privilegios.
Ya el Congreso avanzó en ese tema pero no tuvo un buen final. Los senadores y representantes deben retomar esa iniciativa y volver a plantearla, pues se puede lograr una buena reforma si tiene el consenso de todos los sectores.
Reforma Política:
La reforma política debe tener prioridad en las comisiones primeras del Congreso. En la medida que se modernice el sistema político en la Nación y se den verdaderos fundamentos legales para el posconflicto, Colombia entra en la era de la buena política para administrar el Estado Social de Derecho, esencia fundamental de la Constitución de 1991.
En este aspecto, podríamos tener en cuenta las opiniones de la politóloga Elizabeth Hungar, de transparencia por Colombia, quien señala que un papel fundamental de Congreso y del Gobierno es “tener en cuenta el origen de los votos y la financiación de las campañas, pues de acuerdo con la investigación de Paz y Reconciliación habría algunos vínculos de legisladores con la ilegalidad. En manos de ellos está la aprobación de los acuerdos de paz. Se debe reglamentar el tema de la financiación de las campañas”.
Con una reforma moderna a la política, se alcanzaría el verdadero equilibrio de poderes, mejorar el tema de los aforados para que un Tribunal Especial investigue y juzgue a los altos dignatarios del Estado. Si no se corrige eso, tampoco habrá justicia.
Así mismo, oxigenar la oposición con un verdadero Estatuto y que los organismos de control se reformen abriendo el debate para que aceptemos que el mismo debe quedar en manos de los partidos de la oposición.
Si se reforman aspectos críticos que han dado origen al mal desarrollo de la política en Colombia, se acaba el fundamento de lo que siempre han manifestado quienes de una u otra manera han acudido a las armas para cambiar y tomarse el poder.
Salud y Educación
A los colombianos no se les debe seguir ‘tomando del pelo’ con el tema de la salud. Se debe mejorar dicho sistema estableciendo un servicio más humano y alcanzable a todos los sectores, principalmente a los más vulnerables. Ya la legislación estableció que es un derecho fundamental que tenemos todos los ciudadanos, por ello se debe respetar esa norma y establecer el nuevo régimen de salud y no seguir utilizando el mismo para negocio.
Sin un revolcón en la educación, Colombia no tiene ni el menor asombro de buen futuro. Santos, como Presidente, tuvo la mejor experiencia en aceptar que una reforma presentada a consideración del Congreso, fue derrotada por fuera de las Cámaras: los jóvenes se movilizaron y convencieron a todos el mundo que ese era un proyecto que no le convenía ni a ellos ni a los educadores, ni al país, pues la iniciativa trataba de privatizar la educación pública.
Fue un hecho sin precedentes que quedó en la historia de Colombia. Los jóvenes se hicieron respetar, por lo demás, un acto revolucionario pacífico y social para que se tenga en cuenta y Gobierno, educadores, padres de familia y estudiantes entre otros, se pongan de acuerdo y logren un verdadero proyecto que viabilice la educación que necesitan los colombianos para vivir en paz.
Son muchos los retos que tienen el Presidente Santos y el Congreso de Colombia. Los partidos de la Unidad Nacional, siguen rodeando al jefe de Estado en todas las iniciativas que permitan lograr la transformación del país, con el principal reto: la reconciliación.
Bienvenida la oposición critica y objetiva pero no con mentiras y sin fundamentos, que parecen más el dolor de una derrota que no pudieron alcanzar y que tampoco lo van a lograr. Colombia quiere la paz.