Por Nicolás Garzón.-Ayer estuve reunido con un grupo de jóvenes de un colegio distrital de la ciudad de Bogotá, estos jóvenes están conformando un comité de defensa de los DDHH. Fui invitado con motivo de mi columna anterior y mi amistad con el gestor social de este colegio y quién cuenta con la experiencia de haber formado este tipo de comités en la Universidad Pedagógica de Colombia. Conociendo la importancia que tiene hoy en día la promoción y defensa de los DDHH en nuestro país, me decidí a ir, no sin reconocer que me llenaba de temores y dudas, puesto que sé que la población adolecente puede ser un público complejo por que si uno no logra llenar sus expectativas y no muestra seguridad en el tema pueden ser inclementes y rebeldes.

 ¿Cómo explicar el término de cultura? ¿cómo explicar el término de democracia? ¿cómo explicarlo sin ser aburrido y causar lo contrario a lo que pretendíamos y pretende el comité y es que los muchachos sean participativos? Solo quedaba un camino y era arriesgarse a ir y escucharlos. Que fueran ellos mismos quienes respondieran estas preguntas. Que grato es poder comprobar que tienen un nivel de información muy alto y que pueden dar opiniones muy diversas e interesantes cuando uno les da la oportunidad de expresarse. 

En el diálogo con estos estudiantes fui yo quién más se nutrió, pues oír a estas nuevas generaciones, que por más que pensemos que van a estos grupos solo a capar clase, lo que realmente están buscando son espacios de participación y cohesión social. Una de las conclusiones a las que llegamos fue la necesidad de hacer frente común por ejemplo al tema de seguridad, que en el sector en el que está el colegio es bastante preocupante. Y esto me genera son preguntas ¿qué sociedad les estamos construyendo a estos jóvenes quienes no sienten el respaldo de las instituciones para poder llegar al lugar en el que deberían sentirse protegidos y apoyados? ¿cómo debería ser el trabajo alrededor de la escuela para que se vuelvan espacios de construcción de sociedad? ¿Qué paz estamos construyendo ante los ojos de las nuevas generaciones? ¿cómo generar confianza de estos muchachos en las instituciones? Ellos están dando el primer paso ¿seremos capaces los adultos y el estado en general de cambiar el temor y la duda en expresarse de estos jóvenes en una verdadera democracia?

Invito a los líderes políticos, a los representantes elegidos por medio del voto, a acercarse a los colegios a dialogar con la nuevas generaciones. Tenemos mucho que aprender.

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