*Por Luis Fernando García Forero.-Se cumplen cinco años del Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, quien fue reelegido por cuatros años más por la mayoría de los colombianos.

Remplazó a su antiguo jefe,  el expresidente Álvaro Uribe Vélez, quien gobernó a Colombia por ocho años con su política de Seguridad Democrática, que si bien no logró la paz por la opción militar, si mermó las acciones de la guerrilla de las Farc y logró  desmovilizar, aunque con muchos cuestionamientos,  a las Autodefensas Unidas de Colombia.

Santos fue como ministro de Defensa del Presidente Uribe, un ‘alfil’ que con las acciones militares de las fuerzas legitimas del Estado,  jaqueó constantemente a las Farc dando de baja a importantes comandantes de ese grupo guerrillero, como Raúl Reyes, Alfonso Cano y el Mono Jojoy, entre otros.

Al iniciar su mandato el 7 de agosto de 2010, Santos fue certero en anunciar que seguía con su lucha contra la insurgencia y les pedía que se desmovilizaran, que si daban muestras de paz, estaría dispuesto a buscar mecanismos e iniciar un proceso de negociación. Ese mensaje traía algo intrínseco, pues ya se venían buscando acercamientos por parte de su hermano Enrique,  con voceros de ese grupo, en el silencio más absoluto, sin que se diera a conocer el más asomo de chisme, al menos, en los estrados y corrillos de la política nacional.

Los críticos de Santos, señalan que el Mandatario de los colombianos traicionó a su antiguo jefe, el expresidente Uribe. Muchos analistas de la política nacional, han señalado hasta qué punto una decisión política por buscar el camino de la reconciliación,  podría denominarse  traición.

Si eso es traición, porque el Presidente Santos optó por no dejarse manejar y por iniciar un proceso para ponerle fin a más de cincuenta años de lucha armada, pues que se acepte la traición, pero esa misma, no puede estar por encima de los intereses de la patria y de un mandato constitucional y legal: la paz.

Nunca antes un presidente de Colombia había avanzado tanto en lograr por el camino del diálogo, el fin del conflicto. Sabemos que no ha sido difícil, porque se ha negociado en medio de las balas.

Las críticas por el procedimiento del proceso de paz ahí están, siguen y seguirán,  es lo normal, porque  antes que eso, vivimos en una democracia, que aunque maltratada por la violencia, las voces de la oposición tienen el escenario, no sólo desde el Congreso, sino desde los medios de comunicación y las redes, donde los trinos deben ser expresiones de libertad, que los demócratas preferimos, a seguir trinando el traqueteo de las metralletas y de los fusiles.

Es ahí donde Santos ha acertado. Insiste en su proyecto político de lograr la paz. Además porque es un mandato constitucional y fuera de eso, él, como tal, es el símbolo de la Unidad Nacional. El pueblo le dio ese mandato y no ha abandonado ese barco que sigue capitaneando, con las fuerzas de los Partidos que lo acompañan en ese propósito y que lo  eligieron Presidente con una premisa: alcanzar la paz definitiva y duradera.

No será fácil, pero el avance de esos diálogos, el apoyo de la comunidad internacional, permiten ver el horizonte para que vivamos en una Colombia prospera y en paz, que la merecemos todos los colombianos de bien.

Aunque la paz no sólo es el silencio de los fusiles, el je fe de Estado debe demostrar que sigue además gobernando para atacar el otro cáncer: la corrupción, que es tal vez más grave que la misma rebelión armada, porque de alguna manera, por los robos en las arcas del Estado, eso sólo, ha justificado la existencia de la guerrilla. 

Al presidente Santos también se le debe abonar su lucha contra la pobreza, el empuje por las políticas sociales y por lograr mantener la economía estable, pese  a las adversidades mundiales por los bajos precios del petróleo y la imparable alza del dólar.

Señor Presidente, reconocemos su inaplazable propósito de seguir luchando por terminar el conflicto en Colombia. Siga así, su capital político que es la paz, está por encima de cualquier encuesta, por la paz lo elegimos la inmensa mayoría de colombianos. Adelante.

*Director www.ecospoliticos.com

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