Por Carlos Villota Santacruz. Es una realidad. La época en que los encuestadores del censo poblacional anotaban en sus formularios, para el caso de las mujeres, “profesión” o actividad “ama de casa”, es una parte superada del pasado en la historia de Colombia. La razón. La participación femenina fue ganando terreno hasta imponerse en ámbitos que por décadas fueron exclusivos de los hombres.

Y qué decir de su protagonismo en las últimas cinco décadas, en medio de una etapa de violencia, que puede llegar a su fin con la firma del proceso de paz que se desarrolla en La Habana, Cuba, entre el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y la guerrillas de las FARC. Son ellas, las mujeres, que en su calidad de madre, hermanas, abuelas o tías observaron el paso de la violencia. Se aferraron a sus principios y salvaron una generación, que le dice no a cualquier acción de guerra. Una premisa, que descansa en el hecho, que  “tiene la esperanza de encontrar al final del camino la reconciliación nacional”.

En Colombia y en cada una de las regiones, el liderazgo femenino ha estado a la altura de los grandes desafíos, en un territorio que ha sufrido un largo conflicto interno, dejando a su paso miles de víctimas, que hoy reclaman la reparación del Estado.

Las estadísticas hablan por sí solas. 54 mujeres ocupan una curul en el senado y la cámara de representantes. Un número importante de esta población con votaciones altas. Nadie puede desconocer que la mano femenina ha llevado al país hasta puertos seguros en asuntos cruciales. Que han resuelto problemas, que de otra manera persistirían.

Este grupo poblacional, ha comprendido en toda su dimensión la crisis social y económica de un territorio en América Latina que tiene todos los elementos para su desarrollo. Para elevar su competitividad hasta las más altas esferas del orden mundial, si se cristaliza la paz. Por eso, no resulta atrevido decir, que en la mujer colombiana, descansa los cimientos de la paz y el posconflicto.

Todo por cuenta que tiene la vocación, la fuerza, el amor para hacer del el país, una tierra con más futuro que pasado. En esa nación, rica en biodiversidad, con dos océanos y cuna del Nobel Gabriel García Márquez. La mujer es el baluarte de su democracia. Si bien, ha derramado muchas lágrimas por cuenta de la violencia, en su corazón alberga la entorcha eterna de la paz. Un escenario que será analizado desde diversos  ángulos en la VI Cumbre Mundial de Comunicación Política en la Ciudad de México, el 4, 5 y 6 de diciembre. A propósito de este comentario usted que piensa: e mail Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Comments powered by CComment