La Postguerra como periodo histórico tuvo en 1949 un hecho histórico que ha impactado la política global. La proclamación de la República Popular China hace 70 años es una situación que aún, con sus contradicciones y particularidades, se ha definido como un factor polémico en 7 décadas, que agravó la situación mundial y hoy ejerce una influencia importante.

La Postguerra como periodo histórico tuvo en 1949 un hecho histórico que ha impactado la política global. La proclamación de la República Popular China hace 70 años es una situación que aún, con sus contradicciones y particularidades, se ha definido como un factor polémico en 7 décadas, que agravó la situación mundial y hoy ejerce una influencia importante.

La victoria de los Comunistas Chinos, bajo el liderazgo consolidado de Mao Zedong, en un país rural e inmenso, donde los conflictos continuos contribuyó a germinar un cambio terrible en sus acciones y contundente en sus consecuencias, determina la mirada de los EEUU y sus aliados políticos.

China y no Rusia, logra posesionar a Asia, un continente tan diverso con la realidad global, como un escenario principal, que, a pesar de la Guerra de Corea, que dividió la península, se mantiene hasta hoy. Hubo hasta la posibilidad de una posible Tercera Guerra Mundial.

El impacto de la Revolución China fue profundo, no sólo en Asia, sino en el mundo entero. La mezcla de ese expansionismo y esa radicalización comunista cambió por completo la visión de muchos conflictos, agregando las variables culturales como la  visión de tunel y la etiquetación. Si eras chino, eras comunista. Si simpatizabas con EEUU, eras súbdito del Imperio.

Indudablemente que este largo proceso sólo fue útil  políticos de ambos bandos, porque la población, como siempre, vivió el impacto de un modelo que buscó cambiar e incluso desconocer la inmensidad de su cultura. Afortunadamente, la milenaria Cultura China fue más fuerte y sólida que el aparato estatal de Zedong y su afán de futuro ha hecho a ese periodo temido sólo una fase. Porque la desigualdad no se puede transformar con fanatismo y más dominación.

La Guerra Fría, ese nefasto periodo de tensión mundial, fue un utilísimo periodo de consolidación de dos visiones del mundo. Por un lado los chinos aupaban los cambios revolucionarios, muchos fallidos pero con cierta timidez, dejando el testigo a la Unión Soviética y por otro EEUU aupaba otras realidades políticas que incluyeron hasta terribles dictaduras.

Hoy China celebra los 70 años de su Revolución Cultural con grandes pendientes y contradicciones. Con un exitoso desarrollo económico, producto de una formación reiterada de sus nacionales y la implementación de un Modelo Económico competitivo y un ambiente de protestas, como las de Hong Kong, de presos políticos, de inmigrantes, de una burguesía muy alejada de su credo político original, pero rica e influyente en todos los órdenes societarios.

Mao Zedong, hace 70 años, no se equivocó que el Liderazgo de China se iba a sentir, no por la patada al suelo que movería al mundo, sino por constituir la prueba permanente que el Comunismo nunca ha sido sino un Totalitarismo con represión y doctrinas.

Pekin, 2 de octubre de 2019.

Por Felicia Saturno Hartt.

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