“La modernidad y la tecnología han hecho al mundo más cercano, pero más frio, nos preguntamos cómo será la sociedad del futuro, ¿cuándo gran parte de las actividades sean sustituidas por la Inteligencia Artificial?”

Por Juana Yolanda Bazán Achury*. - Hoy no escribiré sobre política, corrupción o asuntos jurídicos, cambiaré el tema, hablemos de las cosas buenas que hemos perdido, época en que no había odios, ni rencillas, ni hermanos separados, se hablaba el mismo idioma pese a ser contrarios en las ideas, pero comprometidos con la vida; recordé la época epistolar, estando de visita en la Feria del Libro, tuve muchas emociones al ver tanta gente que todavía se interesa por los libros.

La lectura en el papel es insustituible, es un verdadero deleite disfrutarla, en tanta variedad de títulos de libros, me llamó la atención el del escritor de apellido Galarza, titulado “Mi época epistolar”, al ojearlo encontré el esbozo de muchas cartas y pensé: La costumbre epistolar desapareció con la época moderna.

Que emocionante era cuando esperábamos el correo con ansias, para recibir noticias de los ausentes o también esperábamos un telegrama, cuando llegaba una carta nos emocionábamos y hasta la olíamos, con la esperanza que trajera las noticias de un ser querido, nos generaban grandes emociones, incluso cosas que pudieran parecer cursis, pero tenía valor sentimental y cuando se despedían ponían la famosa frase, tuyo o tuya firmando la misiva.

La época epistolar es tan antigua que, en la biblia, siendo el libro más viejo contiene las epístolas escritas por los apóstoles (Las Cartas), muchas veces escuchamos en las iglesias la epístola de San Juan, la epístola de San Lucas, la epístola de Pablo, y las epístolas también están en los evangelios; a través de ellas precisamente de este género se ha comunicado por siglos la Iglesia Católica con los creyentes.

Con la llegada de la modernidad, internet, teléfonos inteligentes, el email, whatsApp y toda forma de inteligencia artificial, no se ha vuelto a escribir una sola carta, se acabó la época epistolar  ya no podemos desahogarnos en cartas y letras, con ella se perdió la confianza y  la comunicación a través de las letras, todo es absolutamente impersonal, las letras son todas iguales, no se diferencia quien escribe, con una carta manuscrita, se sabía quién escribía  por su caligrafía,  su ortografía y redacción. La letra demostraba la personalidad del remitente.

Quienes pertenecemos a la época en la que se caminaba tranquilamente por la calle, jugando en el vecindario, vivimos la juventud, sin acceso a los medios digitales, ni redes sociales, ni cámaras de vigilancia, por lo que el trato con los vecinos era familiar, vivimos alejados de la robótica y éramos felices.

En esa época se respetaba a los mayores, se recibían consejos de los tíos, de los abuelos, había acatamiento hacia los profesores a quienes se admiraba, más no eran objeto de burlas como hoy. Los consejos y ayudas no eran impersonales, a través de las redes sociales como sucede ahora, donde es mejor buscar las soluciones a través de Internet, que socializar los problemas con quiénes están en disposición de ayudar.

Se escuchaban serenatas y los chiflidos de los muchachos, cada persona tenía una forma de silbar que la identificada, para llamar o convocar a la reunión de amigos de colegiales.

Los piropos eran discretos y elegantes, para cortejar una mujer, nunca para irrespetarla. La sexualidad estaba rodeada de respecto, recato y dignidad, hoy, a través de las redes sociales todo se hace público, hasta los más íntimos detalles.

La tecnología ha transformado nuestra vida cotidiana. Hoy en día, no es posible imaginar un mundo sin smartphones, computadoras y acceso a Internet. Los avances tecnológicos nos han brindado una gran cantidad de herramientas y servicios que nos hacen la vida más cómoda y eficiente. Desde la posibilidad de comunicarnos instantáneamente con personas de todo el mundo hasta la facilidad de acceder a información y servicios en línea, la tecnología se ha convertido en una parte integral de nuestra rutina diaria.

Con estas grandes trasformaciones tecnológicas, como sociedad nos debemos interrogar por los aspectos éticos y de privacidad. La recopilación masiva de datos personales nos lleva a preguntarnos, ¿quién tiene acceso y control sobre nuestra información personal? Además, el uso de tecnologías como la inteligencia artificial y el reconocimiento facial plantea preocupaciones en términos de discriminación y violación de la privacidad.

La tecnología es de una gran utilidad y ha permitido en muchos aspectos el avance de la sociedad, como el acceso a los programas educativos con su amplia cobertura, la telemedicina, la ciencia y la cultura; por ello se hace cada día necesaria e indispensable.

Qué bueno sería que pudiéramos aprovechar los beneficios de los avances tecnológicos, preservando las cosas buenas que siempre nos han caracterizado como el respeto hacia los demás, la tolerancia, el cuidado de la familia y los amigos, la originalidad, el  aprender a escucharnos en la diferencia y que podamos entre todos construir una sociedad en el que se interactúe con las herramientas tecnológicas, sin dejar de lado el verdadero valor de las relaciones sociales y familiares, que son las que nos permiten construir la espiritualidad para ser verdaderamente felices.

La modernidad y la tecnología han hecho al mundo más cercano, pero más frio, nos preguntamos cómo será la sociedad del futuro, ¿cuándo gran parte de las actividades sean sustituidas por la inteligencia Artificial?

Bucaramanga, 14 de mayo 2024

*Abogada. Ex representante a la Cámara.

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