Preocupa que un gobierno cuyo líder no ha demostrado la mínima entereza democrática logre sumar tres nuevas voces y votos a un tribunal clave para la defensa de la Constitución.

Por Horacio José Serpa Moncada*. - Hoy Petro ya cuenta con un magistrado afín: Vladimir Fernández, su exsecretario jurídico y autor del paquete legislativo del estado de emergencia en La Guajira, declarado inconstitucional en su mayoría por la misma Corte que hoy integra. Un hecho que debería sonrojarnos como país.

Muchas han sido las advertencias sobre amenazas a la democracia desde el inicio del mandato de Gustavo Petro. La oposición, sectores independientes, la academia, la empresa privada y los gremios han alertado, una y otra vez, sobre los riesgos que ponen en peligro el orden institucional, mientras millones de colombianos permanecemos expectantes ante el eventual momento en que el presidente rompa definitivamente el orden constitucional y busque perpetuarse en el poder.

Y razones no faltan para desconfiar del talante democrático del presidente. Ahí están sus ataques sistemáticos a la prensa que lo cuestiona, los señalamientos injuriosos y calumniosos contra líderes de oposición, los constantes ataques a la administración de justicia cada vez que un fallo no le resulta favorable, sus intentos de gobernar mediante estados de emergencia para imponer a la fuerza sus reformas, el uso abusivo del sistema de medios públicos —convertido hoy en un aparato de propaganda que recuerda peligrosamente al modelo nazi— y, por supuesto, la convocatoria, justo en vísperas de la campaña de 2026, de una consulta popular multimillonaria para “refrendar” una iniciativa legislativa ya archivada por el Congreso de la República.

Todo esto, sumado a los escándalos de corrupción y al caos administrativo, resulta menor frente a un riesgo aún más delicado: este año saldrán de la Corte Constitucional tres magistrados —Cristina Pardo, Diana Fajardo y José Fernando Reyes—, lo que le abre al presidente una oportunidad de oro para influir en la conformación del máximo tribunal constitucional del país.

Hoy Petro ya cuenta con un magistrado afín: Vladimir Fernández, su exsecretario jurídico y autor del paquete legislativo del estado de emergencia en La Guajira, declarado inconstitucional en su mayoría por la misma Corte que hoy integra. Un hecho que debería sonrojarnos como país.

Petro tiene la facultad de ternar a quien reemplace a la magistrada Pardo, cuyo periodo termina en mayo. Las otras dos vacantes —la de Fajardo, en junio, y la de Reyes, en septiembre— serán ternadas por la Honorable Corte Suprema de Justicia.

Hasta ahora, la Corte Constitucional ha sido tajante, ha actuado con firmeza y apego a la ley, garantizando la integridad del orden jurídico frente a los excesos del Ejecutivo. Por eso preocupa que un gobierno cuyo líder no ha demostrado la mínima entereza democrática logre sumar tres nuevas voces y votos a un tribunal clave para la defensa de la Constitución.

La elección final será responsabilidad del Senado. Ojalá sus miembros estén a la altura del momento histórico, piensen en el futuro de Colombia y no se dejen seducir por las migajas burocráticas con las que seguramente el gobierno buscará asegurar los votos para sus candidatos.

Bogotá, D. C, 13 de abril 2025

*Administrador de Empresas, especializado en Gobierno, Gerencia y Asuntos Públicos con experiencia en el área financiera y relaciones públicas. Exconcejal de Bogotá, exsenador.

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