El Presidente de EE. UU., Donald Trump, aterrizó en Hanói sin grandes pronunciamientos, para reunirse con el líder norcoreano, Kim Jong-un, en otra cumbre sobre Desnuclearización.

El Presidente de EE. UU., Donald Trump, aterrizó en Hanói sin grandes pronunciamientos, para reunirse con el líder norcoreano, Kim Jong-un, en otra cumbre sobre Desnuclearización.

Diez horas después que Kim llegó Trump a la capital vietnamita para la segunda ronda de su única gran apuesta diplomática, el proceso de distensión con Corea del Norte. El avión presidencial Air Force One aterrizó poco antes de las 9 de la noche locales en el aeropuerto internacional Noi Bai.

Silenciosa llegada de Trump

Su discreta ceremonia de llegada, que consistió apenas en un saludo a la delegación vietnamita que acudió a recibirle al aeropuerto y un trayecto en limusina blindada hasta su hotel, contrastó con su hábito de recurrir a tuits grandilocuentes para elevar el perfil de sus iniciativas.

Tal comportamiento encaja con el mensaje que ha enviado Trump en los últimos días: "No tengo prisa. No quiero meterle prisa a nadie. Lo que no quiero es que haya pruebas (nucleares y de misiles por la parte norcoreana). Mientras no haya pruebas, estoy bien", dijo Trump durante un acto en la Casa Blanca.

Trump quiso mostrarse optimista respecto a esta cita, asegurando que espera con impaciencia "una cumbre muy productiva". Aunque el mandatario ha intentado rebajar las esperanzas de que en Hanói se alcance un acuerdo sustancial sobre la hoja de ruta para la desnuclearización de Corea del Norte, después de ocho meses de aparente parálisis en ese proceso tras la primera cumbre de Trump y Kim, celebrada el pasado junio en Singapur.

Al mismo tiempo, la Casa Blanca adelantó la semana pasada que en este encuentro intentará coordinar una "definición compartida" de desnuclearización con Corea del Norte, una tarea no poco ambiciosa dado que Pionyang considera que ese proceso debería incluir también a Corea del Sur.

Multitud para Kim

Antes de la llegada de Trump, la normalmente tranquila estación de tren vietnamita de Dong Dang, fronteriza con China, se engalanó para recibir, este mismo martes, a Kim, tras un periplo de 4.000 kilómetros a bordo de su tren blindado verde oliva. Este es el primer viaje de un dirigente norcoreano a Vietnam desde el de su abuelo, Kim Il Song, en 1964.

Una guardia militar de honor, con impolutos uniformes blancos, recibió a Kim al avanzar por una alfombra roja rodeado de asistentes y personal de seguridad. Escolares enarbolando banderas norcoreanas saludaron al número uno del régimen norcoreano a las puertas de la estación. Vestido con su tradicional traje tipo Mao, Kim saludó sonriente, antes de subir a un Mercedes Benz y partir en convoy en dirección a Hanói, donde fue recibido por una multitud.

Preparativos y expectativas, a discreción

El enviado especial de EE. UU. para Corea del Norte, Stephen Biegun, lleva ya cinco días en Hanói negociando con los norcoreanos los detalles de la cumbre.

Según informes de la prensa surcoreana, la cita, que se celebra este este miércoles y jueves, podría concluir con la firma de una declaración de paz en la península coreana, un documento político y no vinculante pero que tendría un peso simbólico claro en una región que sigue técnicamente en guerra desde el armisticio de 1953. También se espera que EE. UU. y Corea del Norte establezcan oficinas "de enlace" en sus respectivas capitales, un primer paso en el camino para iniciar relaciones diplomáticas entre los dos históricos enemigos.

Muchos analistas ven probable, además, que Corea del Norte se comprometa a inutilizar su centro de investigación nuclear de Yongbyon, el lugar en el que el régimen ha fabricado el combustible para las seis bombas atómicas que ha probado hasta la fecha, a cambio de incentivos estadounidenses. La gran pregunta es hasta qué punto está EE.UU. dispuesto a relajar el sofisticado régimen de sanciones que ha impuesto a Corea del Norte durante los últimos años y si Pionyang considerará satisfactorias las concesiones estadounidenses.

Hanói, 27 de febrero de 2019.-

Por Felicia Saturno Hartt.

Foto: M Vatsyayana AFP.

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