La visita del polémico Presidente de EE.UU. Donald Trump, a Israel sorprendió a más de uno. Por el significado político, hasta ahora, los mandatarios europeos y estadounidenses habían evitado visitar el Santo Sepulcro y el Muro de las Lamentaciones.
A su llegada a Tel Aviv, Trump ha dicho que "es una oportunidad poco común de traer la seguridad y la estabilidad a la región". Esto nadie lo duda. E incluso plantea que la embajada de su país esté en Jerusalem.
Indudablemente, Trump quería ver un muro, único vestigio del Templo de Salomon, que durante más de 2000 años ha atraído a judíos y no judíos, por el profundo sentimiento religioso de comunicación divina, el teléfono más eficiente para conectarse con Hashem.
¿Será que el populista Trump desea comunicarse con Dios?
¿Será que Trump pidió la iluminación divina para levantar el suyo?
Veremos.