Por Ramón Elejalde.-Existen municipios donde prácticamente son los forasteros los que eligen sus autoridades. Esto sucede particularmente en ciudades pequeñas, que son las más susceptibles a este tipo de fraudes a la voluntad popular. La trashumancia electoral es un delito y dice la Registraduría del Estado Civil que “es la acción de inscribir la cédula para votar en un lugar distinto a aquél en el que se reside y constituye un delito contemplado en el Código Penal Colombiano bajo el nombre de fraude en inscripción de cédulas”. Está tipificado el delito en el artículo 389 del Código Penal con pena de cuatro a nueve años de prisión y que textualmente dice: “El que por cualquier medio indebido logre que personas habilitadas para votar inscriban documento o cédula de ciudadanía en una localidad, municipio o distrito diferente a aquél donde hayan nacido o residan, con el propósito de obtener ventaja en elección popular, plebiscito, referendo, consulta popular o revocatoria del mandato, incurrirá en prisión de 48 a 108 meses”.

Pero nuestro estatuto penal no solamente señala penas en contra de quienes promuevan estas prácticas, sino que también contiene fuertes sanciones para quien inscriba su cédula en lugar distinto al de su residencia. Han dicho las mismas autoridades electorales que: “El ciudadano que ha incurrido en el delito de trashumancia, también estará incurriendo en el delito de falso testimonio, ya que al momento de realizar la inscripción de cédula la persona está declarando bajo juramento que efectivamente habita en la ciudad, corregimiento o inspección de policía correspondiente”.

Esta última conducta está penalizada con prisión de seis a doce años.

Hace algunos días, en un populoso barrio de la ciudad de Medellín, un grupo de asistentes a una reunión política denunciaban los preparativos que algunos residentes en el lugar estaban realizando para trasladar un número considerable de habitantes de esta ciudad a inscribir su cédula a un municipio de Antioquia. Esos promotores están falseando los próximos resultados electorales de Medellín, sino en forma notoria los del municipio para donde tienen preparada la inscripción masiva de cédulas.

Desde hace años he denunciado en esta columna la delictiva costumbre que tienen algunos dirigentes políticos y autoridades del municipio de Uramita de inflar los resultados electorales acudiendo a la trashumancia de votos. El único resultado que he obtenido es el de la simple anulación de algunas de estas falsas inscripciones. Hoy Uramita no solamente tiene históricamente un censo electoral ficticio, sino que es el municipio campeón, hasta la fecha, en porcentaje de inscripciones de cédulas en Antioquia. Extrañamente nadie ha visto la movilización de esas personas. Las autoridades electorales también nos deben aquí una explicación.

El día que la Fiscalía y los jueces se decidan a investigar estos delitos, comenzaremos a ver el final del trasteo de votos.

Comments powered by CComment