Por Jairo Gómez.-Es interesante el aporte de Gustavo Petro a la izquierda colombiana en esta campaña presidencial: la sacó definitivamente del clóset.

Acostumbrada a hablar pasito, con un lenguaje vergonzante, hoy se expone ante los colombianos como una alternativa de poder real, con verdaderas intenciones de cambio, un lenguaje fresco y seductor más allá de su propuesta de inclusión que es lo que la sociedad reclama a cántaros. Mientras la derecha, representada en todas sus versiones, se hunde en la mentira, la exclusión, la corrupción y un sistema de impunidad que se hizo para favorecer a los poderosos, la propuesta de Petro abre la esperanza para que esos delincuentes de cuello blanco vayan a la cárcel.

No hay que ignorar que senadores como Iván Cepeda, Jorge Enrique Robledo, y Alex López han puesto su grano de arena desde el Congreso con sus atrevidos debates de control político que han puesto en evidencia el sistema corrompido que gobierna Colombia.

La izquierda ya no es el demonio que va aniquilar la nación y sus instituciones, al contrario esas instituciones las aniquilaron hace muchas décadas quienes las han usufructuado. No saben qué inventarse, no saben de qué artificio echar mano para seguir engañando al pueblo. No hay tal, el coco son ellos no la izquierda (Petro). Mejor ejemplo no puede haber: Uribe es lo más parecido a la inmovilidad, quiere llegar al poder para perpetuar ese orden y regresar el país al siglo XIX, por ello recorre pueblo a pueblo incendiando voluntades con un discurso “castrochavista” trasnochado, tratando de sembrar el miedo sin ningún tipo de lealtad intelectual.

Desde los medios se acude a la opinión como estrategia para atajar a Petro y debilitar a Fajardo. Dos sendas columnas del pasado domingo en El Tiempo son muy reveladoras, en ellas, Rueda y Vargas, critican a Sergio Fajardo (qué coincidencia) con la clara intención de  afectar la imagen del candidato de los Verdes y El Polo para que caiga en las encuestas y, de contera, crecer a Vargas Lleras. Pero no les va a alcanzar, como tampoco sirvieron las falaces y manipuladoras proyecciones de una firma encuestadora.

Qué creíble puede ser un establecimiento político que dice cosas como estas. Va la primera: el candidato Germán Vargas Lleras ya le notificó a la maquinaria que lo acompaña: “Cero corrupción en mi gobierno. Ya les notifiqué a los congresistas (maquinaria) que me apoyan, que se acabó la robadera”. Va la segunda: “Voten antes de que los cojan presos”, les dijo el expresidente Uribe a sus parlamentarios afectos para sacar adelante sus atrocidades legislativas, como la reforma laboral que hoy nos tiene pariendo a los trabajadores colombianos.

Sin embargo, esas fuerzas negligentes y dañinas que han plagado el país de fosas comunes y de asesinatos de líderes sociales a diario sin consecuencia alguna, hoy, increíblemente, mantienen la primera opción de gobernar. Pero no todo está perdido también surge como una alternativa la izquierda capaz de romper este farragoso círculo vicioso que por muchas décadas ha menoscabado la sociedad colombiana.

@jairotevi

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