El Cabildo Distrital cambió de ritmo. Después de los debates de control político, discusión y aprobación de Proyectos de Acuerdo, el Concejo de Bogotá le abrió paso en su recinto de sesiones, a la poesía, cuyo protagonista fue el concejal Emel Rojas Castillo, quien al lanzar su nuevo libro de poemas: Oda Para una Despedida, consiguió el quorum, esta vez, no con la totalidad de los concejales, sino que con congresistas, funcionarios del gobierno distrital e invitados, llenó las curules y las barras para deleitar con sus poemas a todos los asistentes.
La lectura, en su voz, de los versos del concejal Emel Rojas Castillo, no permitió dejar constancias, tampoco proposiciones, menos votaciones; sólo dejó espacio y tiempo para atender las estrofas con rimas de cada uno de los poemas de Oda Para una Despedida, cuyo mensaje es “un canto inagotable de sueños, de tribulaciones, de tempestades, de fulgurantes metáforas que parecen columpiarse todavía en el arcoíris de su primera infancia”, como lo señala en el prólogo del libro Hugo Cortés Lozano.
Son cuarenta poemas los que brillan con el tinte negro en el pensamiento metafórico de Emel Rojas Castillo. Con el inicio del poema “Hoy” induce al lector a recorrer en versos “La Travesía a la Granja, “Reminiscencias de una Utopía” y “Liturgía”, espacios y tiempos en la vida del autor, que hizo eco en el salón de sesiones del recinto del Cabildo Distrital, en una compilación poética de 96 páginas que demuestran que el concejal Rojas no puede vivir de la política sin los versos ni de la poesía sin la política, cada una en su entorno, según las circunstancias.
Destacó en la lectura del prólogo el poeta Hugo Cortés Lozano que su colega en los versos, Emel Rojas Castillo, “es un estudioso como pocos de la etimología y la semiología de las palabras, nos ofrenda la lucidez descarnada de sus versos en el clamor de una tumba abierta y en el destello de un farol que desplaza las sombras del cosmos, para que su amada o su tormento, se lleve la tempestad de una partida anunciada”.
Todo el recorrido metafórico de la vida de Emel Rojas Castillo, en su tierra natal, La Granja, corregimiento del municipio de Sucre en la Provincia de Vélez en Santander, remplazó los votos para aprobar o archivar proyectos, por los aplausos, luego de la lectura de cada poema que como lo dice en el prólogo Hugo Cortés Lozano “traza una a una las cuerdas que sostienen su propia alma y que hacen del universo de su poesía un sortilegio previsto y una definitiva sentencia donde los duelos y las despedidas, por fin arderán dentro del baúl desvencijado de sus añoranzas”.
Emel Rojas Castillo, el concejal, el poeta, espera que la política le siga dando votos, pero al mismo tiempo un espacio que le permita ir a La Granja para tener respuesta a las preguntas en sus versos del poema “Manojo de Luces”:
¿Cuéntame si la ventana llora
Mis ausencias en la mañana
Y si por fin florecieron las orquídeas?
Dime, ¿Aún no han cambiado
las palabras que abrían tu puerta?
¿En el camino quedan uvas?
¿Sobreviven aquellas moras silvestres?
¿Las ilusiones recuestan todavía
La sombra de la palma?
Confiésame, ¿Todavía sueñas
Con un velero varado en la montaña?
¿Y aquel manojo de luces y estrellas
aún proyecta mi luz bordada a tu alma?
Quiero saber, ¿Se derrumbaron los marcos,
se esfumaron también los signos de nuestro pacto
en esa hoguera donde ardió cada silaba?
Después de una noche de quejas y agravios,
Dime, ¿Desapareció la magia entre nosotros?
Logrará el poeta Rojas obtener las respuestas? Esperamos que el concejal las encuentre en la poesía.
Bogotá, D, C, 17 de agosto de 2018
Por Luis Fernando García Forero