Según un nuevo informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), los problemas de salud mental producen más de un tercio de la discapacidad total en Las Américas; sin embargo, solo 2% del presupuesto de salud de los países se destina a la prevención y el tratamiento de estos trastornos.

Según un nuevo informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), los problemas de salud mental producen más de un tercio de la discapacidad total en Las Américas; sin embargo, solo 2% del presupuesto de salud de los países se destina a la prevención y el tratamiento de estos trastornos.

La OPS, por ello, insta a los países a incrementar el presupuesto destinado a la salud mental y asignar los recursos a intervenciones de costo/eficacia más comprobada, es decir, los estados deben aumentar el nivel de financiamiento actual, ya que las brechas de financiamiento oscilan entre 3 veces la inversión actual en los países de ingresos altos y 435 veces la inversión en el país de ingresos más bajos en la Región.

"Existen grandes brechas de financiamiento, pero es mucho lo que aún puede lograrse mediante la reasignación de los fondos hacia la integración de la salud mental en la atención primaria y los recursos comunitarios", dijo la doctora Claudina Cayetano, asesora regional de la OPS en salud mental.

 “El informe de la OPS ofrece a los países la información y las herramientas necesarias para responder mejor a las enfermedades mentales como una prioridad mundial en materia de salud y desarrollo”, agregó.

En América Latina y el Caribe, los problemas de salud mental, incluido el consumo de sustancias psicoactivas, producen más de un tercio de la discapacidad total. De esta fracción, los trastornos depresivos son la causa principal de discapacidad, seguida de los trastornos de ansiedad. A pesar de esto, el gasto destinado a la salud mental representa en promedio solo 2% del presupuesto de salud de los países y de este, alrededor de 60% se destina a los hospitales psiquiátricos.

"Los países de ingresos bajos, en especial, agravan su carencia de recursos al asignar los escasos fondos a hospitales psiquiátricos. Esto significa que quedan desatendidas las personas con los problemas de salud mental más comunes, como los trastornos por depresión, ansiedad y otros que se pueden atender de manera eficiente en un entorno comunitario”, explicó Cayetano.

Invertir en hospitales psiquiátricos va en contra de las recomendaciones de la OPS/OMS, que recomienda su cierre, la prestación de servicios integrados para las enfermedades mentales, en un entorno de atención primaria o en hospitales generales, acompañado de apoyo social. Esto no solo es más costoeficaz, también implica que es más probable que aquellos afectados por enfermedades mentales busquen tratamiento porque se facilita el acceso a servicios locales que no conllevan la estigmatización y el aislamiento que muchas veces se asocian con los hospitales psiquiátricos.

Financiamiento de los servicios de salud mental plantea la necesidad de que exista la voluntad política para afrontar los cambios necesarios para mejorarlos.

La salud mental se considera cada vez más una prioridad mundial en materia de salud pública y un elemento necesario para el desarrollo económico y social. Por ejemplo, en el tercer Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas se menciona de manera explícita el compromiso de lograr cobertura universal de salud que incluya "la salud mental y el bienestar".

Washington, D.C., 1 de marzo de 2019.-

Por Felicia Saturno Hartt.

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