Lo que significaba el triunfo de Donald Trump a ninguna persona, medianamente cuerda, tenía que asombrar. Él es un personaje producto de las contradicciones de la mala política. Significa el triunfo de la inconformidad y el resentimiento. Y al Igual que Hugo Chávez, será el maestro de la improvisación, la incertidumbre y las decisiones riesgosas.

Obama estuvo al tanto del alcance de esa elección. Y a pesar del poco impacto político de la candidata demócrata, por aburrida y escasamente carismática, su apoyó fue incondicional.

Hoy por hoy, la construcción del muro de la frontera de México, la salida de los EE.UU. de la Alianza del Pacífico y la retirada de la versión en español del sitio web de la Casa Blanca,  es sólo el comienzo de un apedrado camino de errores, propios de un populista de derecha.

Gracias a Dios que las instituciones democráticas son fuertes aún en los estados de la Unión Americana. Bueno, por ahora.

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