El tercer país más grande de la zona euro es gobernado desde junio por populistas y ultraderechistas. El cambio prometido sigue siendo eso: una promesa, salvo en temas migratorios.

El tercer país más grande de la zona euro es gobernado desde junio por populistas y ultraderechistas. El cambio prometido sigue siendo eso: una promesa, salvo en temas migratorios.

En Italia, la alianza de Gobierno formada por el Movimiento 5 Estrellas y los radicales de derecha de la Liga Norte es conocida como la coalición verde-amarilla.

El diario La Repubblica califica los 100 primeros días del Ejecutivo como "modestos”. "Las promesas de campañas siguen siendo anuncios", tituló el periódico. Luigi di Maio, jefe del Movimiento 5 Estrellas, es ministro de Crecimiento Económico y Trabajo. Matteo Salvini, líder de la Liga, es titular del Interior.

Fuera de Italia, Salvini es conocido básicamente por el rudo cambio que hizo en política migratoria. Fue él quien ordenó el cierre de los puertos a las organizaciones privadas de rescate que salvan a quienes naufragan en el Mediterráneo, e incluso rechazó que un barco de la Guardia Costera italiana, el "Diciotti", pudiera atracar. Cuando, tras numerosas críticas, finalmente el barco pudo llegar a Sicilia, dio la orden de que los inmigrantes no descendieran.

Presión migratoria

Su meta es que "ningún migrante más" ingrese a Italia, como dijo el domingo 2 de septiembre. La Unión Europea se ha mostrado molesta con el curso que está tomando el Gobierno italiano. El chantaje no es un método político que se use en la UE, dijo el portavoz de la Comisión Europea.

A Matteo Salvini no le importó. Él se presenta como un político "de hechos más que de palabras" y forja nuevas alianzas con Hungría y Austria, donde los gobiernos también se oponen a la inmigración.

En su entrevista Salvini también tuvo palabras de aprobación hacia Alemania, que ha insistido en la necesidad de redistribuir en los otros Estados de la UE a los inmigrantes llegados a Italia. A mediados de julio, Salvini acordó con el ministro del Interior germano, Horst Seehofer (CSU), un nuevo "pacto" para defender de la inmigración a las fronteras externas de la UE.

No tan independiente

En Italia, en tanto, Luigi de Maio busca ganar apoyos internos con su propia agenda. Por ejemplo, anunció el retiro de las reformas que el Gobierno anterior, socialdemócrata, había impuesto. También quiere reforzar la protección de los trabajadores en caso de despido. Y el número de contratos de corta duración debería reducirse.

Todas las otras promesas, como un ingreso mínimo para los italianos pobres, una reforma fiscal drástica, una reforma a las pensiones y el retiro del anunciado aumento del IVA deberían estar incluidas en la Ley de Presupuesto de 2019 que la coalición presentará a fines de septiembre.

La agencia de noticias Bloomberg afirma que, para costear las promesas, el Gobierno requerirá de 100 mil millones de euros adicionales. La Ley de Presupuesto mostrará cómo se conseguirán esos fondos, dijo Salvini y declaró que su país es independiente de los mercados financieros, algo que en realidad no es tan así.

Para financiar su deuda pública, que asciende al 130% del PIB italiano, el país depende de bancos e instituciones privadas. El líder del Movimiento 5 Estrellas, Luigi di Maio, dijo que si es necesario no se cumplirá con los criterios de déficit de la UE, y los mercados financieros reaccionaron a esta declaración con un aumento en el precio de la deuda italiana. Luego Matteo Salvini matizó diciendo que no era necesario hacer todo a la vez, y eso relajó a los mercados.

¿Y dónde está el jefe de Gobierno?

El diario La Repubblica calificó de "avalancha de anuncios" los primeros 100 días, anuncios que ahora deben ser procesados. A esto se sumó el colapso del puente en Génova. Esta catástrofe y el fracaso del Gobierno en la supervisión de la infraestructura, han generado un intenso debate sobre si las autopistas privatizadas deben volver a manos del Estado, y cuáles serían los costos de ello.

El Primer Ministro italiano, Giuseppe Conte, que no tiene partido y se ve a sí mismo como el "abogado de todos los italianos", se mantiene en segundo plano. El trabajo va bien, el Gobierno es un buen equipo, dijo Conte en una entrevista a Huffington Post con motivo de los 100 primeros días. "Nosotros no pertenecemos al viejo sistema", aseguró.

Conte fue confrontado en Bruselas especialmente por su exigencia de parar el flujo migratorio hacia Italia. En una cumbre realizada en junio, el académico estuvo de acuerdo con el anuncio de la creación de centros de migración en el Mediterráneo y en el norte de África, aunque hasta ahora no ha ocurrido nada concreto. Sin embargo, a instancias de Italia, la UE detuvo las operaciones de rescate ante las costas de Libia y entregó esa tarea al gobierno libio, que apenas controla una parte del país. Organizaciones de ayuda y la Agencia de la ONU para los Refugiados criticaron esta forma de enfrentar el problema.

"No tienen idea"

El veredicto que entrega el analista Maurizio Ferrara, de la Universidad de Milán, sobre los primeros 100 días, es descorazonador. "No tenían idea de cómo gobernar, y llegaron a trabajar sin tener la más mínima preparación. Estos meses han pasado básicamente como una continuación de la campaña", dijo Ferrara. El Ejecutivo en Roma se ve como uno de cambios, uno que prometió revoluciones. A fines de septiembre, cuando se entregue el presupuesto de 2019, se verá qué de todo esto se hace realidad.

Roma, 10 de septiembre de 2018.-

Por Redacción Ecos Internacional.

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