Por Amylkar Acosta M.-Como lo acota la Secretaria ejecutiva de la CEPAL Alicia Bárcenas, “vemos que, en general, hay un estancamiento. Casi todas las economías se han ido desacelerando y aquellas dependientes de recursos naturales como el petróleo son las que más han sufrido”. Según el FMI, “América Latina no encuentra salida al túnel” y resalta el hecho de que este desplome “no se veía desde la crisis de la deuda de 1982 – 1983”. El lastre mayor que arrastra la economía regional lo constituyen Brasil, Venezuela y Ecuador, con sus economías deprimidas, las cuales entraron a formar parte del que ha dado en llamar el FMI el “club de la tristeza”.

Durante la década 2003 – 2013 la economía Latinoamérica creció en promedio el 4% anual; en el caso de Colombia, el PIB creció por encima de su promedio histórico durante el largo ciclo de precios altos de sus materias primas. Pero, luego vino la destorcida de los precios, de los cuales el último en caer fue el petróleo, que se derrumbaron después de superar la barrera de los US $100 el barril en 2014 hasta bordear los US $30 a comienzos de este año, repuntando recientemente, pero sin rebasar los  US $50. Y, según el Gerente del B de la R José Darío Uribe, una “caída del 40% en el precio del petróleo significa más de 2 puntos del PIB”, he allí una de las causas de la desaceleración del crecimiento del PIB, que se acentúa cada vez más.

Después de un crecimiento del PIB del 6.6% en 2011, este se vino en picada hasta el 4% de crecimiento en 2012, tuvo un ligero repunte en 2013 con el 4.9%, para seguir cayendo en el 2014 con el 4% nuevamente, el año anterior el 3.1% y la proyección del Gobierno para el 2016 es de un 3%, asaz difícil de alcanzar. Estamos más cerca del 2.5% que pronostican Fedesarrollo, ANIF y hasta el propio B de la R, que de la ansiada meta gubernamental.

No sólo la caída de los precios del petróleo y también de su producción contribuyen a la ralentización del crecimiento de la economía colombiana sino la de los demás commodities de los cuales depende, que tienen en China el principal destino de sus exportaciones. Según cálculos del BID, cada punto porcentual de menor crecimiento del PIB del gigante asiático impacta el crecimiento de la economía de América Latina y el Caribe en 0.6 puntos porcentuales. Con la caída de los precios de los commodities, decayó también la afluencia de la inversión extranjera directa, repercutiendo en una reducción del crecimiento potencial de la economía colombiana desde 4.5% anual hasta el rango 3.5% - 4%, situándose en el 3.7%, según el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) que dio a conocer recientemente el Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas. Dicho sea de paso, como lo afirma el ex ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, al cotejarlo con el 4.3%  del MFMP de hace apenas un año, “bajar en 0.6 puntos porcentuales la tasa de crecimiento potencial para siempre tiene consecuencias fiscales de enorme calado”.

Por lo pronto, el FMI prevé un anémico crecimiento de la economía global y luego de recortar su pronóstico anterior en 0.2 puntos porcentuales lo ubicó en 3.2%, similar al año anterior. Ello influirá en el comercio mundial que, según sus pronósticos, crecerá el 3.15, ligeramente superior al 2015 que fue del 2.8%. De allí que no sea dable esperar que el sector exportador impulse mayormente el crecimiento del PIB, máxime cuando no obstante que la tasa de cambio que se ha tornado más competitiva gracias a la maxidevaluación de los últimos dos años, no ha mejorado la competitividad de las exportaciones habida cuenta que las divisas de los competidores también se devaluaron. Además, los precios de los commodities siguen a la baja y por ello no es previsible en el corto ni en el mediano plazo mejoren los términos de intercambio

Es difícil, entonces, que la economía colombiana crezca al 3%, como lo proyecta el Gobierno, toda vez que no cuenta con fuentes dinámicas de demanda que sirvan de galvanizador. Tanto la demanda externa como la interna se han debilitado tremendamente; tanto el consumo privado como el gasto público se han visto golpeados últimamente, el primero por el encarecimiento del crédito y por la pérdida del poder adquisitivo y la segunda por la sensible caída de sus ingresos a consecuencia de la crisis del sector minero – energético. Sectores como el agropecuario y el minero se contrajeron en el primer trimestre de este año en -3.1% y -0.9%, respectivamente; por su parte la industria creció en los primeros cinco meses del año 5.8%, pero cuando le sustraemos a REFICAR se reduce a sólo 2.8%.

Medellín, julio 16 de 2016

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