Realmente trágico y revelador de la descomunal descomposición social y de la metástasis que ha logrado la corrupción en Colombia, es lo que se viene conociendo, por entregas, de lo sucedido en la última selección de muchos directores de hospitales o Empresas Sociales del Estado –ESE- en el departamento de Antioquia.
Desolador el panorama: Algunos centros universitarios se vienen prestando no solo para escoger a dedo a sus amigos políticos, mientras que otros administran una verdadera empresa para obtener dinero, donde la selección de los gerentes de los hospitales tiene un precio, dependiendo de la importancia y el presupuesto que esta institución maneje. Existen tarifas para seleccionar gerentes de hospitales. En una notícula de esta columna ya había denunciado, en términos generales, lo que estaba sucediendo.Igualmente algunos congresistas conservadores ya lo habían insinuado en un debate en la Cámara de Representante y otros lo han dicho en medios de comunicación.
Varias son las terribles consecuencias que este triste espectáculo de corrupción presenta: 1- Un gerente o un alcalde que tienen que “comprar” la dirección de una ESE,obviamente tiene que llegar al cargo a“recuperar la inversión” que hicieron, lo que agrava de manera preocupante la calamitosa situación de la salud en Colombia. 2- Si la designación del más importante funcionario de un hospital se origina en un aberrante acto de corrupción, la gestión de este funcionario estará signada por el mismo mal. Es decir que no se limitará durante su gestión a recuperar el dinero invertido para comprar el cargo, sino que actuará siempre en procura de enriquecerse rápidamente y antes de que termine su mandato. 3- Lo más triste, Universidades que están formando los profesionales del futuro, la clase dirigente de Colombia para el mañana, entregadas al más deprimente mercado de corrupción unas y de clientelismo otras.
Candidatos que ya sabían su destino triunfador, dineros entregados a familiares de políticos para garantizar el éxito en los concursos, exámenes que se repetían a posteriori para reemplazar al que habían presentado y en el que habían obtenido una mala nota.
Es también preciso aclarar que hay centros universitarios que no trafican estos puestos por dinero y que“simplemente” designan a los amigos políticos de sus preferencias. Eso también es corrupción, eso tambiénproduce asco en la opinión pública, eso también es un pésimo ejemplo para sus educadores y sus educandos. Las universidades no se pueden prestar para falsear de tal manera unos concursos que les entregó el legislador creyendo que de esa manea se purificarían los procesos de selección de los administradores de la salud.
Obvio, también existen universidades que correctamente hacen su trabajo. Tienen procesos de selección transparente y confiable. Tristemente pocos municipios acuden a estos centros docentes, pues muchos alcaldes prefieren al que les garantice la selección de su compadre en un cargo de tanta importancia.
¿Alguien le pondrá el cascabel al gato?