Por Ariel Ávila.-German Vargas Lleras tenía dos posibilidades; moverse al centro o moverse a la derecha. Estaba y está en una posición incómoda. Básicamente convertirse en un defensor a ultranza del proceso de paz no iba a hacer que los del sí lo apoyaran y a la vez convertirse en el más crítico del proceso de paz, tampoco le iba a dar confianza a los del No. Su capital político actual podría estar entre los 3 y 4 millones de votos. Un capital importante, pero insuficiente al final, ya que se prevé que votarán cerca de 18 millones de personas de las 36 millones habilitadas para hacerlo en 2018. Para estar en segunda vuelta se necesitan al menos 6 millones.

Si bien hay más de una veintena de candidatos y precandidatos presidenciales, al final esto se disputará entre cuatro. El candidato del uribismo, Vargas Lleras, el que salga de la coalición de Fajardo-Claudia y el que salga de la consulta liberal, que hasta el momento sería Humberto de la Calle.

Colombia tenía dos alternativas para el debate: o la campaña se polarizaba, una vez más como en los últimos 30 años, entre guerra y paz, o el país avanzaba hacia una discusión sobre temas de corrupción,  de modelo educativo y de equidad social. Al parecer, y como signo trágico de este país, la primera opción es la que tomará la sociedad colombiana. Al menos así lo perciben todos los candidatos, aunque Fajardo y Claudia luchan por imponer una agenda más moderna.

Por tanto, el cálculo de Vargas Lleras no es apresurado, es bastante estudiado, pero todo parece indicar que será errado al final, los presupuestos son los siguientes. En primer lugar, Cambio Radical parte del principio de que la segunda vuelta será entre el uribismo y ellos, por tanto lo que necesitan es pasar a segunda vuelta, y una vez allí, los ciudadanos de centro y centro izquierda preferirán a Vargas Lleras que al uribismo. Eso que se llama popularmente votar por el menos peor. Si sucediera lo contrario el efecto sería el mismo, la derecha preferirá a Vargas Llegas que a cualquier otro.

En segundo lugar, Vargas Lleras tiene un voto de maquinaria importante, cerca de 10 alcaldías y al menos 6 gobernaciones le trabajan a su candidatura. Cuenta además con una estructura partidista en varias zonas del país, concejales, diputados y líderes locales. Todo eso le da alrededor de 3 millones de votos. Si no existieran coaliciones, por ejemplo la de los verdes y Fajardo o la de los liberales y La U con otros sectores, con esos votos le bastaría a Vargas Lleras para pasar a segunda vuelta. Pero en la medida en que se acerca la posibilidad de las coaliciones a Vargas Lleras no le quedó otra alternativa que salir a disputarse los votos de opinión, campo en el que está bastante debilitado. Cambio Radical percibe que los votos de opinión más fáciles para ellos están a la derecha y por ellos van.

En tercer lugar, Vargas Lleras está intentando construir un discurso para atraer el mundo empresarial. En el mundo surrealista de los empresarios hay la convicción de que el castrochavismo es posible en Colombia, de que las Farc han orquestado un gran plan internacional para la toma del poder y de que ellos están en la mira. Aunque esto parece ridículo y hasta chistoso para cualquier ciudadano informado hay gente que lo cree, y Vargas Lleras ha querido imponerse como el defensor de este mundo empresarial. Por ello se radicaliza en su discurso.

Al final la estrategia es ‘amarrar‘ políticos por todo el país para fortalecer el aparato de Cambio Radical, como por ejemplo los Cotes del Magdalena, herederos de la parapolítica, o los cuestionados Aguilar de Santander. A la vez, moverse hacia la derecha a disputar los votos de opinión y claro garantizar empresarios para la financiación, aun a costa de la justicia. Por ello su empeño en excluir a los terceros de la JEP.

Esto significa que la idea aquella de que el uribismo y Vargas Lleras iban a segunda vuelta se desdibuja, ya que de derecha solo pasará uno. Por los lados de centro derecha, centro y centro izquierda cobra cada vez más fuerza una alternativa para ir a segunda vuelta. La alianza Fajardo-Claudia parece, al menos por las encuestas, la alternativa más seria. 

Por otro lado: Se nos fue Luz Gabriela Arango, una de las mejores sociólogas del país. Fue mi profesora, con ella vi sociología contemporánea I –Bourdieu-. Entendí hasta dónde llega la agencia del ser humano, y hasta dónde la estructura social lo condiciona. Entendí el concepto de clase social como categoría de análisis, pero sobre todo, entendí eso que se llama sociología de la dominación. Sus últimos años los dedicó al estudio de las teorías feministas y de género. Durante mucho tiempo hizo parte del Departamento de Sociología de la Universidad Nacional, uno de los mejores del continente.

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