Por Gabriel Ortíz.- Cada día que pasa, Colombia, sus riquezas, sus proyecciones y su gente, pierden valor, se abaratan, se deprecian. A nadie parece importarle que de un momento a otro cambiemos de dueño, o amanezcamos con otro patrón, porque los manejadores de la economía, aferrados al neoliberalismo salvaje, van feriándonos y rematándonos, para beneficiar a unos pocos.

No de otra manera podemos entender lo que está sucediendo en los diferentes campos de las finanzas nacionales. El crecimiento para el 2015, se reduce. Lo calculábamos entre un 5 y 6  por ciento. Hoy lo estimamos en un 2.8, pero podrá caer al 1.8%, según el Gerente del Emisor. La inflación, se tasaba en 4.5%, pero el cuadro se descompone aceleradamente. Por ahí pasaremos y de largo.

El dólar –causante de este desbarajuste- esta desbocado, mientras el peso pierde valor minuto a minuto, sin que nadie mueva un dedo. Se creía que al finalizar el año un dólar costaría 3.000 pesos, pero como están las cosas, esa cifra es una quimera. La superaremos, este mes, porque no hay autoridad monetaria, no hay voluntad… ¡hay voracidad y otros intereses!

No se sabe qué nos causa más daño, si la cruenta guerra, la pérfida e infame oposición, o el atroz manejo de una economía con medidas dudosas y tardías, incluyendo la errática reforma tributaria.

Estimaron que la devaluación no significaba nada, y que por el contrario, impulsaría nuestras exportaciones. No midieron el desastre que traería para la producción agrícola e industrial, por el alza de los insumos, que han doblado sus precios en un año. El costo de los alimentos, materias primas, bienes y servicios están ya por las nubes.

La inflación nos cobrará los errores de los “chicago boys” y demás sabios de Harvard, que orientan la deteriorada economía. ¿Por qué se intervino el tipo de cambio para evitar que el peso se fortaleciera y no ahora que se devalúa? Méjico que pasa por las mismas, sacó reservas internacionales para defender su divisa ¡y lo logró!

Lo grave aquí es, que los ambiciosos planes de Santos para disminuir la pobreza y atender otros frentes, se irán al traste, por cuenta de la devaluación.

Vamos hacia el despeñadero. Existen los remedios, pero cualquier medida será tardía, ineficaz, estéril.

BLANCO: Con Roberto Vélez, llega la ansiada calma a los cafeteros.

NEGRO: El incremento del consumo de droga en las escuelas.
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