Por Jairo Gómez.- El mundo es una tómbola. Se mueve en direcciones insospechadas. Apenas se está decantando un hecho y de inmediato surge otro grave o más grave que el anterior, no hay tiempo de digerir.

Hoy la sospecha se ha hecho realidad y recién comienza: por un lado el comunismo pragmático apostándole a la globalización y, por el otro, el capitalismo más feroz cerrándole las puertas al mercado global.

Desde China, el gigante asiático, despojado de ideologías, le apuesta al intercambio comercial sin diques. Desde los Estados Unidos, ahora imbuido en una ideología nacionalista y de fronteras herméticas, le pone aldaba a los mercados o los grabará de acuerdo con sus intereses.

Dos discursos antagónicos: mientras Trump se propone devolverle el poder a su pueblo y poner por encima de todo a Estados Unidos, el presidente Chino Xi Jinping, rechaza el proteccionismo y le apuesta a una globalización humanizada en donde cuenten primero los pueblos.

Así es, mientras Estados unidos va camino a cerrar sus fronteras el foro económico de Davos, Suiza, donde desfila cada año la élite mundial de la economía de mercado, aterriza en los extramuros de una convincente realidad: lo dicho por el nuevo inquilino de la Casa Blanca en campaña se pondrá en práctica y “América será para los americanos”. Y entonces Europa prende las alarmas: USA y el Reino Unido, no serán más sus aliados incondicionales.

Contrasta la nueva concepción económica de la Unión americana con la expuesta por el presidente Xi Jinping, de la China, que plantea una nueva “filosofía económica” orientada a poner la globalización al servicio de la humanidad ahora cuando la cuarta revolución, la tecnológica, define el inexorable cambio de modelo de desarrollo en el mundo: la automatización o robotización del sistema económico cuya consecuencia inmediata es arrastrar a las sociedades a una transformación inusitada.

Sin mencionar a Trump, Jinping rechazó de plano el proteccionismo que impone fronteras artificiales en menoscabo de un mundo innovador, justo e incluyente. “El enemigo real no es el país vecino: es la hambruna, la pobreza, la ignorancia, la superstición y los prejuicios”, argumentó el líder asiático tras cuestionar la desigualdad en el planeta.

“No al proteccionismo”, exteriorizó Xi Jinping, a lo que Trump respondió con la proclama de que: “A partir de ahora, América primero. Cada decisión que tomemos en comercio, impuestos, inmigración, asuntos exteriores se tomará en beneficio de los trabajadores americanos y de las familias americanas”.

Tras hacer un discurso populista y teñido de nacionalismo, el nuevo presidente estadounidense desvirtúa el proceso neoliberal del libre mercado sin limitaciones arancelarias, para advertirle a las otras naciones que le dará prioridad a la demanda de productos made in USA. “Americano compra americano”, sentencia, sin ambigüedad, Trump.

Por su parte, Xi Jinping, desde Davos, lanzó la suya: “Nadie sale vencedor en una guerra comercial (…) si nos decantamos por el proteccionismo”.

¿Qué nos deparará el 2017? ¿Qué consecuencias políticas tendrán estos nuevos vientos? ¿Qué nos quedará de este choque de trenes USA-China? ¿Relevará China a USA en el asiento de mando de la política económica mundial? Lo cierto es que de ahora en adelante se vislumbra un mundo multipolar, así que amárrense el cinturón, el mundo es una tómbola.

@jairotevi

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