El 10 de enero finaliza el periodo presidencial (2013- 2019). Y si algo debe estar seguro Nicolás Maduro, autor de la mayor debacle económica de la historia reciente y de la crisis humanitaria y migratoria más impresionante, es que esta fecha marca el inicio de importantes controversias.
Conociendo la tendencia latinoamericana de culpar a los presidentes por todo en lo sucede, Maduro debe estar algo preocupado. Los incondicionales del ilegítimo Tribunal Supremo de Justicia, ayudantes de su desgobierno, huyen a EEUU, sus compañeros de partido se llaman originarios para deslindarse de su gobierno, el Plan de Recuperación es totalmente un fracaso, el Grupo de Lima exige y exige cada vez más, el Foro de Sao Paulo es un tarantín sin seguidores y Almagro no baja la guardia.
El panorama no es prometedor para el hijo de Chávez.
Los pesimistas dicen que todo seguirá igual. Pero si se ha abierto una brecha. Ya ni Ramonet puede mentir. La Diáspora Venezolana está en cada punto cardinal del planeta hablando del horror a que están sometidos los venezolanos de bien.