Delhi, 10 de mayo de 2018. Por Felicia Saturno Hartt. Foto: Bobby Yip/ Reuters.- La desaparición de personas es un fenómeno complejo y de múltiples caras. Estos eventos afectan a familias y comunidades y son frecuentes a escala mundial. Sólo en un país como India, ocurre aproximadamente cada seis minutos.

Un gran número de los desaparecidos son secuestrados. Muchos acaban cayendo en redes de tráfico sexual y prostitución. Otros terminan muriendo en las calles o son vendidos como esclavos.

Según la ONG local Bachpan Bachao Andolan (BBA Save Childhood Movement), cada año desaparecen unos 500.000 niños en la nación asiática, la segunda más poblada del mundo después de China, con más de 1.300 millones de habitantes.

Encontrar a los desaparecidos requiere tiempo, recursos y dinero, tres cosas que escasean en India, donde muchas estaciones policiales ni siquiera disponen de teléfono fijo.  Pero el avance de la Tecnología Digital le ha dado al Gobierno Indio nuevas estrategias para lidiar con el problema.

En primer lugar, el Ministerio de Desarrollo de la Mujer y el Niño creó TrackChild, una enorme base de datos a nivel nacional con fotografías de los menores desaparecidos. En ese sitio web se pueden consultar qué menores desaparecieron, cuáles han sido encontrados, denunciar nuevos casos y hacer consultas legales.

La segunda parte de este programa tiene que ver con la tecnología de reconocimiento facial (FRS, por su sigla en inglés). A través de un software, la organización BBA es capaz de comparar de manera automática las imágenes de los niños desaparecidos con las de quienes llegan a hospitales, orfanatos y otras instituciones del país.

Los resultados son asombrosos: en tal solo cuatro días, el Departamento de Policía de Delhi logró ubicar a 2.930 niños y reunirlos de nuevo con sus familias durante el pasado mes de abril de 2018.

Pero ¿cómo funciona esta Tecnología?

Las autoridades de la populosa capital india usaron una base de datos con fotografías de más de 60.000 niños desaparecidos y las compararon con cerca de 45.000 imágenes de niños "no identificados".

Y esta tecnología fue clave para encontrarlos. "Es casi imposible que alguien, de forma manual, revise las fotografías para ubicar a los niños desaparecidos", explicó Bhuwan Ribhu, activista de BBA, a medios locales.

Los sistemas de reconocimiento facial realizan primero un mapeo de los rostros, analizando las características y proporciones de cada uno de ellos. Después, el algoritmo elabora en modelo en base a las fotografías disponibles.

"Si este tipo de software ayuda a encontrar el rastro de niños perdidos y reunirlos con sus familias, nada puede hacerlo mejor", declaró Yashwant Jain, miembro de la Comisión Nacional para la Protección de los Derechos del Niño.

Los críticos del uso de la tecnología, aseguran que este tipo de tecnologías pueden ser usadas por instituciones privadas y fuerzas gubernamentales para espiar a los ciudadanos.

China implementó recientemente un sistema similar para identificar y capturar a posibles criminales y también lo usa para avergonzar a los peatones imprudentes y a los ladrones de papel higiénico.

Otros argumentan que la privacidad de los menores puede quedar al descubierto al almacenar y exponer las fotos públicamente, lo cual podría ponerlos en peligro.

"La vigilancia digital es como un genio que se salió de la botella, y muchos activistas por la privacidad tienen poca fe en que los reguladores lo vayan a controlar".

Pero para un padre y una madre que no tienen recursos para monitorear los movimientos de sus hijos por un smarphone o un chip satelital, es una gran posibilidad. La vigilancia de los opositores por medio de estos sistemas se puede monitorear, criticar, oponer. Pero las desapariciones es un fenómeno que requiere de todos los recursos posibles.

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