Toronto, Canada - Muy al contrario, la apertura comercial y financiera ha venido respaldada por el desarrollo de mecanismos de resistencia, que refuerzan la capacidad para financiar políticas contracíclicas. Las medidas fiscales y monetarias deberían sin embargo ser sostenibles, sin comprometer los fundamentos macroeconómicos ni revertir el progreso realizado durante los últimos 5 años en materia de reducción de la pobreza.
Extender la protección social a los migrantes
La transformación de los patrones de migración internacional influirá en la incidencia de la crisis en América Latina. La migración internacional puede y debe ayudar a promover un acceso legal y más flexible de los migrantes a los mercados de trabajo, que responda a la demanda del mercado. La movilidad se puede fomentar a través de programas que ofrezcan los incentivos adecuados y que garanticen la portabilidad de los beneficios y cobertura social entre distintos países.
Fomentar la competencia para disminuir el coste de las remesas...
A pesar de los recientes avances, el coste de la transferencia de remesas a América Latina puede y deber ser reducido aún más. Por mínimas que sean, las rebajas en el coste benefician significativamente a los migrantes y sus familias. Una mayor competencia y un marco regulador más transparente para el envío de remesas a través de telefonía móvil ayudarían a disminuir los costes de transferencia y a formalizar este tipo de envíos a través de canales formales
Aprovechar el potencial de las remesas...
Teniendo en cuenta que tanto el consumo como la inversión sufren con la crisis, las remesas pueden ofrecer un impulso importante para la demanda interna y el desarrollo financiero en América Latina. A pesar de su reciente caída, las remesas son mucho menos volátiles que otros flujos externos y tienden a beneficiar a las familias más pobres. Los gobiernos deben aprovechar la capacidad de las remesas para expandir el acceso a servicios financieros entre sectores tradicionalmente excluidos, así como su potencial para disminuir la percepción de riesgo entre los inversores y financiar proyectos de desarrollo que apoyen la formación de capital humano. Los países latinoamericanos que han abierto sus mercados a la competencia internacional durante la última década no se han mostrado más vulnerables al actual revés económico mundial.
