Amylkar D Acosta M

Por Amylkar D. Acosta M*.- Según Fedesarrollo, a consecuencia de la pandemia del COVID – 19 y de las medidas restrictivas que ha dispuesto el Gobierno para contrarrestarla las preexistencias de la economía y de los indicadores sociales se han visto exacerbado hasta alcanzar niveles históricos. De acuerdo con el DANE la tasa de desempleo en el mes de abril, en momentos en los que la contracción de la economía tocó fondo, se situó en el 19.8% y en agosto, después de tres meses de iniciada la reapertura de las actividades económicas, registró el 16.8%, 6 puntos porcentuales por encima del mismo mes del año anterior, que registró el 10.8%. El Banco de la República prevé que la tasa de desempleo en Colombia se mantendrá por encima del 14% tanto para este año como para el entrante. 

Ello, obviamente, se ha traducido en una pérdida de ingresos de los hogares que se calcula en $24 billones, lo cual está incidiendo el agravamiento de la lacra de la pobreza en el país. Jairo Nuñez, investigador de Fedesarrollo calcula que la pobreza subirá del 37.5% en 2019 al 49%, es decir casi la mitad de la población, retornando a los niveles de 2002; entre tanto la pobreza extrema (léase la indigencia) pasaría del 9.6% en 2019 al 14%.

Como lo previó un estudio de la Facultad de economía de la Universidad de los Andes, “la actual parálisis de actividades y la posible destrucción futura de empleos y de actividades productivas de cuentapropistas no sólo retrasarán el mejoramiento de los indicadores, sino que, además, devolverán al país el menos una década atrás”. Y ello es lo que se ha venido dando, pese a la reactivación de muchas de las actividades económicas. Ello explica, según el BID, que la clase media consolidada haya pasado del 30% al 12.7% y la clase media vulnerable del 37.7% a 28.6%.

La situación de los ninis, según el DANE, ha empeorado a consecuencia de la actual crisis pandémica, la tasa de desempleo de este grupo poblacional se elevó hasta el 33.3%, 15 puntos porcentuales por encima del nivel ya preocupante de 2019. Ello es terrible, es el colmo. Y, lo más preocupante es que, como lo sostiene la Secretaria ejecutiva de la CEPAL Alicia Bárcena “esta crisis no va a durar poco, por lo que muchas medidas que se piensan como coyunturales deben verse como estructurales”. Es el caso de programas como Ingreso solidario, que llegó para quedarse, el cual junto con otros que conllevan transferencia monetaria, condicionada y no condicionada, como jóvenes en acción, deberían conducirnos al establecimiento de una Renta básica focalizada en los vulnerables.

De allí que, como lo plantea la Gerente del FMI Kristalina Georgieva, “el apoyo fiscal debe mantenerse, al menos en 2021, con la salud y la educación como prioridad”. Y enfatiza que lo que más le preocupa  "es que se retiren los apoyos de manera prematura: podría provocar una ola de quiebras y un gran aumento del desempleo. Volvemos a decirles a los Gobiernos que no deben recortar esos salvavidas prematuramente”, antes de tiempo.

Consciente de los estragos sociales que está trayendo consigo la actual crisis y la prolongación de esta por tiempo indefinido, el Director de Finanzas Públicas del FMI Victor Gaspar está invitando a los estados a multiplicar la inversión social y para la financiación de esta plantea la necesidad de que los gobiernos tomen “medidas para mejorar el cumplimiento tributario y evaluar la aplicación de impuestos más altos para los grupos más acaudalados y las empresas más rentables”. Por su parte la economista Jefa del FMI Gita Gopinath advierte que “los impuestos tienen que ser más progresivos, las grandes empresas tienen que pagar lo ´justo´ en un contexto de merma generalizada de los ingresos públicos”. Y este es el caso de Colombia, en donde, desafortunadamente, el Gobierno no da muestras de tener la voluntad y la decisión política de tocar los privilegios de unos cuantos para salvar a los más.

Entre tanto, como lo aconseja, con mucha sindéresis, el Papa Francisco, la capacidad empresarial del país se debe orientar a conjurar la pobreza y a crear empleo, que en últimas es la única vía para reducir la pobreza y la exclusión social. En ello deben converger los esfuerzos de los sectores público y privado, los cuales deben comprometerse seriamente con el cumplimiento de los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), a los cuales hay que sumar uno más, cuya imperiosa necesidad se puso de manifiesto en esta crisis, que es el cierre de la brecha digital. Desde luego, el énfasis debe ponerse en los primeros cuatro objetivos, el fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar y por último, pero no menos importante, la educación de calidad.  

No se puede perder de vista, a la hora de definir las estrategias y el plan de acción para salvar vidas, generar empleo e ingresos, reducir la pobreza y la desigualdad de ingresos y de oportunidades que, como lo afirma el Profesor Peter Drucker, “el mayor riesgo en las épocas de turbulencia es actuar con la lógica de ayer”. Sigamos su consejo!

Barranquilla, noviembre 7 de 2020

Expresidente del Congreso y Exministro de Minas y Energía.

www.amylkaracosta.net

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