El obispo de Granada, Meta, monseñor José Figueroa Gómez, cumplió 50 años de vida sacerdotal y 20 de vida Episcopal, por esos motivos, la jerarquía eclesiástica de Colombia, rindió un merecido homenaje como reconocimiento a su labor pastoral que siempre ha estado permanentemente signada, según sus palabras en, “vale la pena vivir para servir”, por eso, le agradeció a Dios, y destacó que con la comunidad, su familia, amigos y clérigos, “he ido aprendiendo a ser obispo”.

Por Luis Fernando García Forero.- El obispo de Granada, Meta, monseñor José Figueroa Gómez, cumplió 50 años en el sacerdocio y 20 de vida Episcopal, por esos motivos, la jerarquía eclesiástica de Colombia, rindió un merecido homenaje como reconocimiento a su labor pastoral que siempre ha estado permanentemente signada, según sus palabras en: “vale la pena vivir para servir”, por eso, le agradeció a Dios por ese don y destacó que con la comunidad, su familia, amigos y clérigos, “he ido aprendiendo a ser obispo”.

Monseñor José Figueroa Gómez, nació en Bucaramanga el 22 de abril de 1946, en el hogar conformado por José Figueroa Feria y Felisa Gómez. Hijo primogénito, de cinco hermanos: Mario, Lucila, Rafael, Tomás y Dora. A la edad de 9 años llegó con su familia a la cálida Barrancabermeja en el magdalena medio santandereano.

Los estudios de secundaria los realizó en el seminario menor San Pedro Claver, del puerto petrolero. Estudió filosofía en el Seminario Mayor de Tunja. La Teología la inició en el seminario Mayor de Pamplona y la terminó en Tunja. Siendo sacerdote, obtuvo la licenciatura en Teología con especialización en Pastoral en la universidad Lateranense de Roma.

Se ordenó el 9 de septiembre de 1972 de manos de monseñor Bernardo Arango Henao en la catedral La Inmaculada Concepción del puerto petrolero. El 8 de agosto de 2002, su santidad Juan Pablo II, lo nombró Obispo para la Diócesis de Granada y recibió su Ordenación Episcopal el 12 de octubre del mismo año.

Maestro y guía espiritual             

Conocí al padre Pepe cuando inicié bachillerato en el seminario menor de San Pedro Claver, en Barrancabermeja. Era el guía espiritual, profesor de psicología y filosofía; pero más que un cura, joven y maestro, irradiaba respeto y gran conocimiento de los temas en las respectivas clases, principalmente cuando se refería a Pierre Teilhard de Chardin, un religioso jesuita, paleontólogo y filósofo francés, al que nos recomendaba como lectura, para acceder a la fe y encontrar a Dios en todos los elementos de la naturaleza, incluyendo a la materia.

A todos nos transmitía confianza para acceder a su amistad, la cual compartíamos en cada recreo, dándole gala a la recocha, a las críticas, por las decisiones estrictas en materia disciplinaria, que cotidianamente se llevaban a cabo en el establecimiento educativo.

El padre Pepe, como lo llamamos, era el puente que equilibraba las radicales decisiones disciplinarias del rector y presbítero, Arturo Garzón, QEPD. Entre charla y charla, el joven sacerdote, nos convencía que deberíamos atender y cumplir las normas establecidas, que formaban parte de la educación que se implementaba para formarnos como católicos, apostólicos y ciudadanos de bien al servicio de la sociedad.

Recuerdo cuando cumplió su primer año como sacerdote. Una eucaristía fue el escenario sacramental y espiritual para que en la homilía diera gracias a Dios por ese llamado a la misión pastoral. En sus humildes y elocuentes palabras se atrevió a pedirnos que oráramos por él, para que ese mandato divino que recibió en el Sacramento del Orden, fortaleciera su vocación sacerdotal.

La petición fue directamente proporcional y con efecto, porque Pepe, fue creciendo en la fe y en el servicio a la comunidad, la de su Barrancabermeja, que lo vio y siguió cómo crecía espiritualmente en Cristo, a quien en sus oraciones manifiesta: “Me has guiado con tu palabra y me has enseñado que el auténtico pastor es el que conoce, el que congrega, el que guía, el que busca, alimenta y da la vida por las ovejas”.

Esas bodas de plata congregaron en Granada Meta a varios obispos del país, entre ellos, al de la diócesis de Barrancabermeja, monseñor Ovidio Giraldo Velásquez. El centro del homenaje fue una Eucaristía concelebrada, donde además de la participación del clérigo, asistieron las autoridades administrativas del Meta y del municipio de Granada, sacerdotes de toda la Diócesis, la comunidad, sus familiares y amigos, y por supuesto, exalumnos del San Pedro Claver, incluyéndome además como reportero.   

