Paris, 18 de enero de 2018. Por Felicia Saturno Hartt. Foto: AFP.- El Presidente Francés, Emmanuel Macron, planea una nueva ley de inmigración y asilo. Esta apuesta sobre todo por la deportación de solicitantes de asilo rechazados. Sus críticos lo acusan de traicionar sus ideales y promesas de campaña.

La victoria electoral de Emmanuel Macron el año pasado sobre Marine Le Pen, del ultraderechista Frente Nacional, también fue considerada como una victoria de la humanidad sobre la xenofobia. Sin embargo, en temas relacionados con la migración, el presidente francés ahora se muestra más duro de lo que muchos habían esperado.

En su viaje a la ciudad portuaria de Calais, en el norte del país, desde donde muchos migrantes intentan subirse ilegalmente a un ferry para llegar a Gran Bretaña, Macron aseguró que en el futuro todo aquel que sea aprehendido haciéndolo será deportado automáticamente.

El mandatario galo también criticó duramente a organizaciones de ayuda a refugiados que supuestamente cooperan con inmigrantes ilegales y difunden "informaciones falsas" entre ellos.

"Nada de lo que el Gobierno haga pone en duda el derecho de asilo, pero asilo tampoco significa acoger a todos indistintamente", había señalado ya la semana pasada el mandatario galo.

De acuerdo con informaciones de las autoridades francesas, en 2017 se registraron unas 100.000 peticiones de asilo, un 17% más que el año anterior.

Sin embargo, solo a un tercio de los peticionarios les fue concedido el estatus de refugiados. En comparación con Alemania, esto es poco: en este país hubo 187.000 solicitudes, es decir casi el doble que en Francia. Eso sí, la tendencia en Alemania es a la baja.

Macron se enfrenta a una creciente xenofobia en Francia, impulsada no solo por el Frente Nacional, sino también por los republicanos conservadores y su nuevo dirigente Laurent Wauquiez, que quiere reducir la inmigración a un "estricto mínimo".

Por su parte, el presidente galo prometió una nueva ley de inmigración, que se debatirá el próximo mes en el gabinete. Algunos puntos centrales: todos los peticionarios de asilo serán tratados bien -algo que hasta ahora al parecer no siempre había sido así- y se mejorará la integración de las personas con derecho de asilo. En cambio, aquellos inmigrantes cuyas solicitudes hayan sido rechazadas serán expulsados de forma mucho más consecuente.

Christophe Castaner, dirigente del partido La República en Marcha, de Macron, dijo que actualmente solo se deporta a un cuatro% de todos los rechazados. Algo que calificó de "inaceptable".  Y refiriéndose a la ruta del Mar Mediterráneo, agregó: "No podemos recibir a un millón de personas de Libia". Esa fue aproximadamente la cantidad de inmigrantes que Alemania acogió en un solo año.

De lo que ha trascendido hasta ahora, la nueva ley de inmigración y asilo parece centrarse sobre todo en las expulsiones y la intimidación. Por ejemplo se propone la creación de "unidades móviles" encargadas de registrar a las personas en los centros de refugio en busca de personas sin papeles.Además, se pretende tramitar más rápidamente las solicitudes de asilo, en 90 en lugar de 120 días.

Organizaciones de ayuda critican que, por lo general, se necesita tan solo un mes completo para obtener una cita en la oficina de inmigración correspondiente. Además, entre otras cosas, las personas podrán ser detenidas 24 horas en lugar de 16 horas para que se determine su identidad. La detención previa a la expulsión del país se duplicará de 45 a 90 días.

Muchos de los que votaron por Macron habían esperado otra política migratoria de su parte.

Laurent Giovannoni, de la organización humanitaria Secours Catholique, dijo al respecto a la Radio "France Info": "Esta política es retrógrada" porque se usará para deportar a todos aquellos que no sean refugiados de guerra en el sentido más estricto de la palabra.

El Premio Nobel de Literatura Jean-Marie Gustave Le Clézio define la "separación" entre asilo político y migración económica como una "negación de humanidad insoportable".

El martes pasado, incluso Jean Pisani-Ferry, hasta hace poco uno de los asesores más cercanos e influyentes del presidente y un grupo de críticos enviaron una carta abierta a Emmanuel Macron, publicada en el periódico "Le Monde", en donde lo atacan y exigen que "cumpla con nuestros ideales" y termine con una política que pretende mantener a los peticionarios de asilo alejados de Francia.

Macron respondió en Twitter: "Cuando se trata del tema de la migración son necesarias firmeza, eficiencia y humanidad. Humanidad sin eficiencia son solo palabras bonitas. Eficiencia sin humanidad - eso es injusticia". También a nivel europeo, el presidente francés criticó la falta de una política migratoria suficiente y coherente.

En Calais, Macron primero favoreció que países como Grecia e Italia, que acogen a la gran mayoría de los refugiados, deban ser aliviados. Después lo relativizó argumentando que los solicitantes de asilo no deberían poder elegir el país en el que desean quedarse. Según Macron, esto "libraría de cualquier responsabilidad a los países a donde arriban los refugiados". Esto es lo que el mandatario entiende bajo eficiencia y humanidad.

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