El cambio climático, el uso desmesurado de pesticidas, la proliferación de potentes antenas, la deforestación, la erosión, nuevos virus y ácaros, y los saqueadores o ladrones de miel, entre otros, son los principales factores que afectan el mundo de las abejas. Su despoblamiento es una realidad a nivel mundial. Empezó en los Estados Unidos, donde la pérdida de colonias ha superado el 30%, en Europa llegó al 55% y en Colombia se reportan detrimentos en más del 40%.
Alguna vez Albert Einstein aseveró que: “si las abejas perecieran, a la especie humana, sólo le quedarían cuatro años de vida”. Es que este particular insecto es el responsable del 90% de la polinización mundial. Ese es el proceso que se desarrolla desde que el polen deja el estambre en el que ha sido generado hasta que llega al pistilo en el que germinará, fecundándose la flor, haciendo posible, los frutos y semillas. Por ellos, las abejas y demás polinizadores, son vitales en la cadena alimenticia.
Ante este panorama, cada día más desolador, muchos países se han puesto en la tarea, de promulgar leyes o reglamentos, que procuran, no solo preservar la especie, sino para que la cría y cultivo de abejas vuelva a ser un negocio rentable para los apicultores.
En Colombia se tramita un proyecto de ley, “Por medio del cual se reglamenta la protección de las abejas, el fomento y desarrollo de la apicultura en Colombia y se dictan otras disposiciones”. Ecos Políticos, logró entrevistar a uno de los apicultores más experimentados del país y líder de este gremio, Rafael Décola, quién lleva más de 40 años al frente de esta agroindustria, la cual desarrolla a través de su empresa “Colmenares la Flor”.
Ecos: ¿Cuál es el verdadero panorama de la apicultura en Colombia?
RD: Es muy desolador lo que viene ocurriendo con la apicultura, no solo en Colombia, sino a nivel mundial. El uso indiscriminado de pesticidas que envenenan nuestras abejas y despueblan a las colonias hasta llevarlas a su extinción, así como también ocurre con los herbicidas, que destruyen plantas que son útiles a las abejas, son factores que nos están llevando a la desaparición global de las abejas y a que la apicultura deje de ser un negocio lucrativo. Igualmente, el cambio climático, así como la creciente deforestación y el uso de nuevas tecnologías que obligan a la puesta desmesurada de potentes antenas, afectan gravemente a estos insectos. Ante esta triste realidad, no hemos encontrado apoyo del Gobierno, y solo ahora, ante la gravedad de la situación, algunos legisladores, están interesados en sacar avance una legislación, más benévola para este sector.
Ecos: ¿Qué influencia tiene el cambio climático en el mundo de las abejas?
RD: En primer lugar, el cambio climático tiene una incidencia directa en la secreción del néctar de las flores, principalmente algunas leguminosas, que son las principales fuentes de néctar, pues actualmente, muchas florecen, pero no lo segregan, lo que traduce, en la escasa producción de miel de abejas, el cual es nuestro principal producto. Los repentinos cambios atmosféricos, que distorsionan los períodos de lluvias, también terminan desorientado a las abejas, mermando la obtención de los distintos productos apícolas.
Ecos: Actualmente cursa en el Congreso, un proyecto de ley, mediante el cual se fomenta la protección de las abejas y el desarrollo de la apicultura. ¿Qué esperan los apicultores de esa ley?
RD: Que se fomenten campañas educativas, se concientice a la población de la importancia vital de las abejas y las bondades de sus productos, incentivando su consumo. Que se adpdote un marco jurídico donde haya un efectivo control en el uso de pesticidas y herbicidas, declarándose zonas de conservación, libres de estos agentes perturbadores, los territorios donde hayan apiarios o colmenares, hasta cinco kilómetros a la redonda.
Ecos: ¿A nivel regional y local si hay interés por la defensa de las abejas y el desarrollo del sector apícola?
RD: Las gobernaciones y alcaldías deben estar dotadas de herramientas jurídicas y logísticas para hacer masivas campañas de reforestación de árboles y plantas melíferas. Que el INVIMA y las secretarías de salud, decomisen de manera efectiva, mieles adulteradas, que aparte de ser una ilegítima competencia para nosotros, ellas afectan de manera grave la salud humana.
Ecos: ¿De parte del gobierno hay estímulos, recursos para proteger y desarrollar la industria de la apicultura en el país?
RD: Algo muy importante para estos momentos de crisis del sector, es que se autorice al Gobierno, ojalá se establezca en la ley, auxilios y subsidios a los apicultores por las colmenas actuales y estímulos para las nuevas creaciones de colonias. Solo así, se podrá asegurar la subsistencia de nosotros, como sector económico, y la propia subsistencia de la especie.
Ecos: ¿Directa o indirectamente se hace la guerra para desaparecer a las abejas por ejemplo con los herbicidas tipo glifosato. Suena lógico en medio de un posconflicto?
RD: Metafórica su apreciación, pero es real. Los apicultores, queremos hacer nuestra propia contribución a la paz de los colombianos. Queremos enseñarles, no solo a los miles de excombatientes, sean exguerrilleros o exparamilitares, y a los hombres y mujeres del campo, el maravilloso mundo de la apicultura, como fuente de ingresos, que le hagan posible su derecho a una vida digna, pero para ello, necesitaríamos la férrea voluntad, no solo del Gobierno central, sino también de los territoriales, para revivir la apicultura en Colombia y sus consecuentes beneficios.
Ecos Políticos: Don Rafael, ¿a dónde se pueden dirigir las personas, que quieran una asesoría de parte suya, o adquirir a través de su empresa, Colmenares La Flor, los productos apícolas?
RD: Tengo mis apiarios en el Departamento del Atlántico y mi planta en el municipio de Baranoa, me pueden ubicar en el celular 301 6908484. Permítame a través de este medio hacer un llamado para que aunamos esfuerzos y busquemos de una u otra manera salvar el sector, pero más importante aún, protegiendo a las abejas, para que no se deteriore y acabe la especie humana.
Barranquilla, 4 de enero de 2019.
Por Luis Fernando García Forero.
Foto: Ecos Media