Alfredo Benavides Castillejo

Por Alfredo Benavides Castillejo*. - Ama la tierra en que naciste, es una y nada más; canta Juanes, llegando al alma con ese mensaje, porque a pesar de hacerse la vida en otros lugares, la que te vio nacer es casi como el primer beso; inolvidable, y se le debe aportar así sea inmerecida y desagradecida.

En este nuevo año 2021 la pandemia está en jaque, se podría decir que es el año de la vacuna, los esfuerzos de gobernantes estuvieron y estarán concentrados en luchar contra ella, no obstante, en Colombia es un año preelectoral: en el 2022 se elegirán congresistas y presidente, quiera Dios post pandemia. Pero los monstruos; corrupción, indiferencia, envidia, inmoralidad, desarraigo, frivolidad, banalidad, oportunismo, mediocridad y otros, siguen vivitos y coleando sobre todo en las tierritas.

Pero todo lo malo tiene algo de bueno o no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, reza uno de los refranes populares con infinita razón. La compra-venta de votos en elecciones por 50 mil pesos o más; tamales, mercado, camisetas, gorras, tejas, ladrillos u otros a veces ocasionada por pura necesidad o porque la desconfianza en los políticos es tal que resulta mejor quitarles algo antes de sufrir la desesperanza al no volverlos a ver ni por la vuelta de la esquina después de elecciones, también está en jaque, porque la pandemia golpeó a unos menos que a otros pero de alguna forma afectó universalmente, se metió en el bolsillo, la cocina, la cama, en el rancho, y esto ocasionará que el ciudadano en general pensara de dos formas; que ese voto vendido incluso le podría costar hasta la vida misma, o estará al tanto de que proviene de la corrupción, entonces recibirá pero votará a conciencia por propuestas serias, realistas y favorables.

Eso de que el batir de las alas de una mariposa puede provocar un tsunami en otro lado del mundo, resultó cierto. Ninguna tierrita está a salvo o aislada. Somos parte integral, un voto vendido puede provocar el atraso de décadas de una tierrita y su nación, los avivatos tanto vendedores como compradores de votos, la tendrán cuesta arriba.

Entonces tenemos que salvar a la tierrita, enfrentando a esos monstruos. Son a los únicos que hay que quitarles el tapabocas. Como virus vienen ciertos años con sus aliados en las tierritas devorando y burlándose sistémicamente del pueblo.

Es tal la indignación, rabia, y desconsuelo de tierritas sin agua o peor contaminadas, sin empleo y trabajos, sin viviendas ni oportunidades, que este ejército democráticamente vencerá con mínimos recursos solo con la espada de la virtud, honestidad, colaboración, cooperación, actuando con propuestas de emergencia concretas.

Apuesto que después de esta pandemia resultaremos mejores seres porque vendrán otras, tarde o temprano.

Bucaramanga, 7 de enero de 2021

 

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