Monseñor José Figueroa Gómez

Deja todo por la comunidad

El arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia, monseñor Luis José Rueda Aparicio, quien se excusó pero le envió una misiva leída en la ceremonia: “Querido Hermano, usted sin hacer ruido, lo deja todo para estar empeñado en el día a día de sus comunidades. Usted, como el cura de Ars, trabaja en abundante miel del señor, llevando sobre su espalda el peso del día y del calor. Usted, hermano, se entrega en el altar del apostolado cotidianamente a fin de que el pueblo de Dios, esté cuidado y acompañado. Usted, querido hermano, en el cansancio o la fatiga, la enfermedad o la desolación, ha asumido con alegría la misión como servicio a Dios y a su pueblo”.

Agregó monseñor Rueda en la misiva: “Con su testimonio nos ha enseñado a hacer fieles en medio de todas las dificultades del camino. Usted, monseñor José, nos describe con todo ello las páginas más hermosas de la vida sacerdotal en las que resuena con claridad su lema episcopal: “Se en quien he puesto mi confianza”. A usted, que ha asumido con fe los duros trabajos del evangelio, nuestras sinceras felicitaciones, nuestra gratitud y oración por florecer siempre allí donde lo ha plantado el señor”.

Misión Episcopal

Monseñor José Figueroa Gómez ha ordenado 48 sacerdotes en los 20 años de vida episcopal, de los cuales tres sacerdotes han partido a la eternidad. Actualmente la Diócesis de Granada cuenta con 27 parroquias de las cuales 10 las creó desde que asumió como obispo.

Su acción pastoral ha estado marcada por la visita permanente a las comunidades parroquiales y a los establecimientos educativos administrados por la Diócesis de Granada en Colombia, promoviendo la pastoral Educativa en las regiones más apartadas y trabajando en articulación con los maestros por el desarrollo integral de la niñez y la juventud.

Monseñor Pepe, a través de la Pastoral Social promueve la Semana por la Paz, el cuidado de la dignidad humana, defensa de los Derechos Humanos, el cuidado de la tierra y el territorio, experiencia que compartió en el Sínodo de la Amazonía, celebrado en el Vaticano en el año 2019.

Los Verdes Prados

En su homilía de la celebración, monseñor José Figueroa destacó que desde muy joven brilló en el horizonte de su vida sacerdotal, l que denominó: Los Verdes Prados. “Ciertamente que tu misericordia ha sido grande para conmigo y me has hecho recostar en verdes prados. Verdes prados ha sido mi familia, empezando por mi abuelita, mis padres, hermanos, donde aprendí a conocerte y amarte a ti señor y a tratar de servirte en los demás”, afirmó en la homilía.

Esa exaltación y reconocimiento a Los Verdes Prados, motivaron su vocación al servicio de la palabra de Dios para servir con generosidad e ir fraguando su vocación sacerdotal, donde no quedó atrás el seminario mayor de Tunja y Pamplona. Allí, aprendió los fundamentos de la filosofía y teología con quienes le dieron ejemplo formador en la estructura “para que mi entrega del sacerdocio fuese fiel y perseverante”.

Destaca intensa e insistente y verazmente, monseñor Figueroa Gómez, que Los Verdes Prados los ve y recuerda en los 30 años de ministerio sacerdotal vividos en la diócesis de Barrancabermeja. “Fueron años en los que experimenté profundamente tu gran amor para conmigo, porque siempre pude palpar tu asistencia misericordiosa”, enfatiza, al referirse a la misión que le envió Dios, porque “también fue Verde Prado mi ordenación hace 50 años, que la recibí de manos de monseñor Bernardo Arango Henao, jesuita, y que de él aprendí su profunda espiritualidad, su sencillez y su entrega generosa a los demás.

Monseñor Figueroa Gómez, exaltó y destacó la presencia del obispo de Barrancabermeja, Ovidio Giraldo Velásquez y demás obispos de las diferentes diócesis del país, así como los sacerdotes de diferentes localidades.   

“Verdes Prados, han sido estos 20 años de episcopado vividos aquí en la Diócesis de Granda. Veinte años en los que ustedes, sacerdotes, religiosas, laicos, me han enseñado a que permanentemente vale la pena vivir para servir. Con ustedes he ido aprendiendo a ser obispo”, concluyó monseñor José Figueroa Gómez.

 

 

Granada, Meta 29 de octubre de 2022.  

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