Maduro no para de mentir. De regreso de China, donde pasó el sombrero para mantenerse en el poder, socavando la soberanía económica de Venezuela, hizo una parada en Estambul, supuestamente invitado a comerse una carnita en uno de los restaurantes más caros del mundo, el del carnicero turco, Balt Bae. Pero como las mentiras tienen patas cortas fue más que evidente que fue un montaje para intimidar a los venezolanos.

Maduro no para de mentir. De regreso de China, donde pasó el sombrero para mantenerse en el poder, socavando la soberanía económica de Venezuela, hizo una parada en Estambul, supuestamente invitado a comerse una carnita, en uno de los restaurantes más caros del mundo, el del carnicero turco, Salt Bae. Pero como las mentiras tienen patas cortas, fue más que evidente su montaje para intimidar a los venezolanos.

La indignación fue general y el pobre turco tuvo que sufrir las protestas de los migrantes venezolanos en sus restaurantes de Miami y Nueva York. No le quedó otro remedio que borrar las fotos con Maduro de su IG y de Twitter.

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