Gabriel Ortiz

Por Gabriel Ortiz*.-  Llegaron las fiestas de fin de año, de brujas con mascarillas, tras las que se camuflan terroríficos anuncios impositivos que presagian para los colombianos un 2019 dedicado a los fiscos y a todo lo que ronde los cerebros de nuestros alcabaleros.

A menos de 24 horas de las desorbitadas valorizaciones anunciadas por Peñalosa para mantener la publicidad que lo sostiene y obras innecesarias, se dejó venir la  ley de financiamiento de Carrasquilla, que caerá sobre casi la totalidad de la canasta familiar.

Mientras se golpea sin piedad a las clases populares y en general a todas aquellas conformadas por personas cada vez más desnutridas, contempla una reducción de impuestos para las grandes empresas, que se comprometan a crear empleo.

Nadie alcanza a entender eso de la devolución del IVA a los más pobres dos años después. Ese subsidio no significará nada para entonces. ¡La pobreza financiando al Estado! Vale la pena a un debate sobre este particular. ¿Qué tal esa platica durante tanto tiempo de ventanilla en ventanilla con tanto político suelto?

¿A alguien se le ocurrirá un mecanismo para disminuir el impacto que recibirán los más pobres colombianos que ingresarán a las ventanillas de la Dian, como flamantes contribuyentes temporales? ¿Se buscará convertirlos en menesterosos contribuyentes evasores?

El proyecto incluye rudos golpes para los pobres y beneficios para contribuyentes que tienen fortaleza para pagar impuestos. Mucho ojo, porque mientras la gran industria reducirá sus cosos y podrá aumentar su producción, los consumidores se reducen y podremos entrar en una parálisis económica de grandes proporciones, que lesionará a industrias pequeñas, medianas y grandes. La puerta que queda abierta a la Economía Naranja y al campo, no alcanzará para suplir ese fenómeno de abundancia productiva sin compradores.

Como siempre, la clase media, solo servirá para inducirla a votar, para fortalecer a los políticos y para surtir con sus impuestos a la corruptela que necesita dinero, porque ya no hay que robar. Para ella no hay nada. Son muchos los “articulitos” repletos de “trampas al centavo”, que hay que estudiar antes de aprobar.

Entre tanto, nadie entiende el juego del Banco de la República con el dólar. En solo el mes de octubre la devaluación llego 8%. Esa manera de actuar del Emisor, pone a pensar con más preocupación, lo que puede pasar con las devoluciones del IVA a los pobres dentro de 2 años. ¿A cómo estará el dólar? ¿Qué se podrá comprar con un peso?

El Banco está comprando dólares caros, incrementando artificialmente la demanda y acelerando ficticiamente la devaluación.

Hay mucho por resolver en poco tiempo. Algo alentador: los partidos –sin mermelada- miran con recelo la reforma. Eso es un buen augurio. Pero… no hay nada para controlar la corrupción…

BLANCO: El ranking mundial da el quinto puesto en Latinoamérica a la Universidad de los Andes y el 10 a la Nacional.

NEGRO: Se le aguó la fiesta a Peñalosa: no habrá alargue del período. Le falló la maniobra.

Bogotá, D. C, 2 de noviembre de 2018

*Exdirector del Noticiero Nacional y de Notisuper.

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